miércoles, 4 de noviembre de 2015

ARCHIVOS DEL VIEJO HOTEL IX

ARCHIVOS DEL VIEJO HOTEL IX



EL PERSONAL

De los archivos del viejo hotel deduzco que el personal del hotel de los disparates era de lo más variopinto y desde luego jamás habría sido contratado en ningún otro hotel del mundo, ni siquiera de media estrella tirando a meteorito árido. No es comprensible que puedan existir empleados de esta guisa y jaez, ni siquiera personas, seres humanos, la única explicación que se me ocurre es que su director el Sr. Pestolazzi era ya de por sí un personaje tan raro, tan insólito, una tal “rara avis” que no es de extrañar que atrajera al resto de aves tropicales y hasta antárticas de todo el mundo que no habían encontrado acomodo en parte alguna.

Vamos a ir uno por uno haciendo una pequeña semblanza e intentando explicar, didácticamente, cuáles eran sus cometidos en el organigrama del hotel y las diferentes funciones que cada quisque desempeñó en este disparatado hotel, que nunca fueron las mismas, ni a veces se sabe muy bien por qué uno aparece donde no debiera y otros que debieran aparecer no aparecen, ni aquí ni allá.

CLARA ALEGRÍA

Personaje de Ximena que tal vez esbozara yo, moderador del taller, en los primeros momentos de su puesta en marcha. Necesitábamos personal y de forma urgente, porque si venían los huéspedes no era cuestión de que se atendieran los unos a los otros. Este personaje era el más alegre de todos los personajes y además tenía un encanto que sobrenadaba a su belleza de camarerita de comedia de hotel de Hollywood. Estos son los archivos que se conservan.

Esta queda a consideración del dios Ra, ya que es el que la había creado, para quedar atrapada en el ascensor, y yo me apunté para hacerla.Clara Alegría(tal es su nombre), es una muchacha muy bonita, como corresponde al personal del hotel. Tiene un cuerpo llamativo, y lo sabe. Por tanto, el uniforme siempre le va demasiado ceñido y las faldas son tan mínimas, que cada dos por tres, es llamada al orden por sus superiores. Le entregan nuevo uniforme, apetecible pero discreto, y ellaa lo usa un tiempo, para suavizar la situación, pero en cuanto lo da por olvidado, vuelve al uniforme anterior. Y si le exigen que entregue el uniforme mínimo, mete tijera y aguja en el nuevo.
Es muy eficiente, tiene encanto, y como de vez en cuando clientes importantes manifiestan la predilección de ser atendidos por ella, el jefe deja pasar. Sueña con enamorar a algún hombre rico, y en el hotel hay muchos de ellos, pero hasta ahora, los amores que ha despertado, han sido puramente hormonales, y no han terminado ni en civil ni en iglesia,como ella quiere, sólo entre las sábanas de algún señor entusiasta que luego se va como ha llegado. Pero ella es desenfadada y alegre, no se desanima en su intento ni pierde las esperanzas.







Gran hallazgo el nombre de esta camarerita que dará muchos días de gloria al hotel "Joie de vivre". Creo que el personaje es perfecto para dar un poco de juventud y alegría a este grupito de carcamales que son los humoristas del congreso. El esbozo me parece perfecto y ya tiene adjudicado un papel: servir a escondidas copas a los humoristas (lo tienen prohibido por lo que la camarerita lo tendrá difícil). Ya veremos como funciona pero creo que el personaje va a dar mucho juego.


EL DOCTOR PHILIDOR

También escrito Filidor o como se le quisiera llamar en cada escena, fue uno de mis primeros personajes. Era el médico del hotel y muy aficionado al ajedrez. Por aquel entonces el moderador andaba jugando partidas virtuales contra una máquina en un programa recién adquirido y no es de extrañar que la defensa Philidor se le quedara en la cabeza, razón por la que quiso que este personaje que no dio demasiado juego se llamara así. Estos son los documentos que se conservan.





              EL DOCTOR FILIDOR

 Gran aficionado al ajedrez. Logró su plaza de médico residente en el hotel Joie de vivre  -donde tiene una habitación permanente en el último piso, con vistas al mar- gracias a la influencia de un amigo, gran maestro del ajedrez. Ambos pisaron por primera vez el mejor hotel del Cosmos, en opinión de su director Sr. Pestolazzi, con ocasión del campeonato del mundo de ajedrez, concedido por primera vez a este pais, Terraluz, y el doctor Filidor decidió quedarse en él para el resto de sus días.

 Para ello pidió a su amigo, cuyo nombre no vamos a dar, porque el nepotismo sigue estando mal visto a pesar de su lado positivo, que intercediera ante su director Sr. Pestolazzi, con el fin de que le fuera adjudicada, a dedo, la plaza vacante de médico residente, creada expresamente por imposición de la FAJEM (Federación de Ajedrez Mundial). Los gerifaltes de este poderoso organismo deportivo temían, muy seriamente, que alguno, o los dos, grandes maestros que disputaban el campeonato ese año, sufriera una peligrosa lipotimia.

El doctor Filidor viste como un petimetre, levita, polainas, sombrero hongo, guantes de piel de cabritilla para cubrir sus manos que sujetan el puño de marfil de su preciado bastón.A escondidas escribe un tratado filosófico. Imitando al gran Aristóteles lleva años trabajando en su "Tractatus de estética o supremacía de la estética sobre la ética". Curiosamente la única belleza que menciona en su libro es la femenina, si bien hay un extenso apartado dedicado a la estética ajedrecística o la suprema belleza del número; como ladrillo primordial en la formación del universo y encrucijada de posibilidades.

Siempre que se le busca está missing, pero el botones suele estar al tanto de sus andanzas, como de las de todo el personal y clientela del hotel. Acostumbra a localizarlo en menos que termina de cantar un gallo. Le gusta tomarle el pelo y preguntarle por sus avances en el tractatus de estética femenina (el doctor Filidor tuvo la debilidad de comentárselo una vez "sotto voce").

Como profesional de la medicina es un auténtico desastre, debido principalmente a la dejadez con la que diagnostica a sus pacientes, excepción hecha de las bellas damas a las que además de auscultar con detenimiento, acostumbra a convencer para que se sometan a sus técnicas exóticas, tales como diagnóstico a través del iris, estudio de humores hipocráticos, estudio del dedo gordo del pie, etc.

En el caso de Filo y Matilde su sorpresa al conocerlas va pareja con su interés por desentrañar el misterio de estas exóticas damas. Se siente un detective a la busca de los recónditos misterios de la estética femenina.


ARCHIVOS DEL VIEJO HOTEL VIII


ARCHIVOS DEL VIEJO HOTEL DE LOS DISPARATES VIII



Creo que muy pocos estudiosos y eruditos, historiadores de toda laya y jaez, se habrán enfrentado a tarea tan compleja e ingrata como la de poner en claro las raíces del viejo hotel de los disparates, sus antecedentes y consecuentes, lo que ocurrió y lo que nunca ocurrió, ni siquiera en el universo volátil de las leyendas urbanas. Esto es más complejo que el laberinto de Creta, donde Teseo entró, guiado por el hijo de Ariadna. Yo no tengo hilo ni Ariadna que me consuele, solo me queda una cabezonería irritante, una testarudez a prueba de bomba y la esperanza de destapar un gran escándalo que pueda vender al N.Y. Times o a cualquier otro periodicucho por una sustanciosa suma.

Todo en esta historia es delirante, desde la creación de un nuevo país en un territorio tropical que toda la historia perteneció a otro, que se decidiera llamarlo el País de la Alegría, que casi sin tiempo para establecer un gobierno o un dictador mancomunado o un parlamento ribeteado por adornos democráticos, casi sin tiempo, repito, ya una multinacional hotelera se hizo con terrenos, no se sabe de quién, se registraron en un casi inexistente registro de la propiedad, se contrató a otra multinacional, constructora, y en un tiempo record se levantó un fabuloso hotel de seis estrellas, seis, es decir ******. No tengo constancia fehaciente de qué multinacional se trata, de quiénes componen su consejo de administración, de quien es el presidente, de cómo pudieron cometer el craso error de contratar al Sr. Pestolazzi como director, de dónde salió este señor y de cómo logró ponerse en marcha este complejo turístico. Lo que sí me empieza a constar es cómo contrató Pestolazzi al personal, como le dio la real gana, en algunos casos hasta pudieron producirse abusos deshonestos con el personal femenino, chantajes y todo tipo de fraudes de ley, pero lo que sí tengo bastante claro es que la mayoría del personal se contrató solo y Pestolazzi se limitó a dar su aquiescencia, tal vez pensando que ya había tenido una entrevista de trabajo y decidido contratarles. Dado el numeroso personal contratado en tan poco tiempo hay que concluir que no hubo tiempo, ni material ni espiritual para tanta entrevista. Por eso me disculparán ustedes si al repasar, tirando de lista, el personal de este hotel, me encuentro y se encuentran con que de pronto aparece alguien, no se sabe de dónde ni cuando y comienza a trabajar en el hotel como si tal cosa. Si a mi me cuesta aclararme con los archivos históricos, se pueden ustedes imaginar lo que sería un día en la vida de este hotel, con el Sr. Pestolazzi intentando poner orden, el personal buscando el desorden, los huéspedes llegando y suplicando se les adjudicara una habitación, una mesa en el restaurante, un abono en el Spá, etc etc. Prefiero delegar en los documentos archivados que describir lo indescriptible. ¡Buff! ¡En menudo lío me he metido!



Queridos amigos: El hotel de los lios está cada día más lioso. Voy a intentar poner un poco de orden. Empezando por la escena de los gags que tiene varias versiones. Intentaré poner un borrador con las diferentes versiones y un hilo conductor para que se convierta al final en una gran escena digna de los grandes maestros del cine mudo. Como sabéis la escena comienza al final de la cena. Olegario se ha ido a dormir y cuando todos regresan a sus habitaciones se encuentran con los ronquidos atronadores de este dragón sin fuego, que pone al hotel en pie de guerra. A partir de aquí hay una escena en la que intervienen las damas Matilde y Filo y los caballeros Irre y Agustin. Se produce la escena del televisor y queda pendiente la escena de la cantante de ópera que es secuestrada y obligada a cantar a la oreja de Brunelli sin resultados. Esta escena la pueden asumir Marcelo y bando con mi ayuda interpretando a Sofía de Hannover. Si no os apuntáis la concluiré yo.
Luego viene la escena del pasillo. Salen de sus habitaciones algunos clientes, entre ellos el futbolista y Romina y un matrimonio extranjero que no hay quien le entienda, ni siquiera se entienden ellos y sus hijos que son un incordio. Es aquí donde hay que poner un poco de orden porque existen dos versiones, una sin la intervención de Filo y de Agustín y otra con todos. Haremos algún empalme como en el cine para que la secuencia no quede coja.
Lo importante es que al final todos acaban en el casino al que acceden por los ascensores. Y allí se produce la escena coreográfica que estoy preparando y que cada vez se complica más. Nos lo vamos a tomar con calma y para el próximo sábado, si os parece, tocaremos el tema de la parodia ya que hay algunos personajes que intervendrán en el congreso y que son parodia de humoristas conocidos.
Tenemos olvidado a los dioses del Parnaso para los que estoy esbozando un Parnaso u Olimpo de rechupete donde tendrán también sus propios conflictos. Se me ocurre que lo mismo que Júpiter se transformaba en las cosas más peregrinas para seducir a las terrestres y los dioses y diosas a su vez se metamorfoseaban en todo lo que querían para intervenir en la vida de los humanos, los dioses del Parnaso vendrán al hotel metamorfoseados y organizarán una buena. Pero eso lo dejarémos para más adelante. Aún tengo que esbozarlo un poco más.
Y nos queda el congreso que estoy esbozando. La idea es que el narrador, como un cronista deportivo, va narrando la llegada de todos los personajes al salón de actos, o de los pasos perdidos, donde está esperando el Presidente del congreso, el Sr. Almirante que es el único que ha madrugado. Los demás están durmiendo a pierna suelta tras una noche muy ajetreada. Es aquí cuando interviene el botones, personaje de Ximena que me apropio momentáneamente con su permiso. Utilizando la megafonía y de una forma muy descarada, despierta a todos los personajes que van acudiendo, cada cual como puede y le dejan. El último es Brunelli que a pesar de haber dormido toda la noche, parece no haber descansado nada y se muere de sueño. A partir de aquí cada narrador cogerá a sus personajes. Comenzará la sesión con un discurso pesadísimo de Almirante que los humoristas y espectadores intentan combatir con mucho alcohol servido por Clara-Alegría de todos nosotros. Luego seguirá una rápida intervención de Brunelli que presenta al mismísimo Woody Allen y a partir de aquí hay un maremagnum indescifrable que habrá que esbozar. En el patio de butacas están todos muy aburridos y organiza cada cual lo suyo para no dormirse y aguantar la sesión inaugural.
Y de momento esto es todo. Iré ayudándoos con los personajes e iremos matizando un poco cada escena hasta llegar al congreso. Es un camino largo, pero mientras haya risas, al menos será divertido.





Querida Xime, de verdad, de verdad que no os entiendo cuando me decís que carecéis de facilidad para el humor. No se le puede pedir más a este breve texto. Hay situaciones humorísticas muy bien explotadas, transpira ironía y todo en él es divertido. No falta imaginación y se ponen las bases para un futuro muy divertido en cuanto que Ofelia y no Olga comprenda que sus viejos problemas no tienen sentido. Ahora es millonaria y puede hacer de su capa un sayo. Por ejemplo no permitir que su marido meta el cuezo de esa manera en todo lo que hace, ni que la humille con eso de que no vales para nada, etc. Una millonaria que se precie elige un buen administrador, que no le robe, que esa es otra, y pone a todo el mundo firme con la amenaza de recortar las asignaciones (ella es la fuente de la que mana el dinero).  Una millonaria que se precie no permite que nadie le chiste y para eso contrata a unos guardaespaldas fornidos, para poner firme a quien haga falta, y guaperas para recrearse la vista, por lo menos la vista.

     Está bien eso de acabar la novela Irracional con la ayuda de tu hijo. El sarcasmo tiene mucha gracia y nada mejor que el humor para ajustar cuentas cuando hay que ajustarlas. Me ha gustado las puertas que dejas abiertas, por ejemplo la posibilidad de que te manden al rodaje como asesora de guión y allí conozcas cómo es un rodaje en primera fila. También me gusta la posibilidad de que para curar tu estrés te vayas a una clínica para millonarios donde hasta para darte la pastillita tienes a un enfermero de buen ver y con modales exquisitos que es una delicia tomarse pastillitas. Y etc y etc. Tómate cuanto tiempo necesites para la tercera entrega porque vamos a ir con calma. Un abrazo.




Muy estimado señor humorista-number-one:
¡Qué susto que usted me ha dado!
Me ha hecho correr a revisar la gaveta de la mesilla de noche de mi habitación:
Suspirar de alivio al ver el bulto cuadrangular que anunciaba un libro!! ... para luego volver a asustarme ante una macabra sospecha:
Y entonces tomarlo,
y acercarlo mucho mucho hacia mi rostro,
cada vez más y más cerca, paralizada de terror,
muy muy cerca,
hasta poder distinguir el título.
¿Se pone en mi lugar?
No bastaba que hubiese un libro.
¿Y si era... ¡el necronomicón!?
O quizás ... la Ilíada?
Pero no: Era una Santa Biblia.
Nunca pensé podía producir tanto alivio encontrar una Biblia donde se supone que debe haber una Biblia.
Usted casi me había provocado un soponcio, cabellero, con sus metáforas.
Pero la culpa es mía, ya lo sé,
por haberme tomado en serio ese chiste suyo sobre los dioses.
Es que yo me lo creo todo.
Ya voy aprendiendo, ya voy aprendiendo.
Le informo: mi diosa tutelar es y será siempre la virgen María.
Hay cosas que no se negocian.
Por favor: Lea esto con la sonrisa con que se lo estoy escribiendo,
esa sonrida que sabe que lo que digo es serio, sí, muy serio, indiscutible,
pero no importante,
porque todo el asunto éste de los dioses era un juego,
en el que sin embargo, desafortunadamente, no podría prestarme a participar:
Yo sólo creo en el dulce Jesús de mis navidades infantiles.
Y si usted realmente conoce otros dioses, ¡mejor no me lo cuente!
Espero con ansiedad el discurso de inauguración
y los actos que vendrán después
en los que espero aprender de qué modo el humor nos ha de salvar de las guerras.
Agradezco su preocupación, pero no recurriré al baño de alcohol que usted me propone, porque aunque es muy cierto que los picores, fríos y calores consecuentes me mantendrían despierta durante un largo rato, también lo es que eso sería como cortarse una mano para curarse un sarpullido: Es bien sabido que el alcohol daña la piel.
Pero no se preocupe, tengo mis propios métodos: Una gargantilla de cascabeles tibetanos.
Me la regaló una amiga que mucho yo quería por allá en la lontananza de los años,
más o menos cuando me casé, semanas más o menos,
porque las terribles vibraciones de mi esposo debían ser rotas de inmediato, en su opinión:
Díjome entonces que eran brutales, salvajes, descontroladas y muy peligrosas para un espíritu de porcelana como el mío.
Aún recuerdo su extática expresión al decirlo, la punta de la lengua le temblaba sobre el labio:
Comprendí que la pobrecilla estaba muy asustada, y le hice caso,
no porque creyera en el poder del sonido de los cascabeles y las campanillas y las panderetas.
Sólo la música tiene poder mágico.
Pero luego descubrí que un poder sí que tienen, los graciosos cascabeles,
el de mantenerme despierta con su angelical tintineo.
Y, sin embargo, y aunque toda mi expectativa esté puesta en los actos que voy a presenciar (y a los que quizás contribuiré, si en algún momento se me considera digna de ello) .... ¡mi gozo en un pozo con este Congreso!.
Ha sido su respuesta, gentil cabellero, la que me ha entristecido:
Según lo que usted dice y si mal no lo entiendo, los políticos van a seguir riéndose de todos los demás.
Pero ustedes son los que saben así que si a ustedes les parece bien, estará bien.
Yo sólo soy una aprendiza, y hago lo que me encomiendan: Donde manda capitán no manda marinero.
Lo que sí voy a solicitar de su gentileza es que si fuera usted tan amable de devolverme mi misiva anterior,
aunque me llegue hecha una bola de escarabajo pelotero
y tenga que volverla a planchar,
se lo agradeceré mucho.
La necesito porque ya no recuerdo bien aquellas preguntas tan bonitas que con tanto esmero preparé para el organizador del Congreso,
que ha resultado ahora que no es usted sino un Almirante.
¡Qué ironías de la vida! Un Almirante dirigiendo un Congreso por la Paz.
Supongo que será un almirante retirado, por lo menos.
Rasgo de humor con que la siempre atenta casualidad contribuye al lucimiento de tan peculiar evento.
Algo más: Le tengo que hacer una advertencia.
El impresor de mi papel de cartas me timó en su última entrega:
La tinta plateada del emblema no es de la misma calidad que la de anteriores oportunidades.
Así que si se diera la casualidad de que volviera a tener que planchar alguna de mis cartas,
recomiéndole mucho cuidado con el emblema:
la tinta puede quedarse pegada a la superficie caliente que la está torturando,
y cuando usted se vaya del hotel van a querer cobrarle el aparato completo,
aunque el cable esté bueno.
Si ya la ensució planché insistentemente un puñado de sal gruesa sobre un paño de lino.
No creo que eso funcione con la tinta, mancha insidiosa,
pero al menos usted se sentirá más tranquilo ya que habrá hecho lo posible por solucionarlo.
Y de ahora en adelante,
si se diera la circunstancia de que ésta agradable correspondencia hubiera de continuar,
le escribiré en el papel del hotel,
menos bonito, sin duda,
pero que seguro que ya está acostumbrado al trato brutal que el personal le da a las cartas:
¿Será una idiosincrasia del país?
Al botonés intenté darle un billete de mil, pero lo miró con repulsión y no lo agarró.
¿Tendrá algo contra Simón Bolívar?
Y tal vez debería hablar con alguno de sus superiores para ponerlos sobreaviso, pero me da un resquemor todo por dentro, de sólo pensar en ocasionarle al pobre muchacho más problemas de los que se ve que ya tiene.
Será nervios, será falta de costumbre de tratar con humoristas o la emoción de saber que están filmando una película en el Hotel, y que en cualquier momento las cámaras pueden apuntarle, o será una deformación genética de manifestación tardía; será lo que será, pero ese muchacho no está completamente en sus cabales.
Así que no me ha sorprendido lo que usted cuenta que hizo con la carta.
Pero convendría poder predecir si su estado va a empeorar o si, por el contrario, se trata sólo de algo pasajero:
Se pasó el corto rato que estuvo conmigo llevándose la mano a la cara y empujando con fuerza sobre el caballete de su nariz, como si creyera que se le iba a salir.
Sí, como lo lee: Se presionaba violentamente la nariz contra la cara
como si temiera que ésta se le fuera a escapar volando.
¿Tendrá una alucinación cenestésica?, me preguntaba yo.
Porque para ser un tic era un poquitín excesivo. Muy intenso. Una brutalidad.
Me abstuve de advertirle que se podía lastimar, porque no me atreví;
con rubor reconozco que me produjo temor, pobre muchacho,
la gente alterada no sabe uno nunca con qué le puede salir.
Aplicadamente suya
Priscilla Pérez Peraza de Perdomo
Hab 713
(habitación que conservaré, si no es molestia: Me gusta mucho.
Tiene una epatante vista a un Sena imaginario pero muy real,
y el número es el más hermoso que nunca me haya tocado en un hotel).
Hola todos. Primero estuve con un gripón, y luego complicada;
todavía tengo mucho que poner al día en los estudios.








Enviado: 13/07/2004 4:02

Srta: Priscilla Perez Peraza de Perdomo:
Mucho nos alegra tenerla nuevamente entre nosotros. Momentáneamente, el botones me ha dejado su carta para que yo la guarde en el lugar en que colocamos la correspondencia a la espera de entrega.
Es que el Señor Brunelli estaba por tomar unas vacaciones de un momento para el otro y no sabemos exactamente la fecha.
Si lo veo antes de que parta, se la entregaré de inmediato.
Mientras tanto, sea usted bienvenida nuevamente, y háganos saber cualquier inquietud o necesidad que se le presente durante su estadía en nuestro hotel.
Atte.
Tomás Aire Marino
Conserje