lunes, 28 de enero de 2019

TRABAJANDO PERSONAJES DE LASTENIA



Vamos a ver si hoy tengo más suerte. Lamento ir retrasado con tu personaje pero todo se andará. Por lo que veo has elegido envejecerte y eso es un auténtico reto. No por nada en especial pero tal como había planteado este episodio de la vida ficticia de nuestros personajes como millonarios tu elección me parece un reto apasionante. No es que los viejecitos no puedan hacerse millonarios de pronto y disfrutar de su nueva situación. Creo que eso nos dará muchas ocasiones de tratar las situaciones que se produzcan en clave humorística.

No tienes que abandonar el tono dramático que elegiste al principio para tu personaje. El taller consiste en ir dándole vueltas de tuerca al personaje hasta alcanzar todas sus posibilidades, pero eso no significa que haya que abandonar la faceta en la que nos encontremos más a gusto. Al contrario, esa deberá ser la vida ficticia principal y las demás se convertirán en sus afluentes. Con esto quiero decir que utilizaremos pequeños trucos para ir saltando de una a otra. Un hecho dramático puede transformarse en comedia simplemente cambiando el punto de vista. Por ejemplo convertir el narrador en un espectador no involucrado con el personaje y con ganas de reírse hasta de su sombra. De esta manera la historia puede dar una vuelta de 180 grados sin necesidad de muchos cambios en el personaje.

Veo que en tu entusiasmo te adelantaste al trabajo de la semana que viene y que consistía precisamente en transformar a nuestros personajes dándoles un toque humorístico. No importa, mientras nosotros trabajamos nuestros textos yo iré analizando el tuyo y al mismo tiempo te pondré pequeños ejercicios para ver cómo se puede transformar tu personaje y las posibilidades que encierra.




Lastenia era una mujer tranquila, reservada... resignada. Había cumplido sesenta y cinco años, pero, como la mayor parte de su vida, aparentaba diez más y apenas podía con sus huesos. Vivía en un departamento en la cima de una torre de quince pisos, sola con su gato. Antes del gato había sido un perro, antes de él, un loro, y antes otro gato, y otro perro, y una gata, y antes... mucho antes, su madre. Antes de eso, nada.

Lastenia vivía una rutina armada a lo largo de más de veinte años. Salía todos los días y caminaba dos cuadras hasta la iglesia de su barrio, pero nunca entraba, sólo la rodeaba, entrando por los caminitos de los jardines que la habían visto crecer. Luego cruzaba la calle y daba un corto paseo por la plaza, se sentaba un rato en un banco, con la mirada perdida en algún recuerdo, y volvía a su casa. Ya no iba a hacer las compras, un llamado al almacén era suficiente. Lastenia nunca había trabajado, las rentas de un departamento y una casita le proporcionaban todo lo que necesitaba: comida, remedios, comida, jabón, comida... . Se había comprado ropa alguna vez, pero ya no lo hacía más, la que tenía no se rompía, sólo pasaba de moda; pero Lastenia ya no recordaba qué era la moda. Tampoco se compraba más la tintura para cubrir su pelo gris; se había sentido tonta la última vez que la había usado “Para lucirla ante el gato” había pensado mientras sus brazos ya casi no podían untar la mezcla sobre su cabeza, y eso fue todo. 

Hija única de dos hijos únicos, se había quedado completamente sola. Sus pocas amigas hacía años se habían aburrido de ella, y ella de sus amigas. No tenían nada en común, y las visitas se habían ido espaciando hasta limitarse a algún cumpleaños.

“La última Orfila” se autodefinía a veces. Porque era el último eslabón de una familia extinta. Sabía que tenía una tía segunda soltera, pero un apellido no podía hacer lo que toda una vida de ausencia no había hecho. Antiguos odios que no la involucraban rondaban la figura de la tía. No eran familia, sólo sangre. Y Lastenia, sin quererlo, había seguido la tradición familiar de esterilidad, convirtiéndose ahora en la última uva del racimo.

Los Orfila, los famosos Orfila de fines del siglo diecinueve. Tan pomposos y de alta sociedad. Lastenia sólo sabía que lo habían perdido todo mucho antes de que ella naciera, por una estafa de la que su abuelo habló toda la vida. Lo que había quedado, lo tenía su tía. Pero poco le importaba ahora, qué diferencia podría hacer.



Parte de su ritual diario era leer el periódico, que le dejaban todos los días bajo una puerta que casi nunca se abría a nadie.

“Felicitas Hermelinda Orfila (Q.E.P.D.) Falleció el.. de... El consorcio del edificio número... de la calle siete, participa con pesar su fallecimiento...”

“¡Ja! ¡La participa el consorcio! ¡Ni amigos tenía la infeliz!” lo dijo con ironía, casi con gusto, pero luego un nudo se atoró por un segundo en su garganta “Jodete, querida tía, pudimos ser familia, pero me rechazaste como a mi madre sin siquiera conocerme. Bueno, por lo menos te enterré, ya era hora, vieja loca...”. Lastenia comenzó a viajar en el tiempo con su mente, ejercicio que practicaba las veinticuatro horas del día, despierta y dormida, ahora incentivada por la muerte de “la tía”. Pero de pronto, su mente volvió al presente. “Todo lo que quedó lo tenía ella” y ese pensamiento la invadió sin pedir permiso, sacándola de su inercia habitual “¿Y para qué carajo quiero yo lo que sea que tuviera esa vieja de...? Aunque... ¿tendría el famoso piano del que hablaba el abuelo? Me gustaría tenerlo... lo que sea, es mío... y se lo va a quedar el gobierno... ¿Tendría algo más que valiera la pena...? Ahora me entró curiosidad... ¿Será mucho lío averiguar qué tenía? Si apenas puedo salir de acá... precisaría un abogado... ¿De dónde lo saco?¿Con qué le pago?...”. La hueca rutina de Lastenia había sido cortada de un tajo, y ahora la curiosidad y la novedad la alejaban de su vida en la tierra del pasado...

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Lastenia seguía pensando cómo conseguir un abogado. Estaba alejada de todo desde hacía tantos años, que daba vueltas y más vueltas a la situación sin encontrarle solución. Tras varias horas de romperse la cabeza, recordó que una de sus amigas de toda la vida era abogada. Pensó un buen rato más, hasta que logró acordarse del apellido, y luego se concentró en buscar su agenda, hasta que dio con ella en el cajón de la ropa interior.

Hacía más de un año que no veía a su amiga, y se sintió algo incómoda cuando tuvo que llamarla.”Hace dos años que no voy al cumpleaños...” pensó “Bueno, aunque hace como quince que ella no viene al mío ¡Qué joder!” y marcó el número:

-Hola ¿Eulalia?

-¡Aaaaaaaah!

-¿Eulalia?

-¡Guuuu! ¡Tutú! ¿Quén e?

-Soy Lastenia ¿Me das con la abuelita, corazón?

-¡Aaaaaaaaaaah!!... ¡Hola! Hola ¿Quién es?.... ¡Aaaaaaah!! ¡Gúuuuuu!!!

-¡Eulalia! ¡Tanto tiempo! Soy yo, Lastenia. ¿Es una de tus nietitas?

-¡Aaaaaaah!!... Sí ¿La escuchás? Ya tiene... ¡Gúuuuuuu! ¡Piiiiipi!... años.

-¿Tres?

-¡Aaaaaaaaaaah! ¡Túuuu!!!...no, dos, es Agustina, la nena de.... ¡Aaaaaaaaaaaah!!

-¿La nena de Carolina?

-No, de Alberto te dije.

-Es que no te escucho bien...

-¿Seguís con problemas de oído?

-Más o menos ¿Y vos cómo....

-¡Aaaaaaaaaaaaaah! ¡Taaaata!

-(¡Le podrá sacar el teléfono a la pendeja de una vez!) Esteeee... ¿Sabés por qué te llamaba? Es que falleció mi tía... ¿Me escuchás?

-¡Ay! No me digas... sentido pésame... ¡Pum! ¡Cúcuuuu!¡Bela! ¡Bela!

-No, si yo no la conocía ¿No te acordás que no tengo familia? Te llamaba porque...

-¡Cacaaaaaaa!! ¡Belaaaaaa!!!!... ¡Ay! Disculpame, me parece que se hizo caca ¿Me llamás en quince minutos? 

-Bueno....

-Clic

Era uno de esos pocos momentos en los que Lastenia dejaba de lamentar no haber tenido hijos. Una hora después, cuando se despertó con la mesita del teléfono dibujada en la cara, volvió a llamar a su amiga.

-Hola ¿Eulalia?
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaah!!

-(Ay, dios...) ¿Llamás a la abuelita, tesoro?

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Piiiipiiiiiii!

-......

-¡Cuuucuutaaaaa! A popó, a gugú...

-..........
-¡Aaaaaaaaaaaaaah! ¡Titiiiiiiiiiiiiiii!

-¡Decile a tu abuela que se vaya al carajo!

-¡Bela! ¡Bela! ¡Tenia ijo cadajo!

-Clic

“¿Y ahora de dónde saco un abogado?”



El contacto con otros homínidos era una de las pocas cosas que podía sacar a Lastenia de su estado de calma habitual (que ya se acercaba bastante al estado vegetativo)

Finalmente, tuvo que recurrir a la guía telefónica. Luego de conseguir un abogado lo bastante desesperado como para ir a domicilio, lo contrató y se quedó esperando sin muchas expectativas alguna novedad. “Seguro que el departamento era alquilado y estaba lleno de porquerías” pensaba “Si aunque sea esa vieja tarada hubiera conservado el piano...” Todavía recordaba sus clases de piano, hacía unos treinta años. Y a la profesora, tan amable y refinada, era ella la que había descubierto su problema de audición. Siempre le decía que no tenía oído, hasta que Lastenia se había decidido a ir al médico, aunque no le había encontrado nada. Seguro era un principiante. Pero como, fuera del piano, lo demás lo oía bastante bien, no le dio más importancia al asunto. “El piano... si tuviera el piano... seguro que todavía me acuerdo algo.... Para Elisa... qué lindo sería volver a tocarla, y en un piano mío...”

Una tarde recibió el llamado del abogado:

-¿Señora Orfila? ¡Le tengo buenas noticias!

-¿Quién es?

-Pertini.

-¿Qué Pertini?

-El abogado...

-¿Qué abogado?... ¡Ah! Sí... ¿Y? ¿Tenía el piano?

-¿Qué piano?

-El de mi tía...

-Esteee... Sí, la llamaba por la herencia de su tía. Mire, ya estuve averiguando bien ¡Se va a caer desmayada! ¿Está sentada? ¡Jeje!

-¿Qué le importa?

-Bueno, mire, el tema es que tenía mucho dinero... pero mucho, estamos hablando de más de un millón de pesos, sin contar el departamento... y bueno, claro, el diez por ciento que me corresponde en honorarios....

- ......

-Señora... ¿me escucha?

-Sí.

-¿Qué le parece?

-¿Pero tenía el piano o no?

-(A ésta la paso con la mitad por lo menos... para qué le habré dicho millón... le hubiera dicho mil... a ver cómo la arreglo...)

-Hola... ¿señor Martini?

-Pertini... ¡Ah! Sí, señora, escúcheme ¡Con el dinero de su tía se puede comprar tres pianos!

-No sea desgraciado, con esa plata me puedo comprar ochenta pianos...

-(Se avivó la vieja) Sí, era un decir, es mucho dinero ¿Quiere ir a ver el departamento? Tengo la llave, puede pasar a buscarla ahora mismo.

-¡Bueno!¿Pero cómo hago? Es que me da miedo tomar colectivos... una vez arrancó y casi me caigo, los choferes son unos guarangos, no tienen consideración con una persona mayor... otra vez me resbalé en el escalón y perdí un zapato, hace un tiempo me robaron el monedero, y...

-Disculpe que la interrumpa, es que tengo otro cliente (¡qué más quisiera!) ¿No podría llamar un taxi o un remisse?

-¡Ah! Tiene razón ¿Tiene el teléfono del remisse? Es que lo perdí...

-¿Y si se fija en la guía donde dice “remisses”?

-¡Ah! Sí...

-De paso revisamos algunos papeles...

-¿Papeles de qué?

-De la herencia, señora...
.
-¡Ah! Bueno... Voy para allá, espere que llamo al remisse.

Lastenia se dirigió lo más rápido que sus piernas le permitieron al dormitorio, y abrió el placard. Se vistió presurosa pero, antes de salir, se vio de reojo a través de las capas de polvo del espejo. Le pasó la mano, que le quedó negra, y se miró mejor: pollera marrón, camisa naranja, pulóver violeta, saco verde...”¡Estoy hecha un cocoliche!” El estudio de un abogado le sonó muy formal e importante para aparecer con esa traza. Revolvió en el placard en busca de algo que combinara, pero no encontró nada, y se sentó resignada en la cama a ponerse las medias. “Menos mal que por lo menos tengo los zapatos y las medias grises...” 

Eso era lo último que recordaba cuando se despertó dos horas más tarde, con la ropa arrugada y una media en el tobillo. “Bueno, no importa, voy mañana...” 



Bueno, no sé si me salió una parodia o una sarta de tonterías! jeje! Es que el humor no es lo mío, y como el primer texto lo había escrito en tono dramático, tuve que cambiar completamente el clima. Espero que esa fuera la idea.




TE SALIO BUENISIMO!!

Me encanto particularmente el final... una sonora carcajada en plena oficina solitaria. Has triunfado!, jajaja...

Besos.



Gracias Ana, si al menos alguien se divirtió con Lastenia, ya con eso el juego valió la pena para mí.
Besos! (míos y de Lastenia, je!)



Bien, a lo largo de la semana iré comentando con calma tu escena. De momento decirte que el diálogo telefónico está logradísimo y por ahí pueden también ir los tiros de tu personaje. Una sordera interesada podría funcionar muy bien humorísticamente, por ejemplo. No estoy muy ducho en el humor con anacianos pero me encantaría trabajar en ese sentido. Creo que dan mucho de sí, si nos olvidamos por un momento de la compasión que nos producen y los vemos sin paternalismos. El humor con ancianos tiene algunos antecedentes en el cine y la literatura. Lo estudiaré y te daré algunas notas otro día. Un abrazo.




Gracias, Slicktick. Tenía dudas sobre mandar un texto que fuera más diálogo que narración.
Y sobre los ancianos, bueno, Lastenia tiene 65 años, hay gente de 65 que no es anciana, así como hay gente de 35 que sí lo es. La vejez, cuando no es demasiado avanzada, a veces puede tener más que ver con el estado de nuestro cuerpo y mente que con la cantidad de años que contamos. Por eso me siento cómoda trabajando con un personaje "viejo". Porque puedo identificarme más con ella que con una persona joven y así, desde mi perspectiva, sentir sus vivencias con más intensidad e imaginar cómo podría reaccionar y pensar ante los distintos sucesos. E, incluso, puedo reírme de ella. No les tengo compasión a los ancianos en general, creo que haber tenido una vida larga es un privilegio, no un motivo de pena.
Saludos.




Querida amiga sigo con el análisis de tu texto que da mucho de sí. Antes que nada mis disculpas porque creí leer que tu personaje tenía 75 años y con esos años ya se pertenece a la tercera edad como dicen por aquí. Con 65 años uno está a punto de jubilarse o se jubiló justo ayer y se tienen muchas ganas de vivir y recorrer mundo.

Creo que también es muy aprovechable la afición de tu personaje por la música y concretamente por el piano. Teniendo en cuenta que pudiera estar un poco sorda y tener mal oído para la música nos vendría de perlas que se convirtiera en una especie de Beethoven moderno, solo que en femenino, que aprovechara su herencia para dar conciertos, quieras que no, por medio mundo.

El personaje del abogado, Pertini, me encanta y creo que se le podría sacar un buenísimo partido. Además yo te echaría una mano encantado porque por mi profesión estoy en estrecho contacto con abogados y con la señora ley, muy estrecha ella. Habría que trabajar más ese personaje que puede dar mucho juego en la historia.

Si te apetece puedes ir adelantando trabajo para la semana que viene. Creo que nos dedicaremos a desarrollar un poco más la historia puesto que los personajes no maduran hasta que se enfrentan a una historia concreta y unos sucesos que tienen que capear como todo hijo de cristiano. También necesitan relacionarse, pero eso se andará cuando ya no necesiten de nuestras muletas y caminen solos y sin inhibiciones por la vida.

Decirte que no entiendo tu miedo al género humorístico. Te desenvuelves a las mil maravillas y en cuanto le tomes gusto a la risa y al humor seguro que no quieres dejarlo. Un abrazo.





Siguiendo con el análisis, creo que le sacas mucho partido a tu personaje. Me encanta eso de los vestidos porque se le puede sacar mucha punta a las situaciones en las que tu personaje deba vestirse para salir a la calle. Ya en la calle se pueden buscar un montón de gags muy divertidos. El personaje es adecuado para ello y al mismo tiempo se puede hacer crítica social de cómo son tratados los que ya no son jóvenes y van con calma a todas partes, etc. Creo que el personaje va muy bien encaminado.





Enviado: 08/10/2005 9:41


Lastenia entró de puntillas al departamento de su tía, como si estuviera entrando en casa ajena sin permiso. Tanteó varias paredes hasta que dio con el interruptor y, entonces, se hizo la luz. ¡Y qué luz! La araña de caireles era impresionante, la mesa, como para doce personas, la alfombra, tan mullida que se sentía como estar parada en una nube. Y al final del salón, coronando la escena, el piano. El famoso piano de cola de los Orfila. Lastenia dio llave a la puerta, y de pronto se dio cuenta de que estaba en su casa. Se acercó al piano, se sentó en la banqueta y lo abrió. Al pasar los dedos por las teclas amarillentas, recordó por un instante su juventud. “Si hubiera tenido todo esto a los veinte... ya iba a estar sentada acá, tocando el piano como una tarada...” Sacudió la cabeza intentando deshacerse de la sensación de desagrado que empezaba a invadirla y, por fin, sonaron los primeros acordes de “Para Elisa”. Pero el sonido fue tan grotesco como el graznido de un pato en coma. “¡Qué horrible! ¡No lo afinaron en un siglo!” Lastenia lo intentó unas pocas veces más, pero cada intento era peor que el anterior. Decepcionada, tuvo que reconocer que no era el piano el desafinado “Yo lo recordaba tan lindo... ya veo por qué me decían que era sorda... siempre toqué para el diablo...” Se levantó de la banqueta y caminó abatida y confusa por el comedor. Echó una ojeada a las habitaciones, decoradas con antigüedades y muebles de estilo. De vuelta en la sala, se sentó en un sillón tan mullido que quedó hundida en un pozo, desde el que pudo observar mejor todo el lujo que la rodeaba; y recordó también el millón en el banco. Recién ahora empezaba a tomar conciencia de la dimensión de la fortuna, de “su” fortuna. Y de que no tenía la menor idea de qué hacer con ella. Cualquiera se hubiera alegrado o excitado, pero Lastenia se deprimió. “¿Y ahora qué hago yo con todo esto...?”.

Había una tumba en penumbras, alumbrada por antorchas, y un sarcófago de oro relucía al final del corredor. Se detuvo a observar las paredes, decoradas con coloridos jeroglíficos e imágenes de hombres bronceados, de ojos negros delineados, de perfiles exóticos. Lastenia tocó la pared rugosa, agrietada, que había sido tocada cinco mil años antes por las manos del artista... 

-Vea, esta chica, acá no se puede tocar nada.

-¿Esta chica? ¿Me dice a mí? 

-No, a mi abuela. ¿A quién le voy a decir si no hay nadie?

-Bueno, disculpe, no sabía, es que no soy de acá, vengo de muy lejos ¿Conoce Argentina?

-No, ni me importa. Tomatelás y dejáme dormir. 

-¡Váyase al diablo! ¿Quién se cree que es?

-El faraón.

-¿En serio?

-¿No me ves la cara verde?¿No ves que estoy envuelto en vendas?

-Ahora que lo dice... pero mire que yo no creo en maldiciones ni esas taradeces.

-Pues te equivocaste, me has molestado, y voy a arrastrarte a la tierra...

-Sí, ya sé, a la tierra de los muertos, terminelá, ya me aburrí. Usted no existe, y yo estoy soñando una idiotez, como siempre.

-Sí, pero has soñado cosas peores... ¡Jeje! ¿Te acordás de...?

-¡Noooo! ¡No lo diga! Me da vergüenza sólo acordarme, pero.... Oiga, se le cayeron las vendas... ¡Qué asco! ¡Basta! ¡Me voy!

Y salió volando de la pirámide. Volar era una de las cosas que la ayudaban a cortar un sueño cuando ya las sandeces se salían de control.

De vuelta en el sillón mullido, se despertó fastidiada. “Siempre lo mismo, no podré soñar con Robert Redford... tengo que soñar con un egipcio muerto...” Y entonces, tímidamente, la idea se deslizó en su mente, y empezó a tomar vida, a crecer, a poseerla... el piano y sus teclas viejas quedaron muy lejos, y un sueño de toda la vida lo reemplazó con toda la intensidad del mundo real. Arena dorada, un sol de fuego asomando en el horizonte africano, colosos de piedra, templos milenarios.... ¿Sería posible?¿O era otro sueño tonto?

“Egipto... el sueño de toda mi vida... pero si apenas puedo andar por acá... aunque allá también debe haber taxis... ¡O camellos! ¡Ja!”. Y sonrió, cosa que no había hecho en mucho tiempo....




Intenté seguir tus ideas, Slicktic, sobre el abogado y los conciertos, pero no me salía nada! Creo que mis musas son un tanto caprichosas. Les tiras una idea y se descontrolan, y luego hacen lo que quieren. Me cuesta iniciar un texto y luego ir cambiándolo, creo que en el fondo, ya lo tengo todo escrito desde el principio. ¿O será que Lastenia ya tomó vida propia y empezó a hacer lo que ella quiere? ;)

Igualmente, trataré de obligarla a seguir las consignas lo mejor que pueda a medida que vayan saliendo, para no desvirtuar la idea del juego.

En este texto, intenté mezclar el humor con lo dramático, digamos, algo intermedio entre los dos textos anteriores. E incluír algo de acción pensando en el próximo. (Aunque no sé cuál será la consigna) Pero creo que Lastenia en Egipto puede llegar a ser cómico aún intentando ser dramático! jeje! :P
Saludos



Bien, comienzo a comentar tu tercera entrega. Decirte que mis sugerencias son solo eso, sugerencias, si el personaje decide seguir su propio camino miel sobre hojuelas, porque es de eso precisamente de lo que se trata. Si el personaje ha hecho lo que ha hecho es porque le apetecía hacerlo y eso es un síntoma claro de que ya tiene su vidilla.

Me encanta la descripción. Creo que había pensado en dedicarle un capítulo entero a las descripciones del entorno pero tú te has adelantado, como siempre, y eso me encanta porque significa que has tomado bien la onda de lo que pretendemos con estas vidas ficticias. Está muy bien escrito y trabajado y eso le da una pulcritud al texto que uno disfrute leyéndolo. La faceta de pianista del personaje es algo que parece le viene de dentro por lo tanto habrá que dejar que lo desarrolle a su manera.

Creo que el personaje está tan bien encaminado que no tengo muchas más sugerencias, pero sí continuaré analizándolo y eso me servirá para anotaciones en el foro de la teoría de creación de personajes. Nos seguimos viendo a lo largo de la semana. Un abrazo.





Enviado: 08/10/2005 9:59




Intenté seguir tus ideas, Slicktic, sobre el abogado y los conciertos, pero no me salía nada! Creo que mis musas son un tanto caprichosas. Les tiras una idea y se descontrolan, y luego hacen lo que quieren. Me cuesta iniciar un texto y luego ir cambiándolo, creo que en el fondo, ya lo tengo todo escrito desde el principio. ¿O será que Lastenia ya tomó vida propia y empezó a hacer lo que ella quiere? ;)

Igualmente, trataré de obligarla a seguir las consignas lo mejor que pueda a medida que vayan saliendo, para no desvirtuar la idea del juego.

En este texto, intenté mezclar el humor con lo dramático, digamos, algo intermedio entre los dos textos anteriores. E incluír algo de acción pensando en el próximo. (Aunque no sé cuál será la consigna) Pero creo que Lastenia en Egipto puede llegar a ser cómico aún intentando ser dramático! jeje! :P
Saludos




Enviado: 12/10/2005 16:26




Bien, comienzo a comentar tu tercera entrega. Decirte que mis sugerencias son solo eso, sugerencias, si el personaje decide seguir su propio camino miel sobre hojuelas, porque es de eso precisamente de lo que se trata. Si el personaje ha hecho lo que ha hecho es porque le apetecía hacerlo y eso es un síntoma claro de que ya tiene su vidilla.

Me encanta la descripción. Creo que había pensado en dedicarle un capítulo entero a las descripciones del entorno pero tú te has adelantado, como siempre, y eso me encanta porque significa que has tomado bien la onda de lo que pretendemos con estas vidas ficticias. Está muy bien escrito y trabajado y eso le da una pulcritud al texto que uno disfrute leyéndolo. La faceta de pianista del personaje es algo que parece le viene de dentro por lo tanto habrá que dejar que lo desarrolle a su manera.

Creo que el personaje está tan bien encaminado que no tengo muchas más sugerencias, pero sí continuaré analizándolo y eso me servirá para anotaciones en el foro de la teoría de creación de personajes. Nos seguimos viendo a lo largo de la semana. Un abrazo.



Enviado: 18/10/2005 19:25



Siguiendo con el análisis de tu texto decirte que tenía programado también utilizar los sueños y veo que lo has hecho adelantándote a mis ideas. Has captado muy bien lo que pretendo con el taller de las vidas ficticias. Me gustaría que fuera un texto largo sin pensar en ningún momento en darle un final. Esto es un taller sin principio ni fin como la comida en casa del licenciado Vidriera en el Buscón de Quevedo. Habrá que comerse todos y cada uno de los garbanzos antes de dar por finalizado el ágape. Decirme si os parece bien y tenéis otra idea de cómo llevar esta historia. un abazo.





sábado, 19 de enero de 2019

EL DIRECTOR DE CINE





Alexander Iván Zakakorchoff es director de cine. Hombre que transita ya con más de seis décadas a cuestas, lleva en sus espaldas la experiencia de los distintos tiempos que vivió, lo cual le ha acarreado, entre otras cosas, una personalidad contradictoria. Perteneció, en su juventud a uno de los pequeños grupos hippies que desafiaban al régimen de hierro de la Unión Soviética a escondidas, para escuchar a los beatles y cantar lo que ellos entendían que era rock and roll. Hay quienes dicen que tenía, en ese entonces, una voz aguardentosa, ideal para ese estilo. Mucho agua habrá corrido desde entonces bajo el puente porque ahora su voz es suave, con cierto hálito de feminidad, calma y reposada, con el aire catedrático propio de los directores de su generación. Claro que Alexander dista mucho de ser un director standard. Habiendo ejercido su profesión en la absoluta abstinencia hacia toda refrencia sexual (rasgo característico de toda dictadura: lo inmoral comienza y termina en los órganos genitales) hizo durante su vida un verdadero culto al sexo que al mismo Freud le hubiese hecho enrojecer de envidia. Pero cuando al fin soplaron otros vientos para su arte, vio que la criatura que había codiciado en secreto, en interminables noches de insomnio, había pasado al arcón de los recuerdos, arrollada por la grotesca globalización. Ahh, sí, había sexo para todos los gustos y colores: sexo en la luna, en alta mar, en el lejano oeste, en el amazonas, en las agitadas calles de Brooklyn, en las pizzerías, florerías, centros comerciales, cementerios. Sexo entre humanos, entre monstruos, humanos y monstruos, entre seres inmateriales.

Sí, había tanto exceso de sexo, como carencia de amor.

Horrorizado, luchó con su cámara, en una batalla de antemano perdida. Sus primeras películas realizadas en occidente: "El amante de la rosa roja " y "El hombre que soñó ser un ave" (1990) fueron, sin embargo, un éxito de taquilla. Era de esperarse, desde luego. Merced a la caída del muro, había pasado de ser un oscuro director, a benefactor de la humanidad, sin escalas intermedias.
Pero en los tiránicos tiempos globalizados, todo es efímero y Alexander no tardó en comprobarlo, pues sus films posteriores: "El beso apasionado" (1991) y "Amor entre las nieves eternas" (1992) tuvieron una repercusión menor a la esperada por los grandes emporios del séptimo arte, razón por la cual, prescindieron de sus prestaciones luego de un efusivo agradecimiento por todos los servicios prestados, como, se sabe, corresponde hacerlo a toda gente de bien. Pero algo quedaba en nuestro buen hombre, de aquel arrogante joven que a escondidas desafiaba la ira del régimen de hierro y hubo de insistir. Así realiza, ya como independiente, " El canto del ruiseñor" (1994), "Te regalaré el olvido" (1997) y, en las postrimerías del siglo, "Traición bajo las sábanas" film en el que se advierten ciertas concesiones del empecinado director a las demandas del mercado. Fue precisamente este último film quien lo salvó de la bancarrota al ser premiado con un Oscar a la mejor película extranjera, hecho que le deparó un interesante éxito de taquilla, sensiblemente inferior al de sus primeros films pero nada desdeñable para sus arcas vacías.

Su relación de amor - odio con el sexo, se tansmitió hasta su vida privada. De naturaleza romántica, Alexander añora vivir una historia de amor como la de sus películas, hecho que no es del todo sencillo en un mundo signado por el plazo fijo, las conveniencias recíprocas y los pagarés. Alexander busca la muchacha dulce y pura con la cual recuperar sus sueños de juventud, sepultados junto al régimen soviético en las copiosa nieve del ex - Stalingrado. Tras el ojo de la cámara, la busca con despesperación, aunque los resultados, hasta el presente, no han sido satisfactorios.

En los últimos tiempos, su entusiasmo se ha volcado hacia las cámaras ocultas: "gente real, hechos reales, historias de amor reales, no esa bazofia esteriotipada que los ignorantes denominan arte" razona para sí mismo.

Su reducido equipo está conformado por Boris y Anika, sus jóvenes y entusiastas ayudantes. Con ellos llega al hotel buscando captar escenas naturales y si son de amor, tanto mejor.

Amigo Marcelo. Perfecto el toque ruso. Creo que has mejorado mucho el pequeño esbozo que te hice. Me gusta la filmografía que te has inventado y lo exótico de su procedencia nos puede venir muy bien para algunos gags. Lo de ser hipie en la Unión Soviética tambien se las trae y es muy aprovechable. Creo que su afición a la cámara oculta va a depararnos grandes y divertidas sorpresas en el hote. Creo que hay que meterlo cuanto antes en la historia. Vete pensando en cómo hacerlo. Una pequeña introducción, por ejemplo ha observado lo que se cuece en el hotel con nuestros personajes y enseguida se pone a montar la cámara oculta. Puede que una sesión en su suite del hotel viendo en privado lo que ha grabado de las escenas que ya han sucedido nos podría hacer pasar un rato muy divertido. Un acierto el personaje, muy sólido y con muchas posibilidades. Mis felicitaciones






sábado, 12 de enero de 2019

EL DOCTOR FILIDOR





              EL DOCTOR FILIDOR

 Gran aficionado al ajedrez. Logró su plaza de médico residente en el hotel Joie de vivre  -donde tiene una habitación permanente en el último piso, con vistas al mar- gracias a la influencia de un amigo, gran maestro del ajedrez. Ambos pisaron por primera vez el mejor hotel del Cosmos, en opinión de su director Sr. Pestolazzi, con ocasión del campeonato del mundo de ajedrez, concedido por primera vez a este país, Terraluz, y el doctor Filidor decidió quedarse en él para el resto de sus días.

 Para ello pidió a su amigo, cuyo nombre no vamos a dar, porque el nepotismo sigue estando mal visto a pesar de su lado positivo, que intercediera ante su director Sr. Pestolazzi, con el fin de que le fuera adjudicada, a dedo, la plaza vacante de médico residente, creada expresamente por imposición de la FAJEM (Federación de Ajedrez Mundial). Los gerifaltes de este poderoso organismo deportivo temían, muy seriamente, que alguno, o los dos, grandes maestros que disputaban el campeonato ese año, sufriera una peligrosa lipotimia.

El doctor Filidor viste como un petimetre, levita, polainas, sombrero hongo, guantes de piel de cabritilla para cubrir sus manos que sujetan el puño de marfil de su preciado bastón.A escondidas escribe un tratado filosófico. Imitando al gran Aristóteles lleva años trabajando en su "Tractatus de estética o supremacía de la estética sobre la ética". Curiosamente la única belleza que menciona en su libro es la femenina, si bien hay un extenso apartado dedicado a la estética ajedrecística o la suprema belleza del número; como ladrillo primordial en la formación del universo y encrucijada de posibilidades.

Siempre que se le busca está missing, pero el botones suele estar al tanto de sus andanzas, como de las de todo el personal y clientela del hotel. Acostumbra a localizarlo en menos que termina de cantar un gallo. Le gusta tomarle el pelo y preguntarle por sus avances en el tractatus de estética femenina (el doctor Filidor tuvo la debilidad de comentárselo una vez "sotto voce").

Como profesional de la medicina es un auténtico desastre, debido principalmente a la dejadez con la que diagnostica a sus pacientes, excepción hecha de las bellas damas a las que además de auscultar con detenimiento, acostumbra a convencer para que se sometan a sus técnicas exóticas, tales como diagnóstico a través del iris, estudio de humores hipocráticos, estudio del dedo gordo del pie, etc.

En el caso de Filo y Matilde su sorpresa al conocerlas va pareja con su interés por desentrañar el misterio de estas exóticas damas. Se siente un detective a la busca de los recónditos misterios de la estética femenina.



viernes, 4 de enero de 2019

JIMMY TOU




Ni bien llego al Hotel me entero de que está el bien ponderado y reconocido Dr Crisanto, a quien quisiera consultar estos locos sueños premonitorios de que un Hombre con ademanes muy finos, pero que carece de pelos, demanda de mis pañuelitos y mi sentido del pudor, me dice ninfómana y espera una noche de delirios entre tres...

Tengo que saber a qué se deben estos sueños que me acosan día y noche y no me dejan respirar, se me cae la dentadura y ya no puedo ni hablar.

Si bien es cierto que ansío perder mi virginidad en algún cuarto sombrío de Hotel, no querria que fuera entre piernas y brazos tan blancos que hasta se pudieran confundir con las sábanas.Un hombre que me hablará en alemán y gemirá en Inglés. No señor!! Yo ando en busca de uno más simple, bien morochón que huela a pueblo y que me deje pelos hasta en la almohada, que me cante tangos y que meta sutilemente las manos en mis pañuelitos, así me hace suya sin que me dé cuenta...Son muchos años de soledad y vaya a saber si me animo, si se puede sondear mis adentros.. Ay!!! cómo me acosa la duda!! Necesito de magia blanca para que me devirguen dormida... Creo que eso será lo mejor. Dormida, sí señor... Pero Por favor que no se me aparezca en mi sueño ese depravado blancuzco y lampiño!!!!

Y lentamente y en puntillas de pie, Filo se acerca sigilosa a la puerta del saloncito VIP para ver si acaso pudiera conversar con el profesional, que según ella, encontrará la clave y la solución a su triste padecer.


Finalmente nos asignaron nuestras dependencias: mis padres juntos en una matrimonial, y yo en una single. No les diré que la cena en el "Joie de Vivre" fué excelente, sino deliciosa y exquisita: Petitt bouchée de caviar para el aperitivo; langosta con salsa de ostiones de entrada; abutarda a la cacciatore de fondo; mousse de marrón glacé de postre; café y créme de menthe aux frappé de bajativo. Digamos que una buena cena siempre encuentra un paladar sensible de gourmet.

Hoy por la mañana me enteré de que doña Filomena Masturano había ingresado al Hotel. Parece que la pobre está entrando en delirio, y por lo que me han contado, anda con sueños premonitorios que la tienen algo descompuesta. Según el Dr. Crisanto sufre de repentinos espamos psico-vaginales debido a una histeria mal tratada. Hasta tal punto llega su delirio patológico, que todavía anda pensando en perder su virginidad. Se ve que ha perdido la memoria por completo si es que no sufre de Halzheimer.

Sin embargo me he dado el valor suficiente para acceder a sus delirios, por más que me halle un degenerado, blancuzco y lampiño que murmura en alemán y gime en inglés. Estoy seguro que cuando sienta mis manos acariciando sedosamente sobre sus muslos sus hormonas cobrarán vigor y la entrega será completa. Pero esto no es precisamente lo que me quita el sueño, lo que más me intriga hasta el momento, es que todavía no he visto llegar a Carlos Lebon... No sé en qué ha quedado todo el amor que me juró -ni menos- los besos que le di. No sé qué excusa podrá darme, pero no le perdonaré que falte a nuestra cita secreta. Hablaré con el Detective del Hotel para que le haga el seguimiento.

A ver si hoy puedo asistir a la conferencia del Dr. Crisanto: tengo entendido que hablará del Nahual, el Mezcalito y el Peyote.

En el intertento me iré al fumoir a disfrutar un café cortado y enterarme por los diarios de los chismes de la ciudad.



Nada, nada, no hay problema, jaja, dice el Sr.Pestolazzi a cuyos oídos han llegado rumores sobre huespedes en el hotel que desean utilizar los servicios gratuitos de D. Crisanto y del doctor Sun. Solo tienen que dejar un mensaje en conserjería solicitando estos servicios y los propios interesados darán dia y hora de consulta a sus clientes. Al efecto se abre un buzón en conserjería para que todo el mundo pueda solicitar día y hora de consulta.

Claro que también está dispuesto al efecto el padre Cañibano. A todos aquellos que deseen una confesión general de sus pecados les advierte que antes deberán ponerse a pan y agua, o sea ayuno y abstinencia, durante dos días y ni se les ocurra dejarse seducir por ayuntamiento carnal. A su confesionario deben acudir puros y limpios -bien duchados si es posible-.

En cuanto a Lin yi, profesor de Taichi solo tienen que dejarle nota sobre los temas que deseen tocar en sus clases: relajación, meditación transcendental, cómo combatir el miedo, el estrés, concentración mental para exámenes, etc.



Me dijo el Señor Pestolazzi que se abrió un buzón en Conserjería y ya mismo solicito urgente fecha y hora de consulta con el Profesor Crisanto, con el Dr Sun y con el padre Canibaño!!! Algunos de todos ellos podrá ayudarme con mi triste padecer...

Me contaron por ahí que me creen histérica y con mala memoria... Si bien es cierto que soy despistada, no creo haber perdido aún mi castidad porque jamás he sentido espasmos ni locos delirios en brazos de hombre alguno. Es que Señor, si eso hubiese pasado, no estaría tan sola deambulando por los pasillos. Pues el día que encuentre esos brazos viriles, no dejaré jamás que de ellos me libere ni un mortal.

Si bien es cierto que mi ansiedad es profunda e inconmensurable sigo resistiéndome a la idea de caer en la bajeza de un personaje ruin, blancuzco y lampiño, quien pretende despertarme en un estallido de hormonas. La sola idea de que ocurriera me produce escalofríos, me hace vibrar mi dentadura y se me caen mis pañuelitos.

Yo creo que este acoso de sueños y lujuria me está enloqueciendo porque siento ya una sombra que me persigue por los pasillos...Por Dios y los Santos Evangelios cómo necesito esa cita!!!


Esta Filo siempre tan despistada. No se ha enterado que las notas se dejan en el buzón y la ha dejado sobre el mostrador. Suerte que Brunelli la ha recogido del suelo, la ha leído muy curioso y la ha puesto en el buzón. Imagino que allí habrá respuestas.


Mi muy querido paciente Jimmy Tou (eso del temor a la transferencia doctor-paciente son mandangas inventadas por profesionales poco generosos que pretenden aislarse tras un cristal antibalas al tiempo que cobran suculentos estipendios por las ventanillas): Debo decirle que su caso me apasiona y tal vez necesite usted una sesión en debida forma, con diván y todo eso. Ya buscaré hora porque ando muy ocupado. Este hotel parece más bien un frenopático y no anda lejos el día en el que yo mismo tenga que psicoanalizarme. Pero ahora no me puedo permitir ese lujo.



Veo por sus manifestaciones conscientes que su subconsciente anda un tanto revuelto. Necesita usted compañía, diálogo, amistad, mucho amor y bastante sexo, no nos engañemos. Que la mayoría de los problemas de los ciudadanos en esta maldita sociedad reprimida y arterioesclerotizada proceden de ahí y no de otra parte. Pero nadie se atreve a reconocerlo. El sexo es un tabú poderoso que puesto en manos corruptas manipula, controla y acaba por llevarnos al mísero sexo del consumo desenfrenado. Como si un móvil fuera un consolador y un reality show televisivo una orgía romana.



No me sorprende que haya usted tenido que recurrir a Nina, aunque no tengo muy claro si este recurso prosperó o fue denegado por el tribunal. Esto, querido paciente, no sería malo que lo contara publicamente, porque usted ya sabe que todo lo que se guarda en el subconsciente acaba por pudrirse y oler a muerto. Aunque lo que deduzco de sus cuitas, que son muchas, es que Nina es para usted un pasatiempo y que su verdadero amor es la señorita Filo, que no le hace caso porque sus ofertas seductoras no son suficientes para terminar con los miedos e inhibiciones de esta adorable criatura llamada Filo.



Usted debería moverse más y dejarse de tanto lecho y tantas ataduras, que no parece sino que tenga algunas vetas de sadomasoquista. Mire, hay muchas formas de seducir a una señorita tan recatada como Filo. Mándele flores (creo que en el vestíbulo hay una floristería de primera, atendida por una señorita recién asecendida de segunda división a primera -creo que se ha operado el pecho-) o invítela a una buena cena en el restaurante (creo que el maitre Aloxius Alpedrete está deseando conocer nuevos huéspedes, que el restaurante está un poco de capa caida) o dele una serenata nocturna ante su habitación con un mariachi. Vamos, vamos, que imaginación no le falta.



En cuanto a Carlos Lebon puede que sus requerimientos no vayan por el camino adecuado y se deje ver si usted le propone conocer ciertas zonas de la ciudad que de noche tienen una vidilla que ya,ya. Puede que le tenga un cierto miedo y no se lo reprocho. Cítele en un lugar adecuado, un cabarete por ejemplo, y allí descorche una botella de champagne francés en su honor (no sea rácano) y luego inviten a un par de señoritas a su mesa y tal vez de esta manera usted consiga charlar un rato con su amigo que debe conocer muy bien pero que no lo parece.



En cuanto a lo que me cuenta del detective del hotel ya me han llegado noticias que me hacen pensar que su pose de macho arrasador de hembras es solo eso, una pose. Tengo ganas de que pase por mi consulta pero el Sr. Pestolazzi lo va retrasando todo lo que puede. Tal vez por miedo a quedarse sin detective. Le tengo yo ganas a este Asta de Toro Rodriguez porque daría mucho juego en mi consulta.



Puedo decirle que acostumbra a patrullar el hotel con una magnum 45 enfundada por delante, en el cinturón, y con el cañón hacia abajo, lo que me hace temer por sus partes pudendas. En cuanto ve a una señora hincha el pecho, se abre la chaqueta y enseña su magnum, pero todas salen corriendo. Nuestro detective tiene fama de machito peligroso, creo que incluso llegó a secuestrar a una cliente en cierta ocasión y a punto estuvo de parar entre rejas. Al parecer la cliente no quiso poner la denuncia correspondiente y sí contratar a nuestro detective como guardaespaldas.



Eso me hace pensar que lo que cuenta usted ha podido ser un delirio provocado por la reclusión solitaria que lleva en su habitación desde que se hospedó en el hotel. Claro que no pondría las manos en el fuego por Asta de Toro Rodriguez, ni por él ni por nadie. Otros rumores no confirmados hablan de que algunos clientes le han visto vestido de drag queen en una sala de fiestas del barrio chino. Otros a su vez dicen que en sus ratos libres Asta de Toro hace de guardaespaldas de una madama muy conocida. Una tal Lily. Pero no puedo aceptarlo, de momento, porque a esa tal Lily y a sus pupilas, casi todas, las conocí en Madrid no hace mucho tiempo, antes de ser contratado por Pestolazzi.



Mucho me temo que esto es un lío pistonudo, como oí decir en cirta ocasión a un castizo. Creo que eso de pistonudo viene por los pistones de los coches, aunque podría ser cualquier cosa, que yo soy de ascendencia italiana y no comprendo muy bien el lenguaje castizo o cheli. Me temo que deberán ir pidiendo hora todos ustedes y comenzar un psicoanálisis de una década para aclarar tanto desbarajuste.



En cuanto a los ruidos nocturnos bien pudieran ser vampiros con forma de murciélagos o algún amante desesperado que anda de ventana en ventana o tal vez ciertos fenómenos paranormales que requieran la intervención de D. Cristanto, mago blanco. Usted verá, pero yo le aconsejaría que saliera de su habitación y comenzara a moverse por el hotel como una peonza. Así lo que le suceda le ocurrirá rápido y dejará de sufrir esos ruídos nocturnos y esas fantasías sadomasoquistas que no es que sean malas pero donde esté la actividad que se quite la fantasía. No es por nada. Y se me ocurre que el padre Cañibano tal vez tuviera algo que decir, pero no hay quien lo saque de su capillita y de las confesiones generales a ciertas beatas de la ciudad que han dado con él, ¡vaya usted a saber cómo!.



Un saludo afectuoso y no se olvide que tiene hora concertada con su terapeuta. No sabemos aún qué hora porque eso dependerá de imprevistos.



Mientras tanto muévase que la quietud es el diván del demonio según dice el padre Cañibano.



El doctor Sun, discípulo de Sun.





Estimado Dr. Sun:

Me he enterado que Don Carlos Leblon ya está en el Hotel. En vano he tratado de sobornar al Sr. Olmos para que me diga en que habitación se aloja. No le puedo decir la congoja que se alberga en mi corazón, después de tantas promesas que me hizo. Le repito que en el viaje de San Petersburgo a Buenos Aires, logró seducirme en cuerpo y alma, y hasta el momento -pese a que le prometí mantener nuestra relación en el más secreto sigilo- no se anima a recibirme.

Invité a doña Nina a mi cuarto (sin que lo supieran mis padres) para que me diera valor y consejos para rescatar el amor de este señor que me trae loco y casi desquiciado.

Doña Filomena Masturbano, pese a todo el fraternal amor que le profeso, se declara tímida y no se anima a perder su virginidad -según ella- con un espantapájaros blancuzco y lampiño como yo. No sé qué hacer. Ni siquiera estoy entre la espada y la pared, sino que virtualmente en el limbo.

Por las noches, en la soledad de mi habitación, escucho voces, golpes en la puerta, en la ventana de mi balcón, pero me asomo, y !nada!

A tal grado llega mi desesperación y conturbación, que ayer tuve que pedirle al detective del Hotel, don Antonio Asta más conocido como Toro Rodriguez, un para de esposas y, en secreto acordamos que me ataría las manos con las esposas a eso de las 11:30 de la noche, para liberármelas a primera hora de la mañana.

Ayer cuando vino a cumplir el acuerdo, lo noté que hacía mucha parsimonia antes de liberarme las esposas. Descubrió las cobijas de mi cama y me quedó contemplando largamente. El sabe que yo suelo dormir desnudo. Después de contemplarme largamente, el Toro Rodriguez me preguntó: "¿Y cómo ha amanecido hoy don Jymmy?"

Sin poder contener mi furor le espeté: "Desátame ya, infeliz, que tengo los brazos entumecidos"!

No obstante, con su mismo gesto prepotente pero ahora lleno de lascivia, procedió a desatar una de mis muñecas para cerrarla nuevamente en uno de las varillas del respaldo de mi cama.

Presa de terror le girté: "Te doy 24 horas para me liberes de estas esposas!"

Como si no hubiera escuchado nada, prosiguió contemplando mi cuerpo preso de una voluptuosidad indescriptible. Un hilillo de baba le chorreaba por la comisura de sus labios. Acto seguido, comenzó a abrirse la guerrera arrojándola al suelo. Un pecho fornido y velludo apareció ante mi vista. Y, cada vez, con movimientos más lentos, el Toro Rodriguez, comenzó a desatarse su cinturón de cuero. No alcancé a dicir ni "pío" cuando me coge con sus musculosos brazos por los tobillos y me voltea en la cama, boca abajo. Ni un segundo pasó y me da tres azotes en las nalgas que me enardecieron como un volcán. ¿¡Que pretendes de mi Toro!? - le grité. No hubo respuesta.

En ese momento, creo haber sufrido un ligero desmayo. Cuando volví en mi, me desperté sintiendo un jadeo du búfalo en la nuca.

Yo no sé cómo fué. Qué pasó. Pero ahora me hallaba liberado de las esposas, laxo y sereno.

Lentamente me volví, miré a mi alrededor. Pero el Toro Rodriguez, ya no estaba en mi habitación.

Dr. Sun, le comento este episodio para su análisis, y espero lo mantenga en la más estricta confidencialidad.

Alguna explicación habrá de haber.

Agradecidamente suyo,

JymmyTou






Hoy, en medio de las dudas y las sospechas, con mi corazón atribulado, llamé por el interno al Padre Cañibano para que me diera una audiencia. Sin ninguna resistencia accedió a mi visita. Provisto de su sotana, su estolas y epístolas, me recibió en su cuarto. Libros de todos tipos, clases y órdenes muy bien empastados yacían tirados por doquier. En la perilla de su catre pendían su silicio, su escapulario y su casulla.. Trás ofrecerme un vinillo ajerezado, me preguntó por el motivo de mi visita.

"Estoy muy angustiado Padre Cañibano -improvisé- pues desde que estoy llegado a este Hotel, espero a un hombre que habiéndome profesado todo su amor incondicional, no se ha hecho presente".

"¡Pero qué cosas me cuentas, hijo mío!" -replicó Cañibano.

"Difícil de explicar padre, pero he de confesarle que don Carlos Leblon, se ha instalado en lo profundo de mi corazón, mi alma y mi mente". "Tanto así, que he tenido que recurrir al Toro Rodriguez -detective de este Hotel- para que todas las noches me ate las manos con esposas, para no desembocar mi pasión en actos non-sanctos"

"Proseguid" - me respondió el Padre Cañibano-

"A resultas de ello, el bribón del Toro Rodriguez, me ató de manos a las perillas del catre y procedió a ultrajarme a su antojo y amaño".

"¿Contra tu voluntad, Jimmy"?. "Sí Padre, le dí 24 horas para que abandonara mi habitación, pero el cretino se negó, y sucedió lo inevitable"

"Terrible situación, hijo mio" "Y, ¿Estás arrepentido, Jimmy?

"Para nada, Padre Cañibano" - "El motivo de mi visita era plantearle, si le interesa que hagamos un "manage-a-trois" con el Toro Rodriguez......"



El padre Cañibano es un anciano muy anciano, el pelo canoso, pequeñito y poquita cosa, muy bajito. Anda como si pisara huevos pero su lengua es tan ágil como antaño. Nadie sabe cómo llegó al hotel porque su sotana está raída y no oculta en el breviario una tarjeta visa oro. El botones, que siempre se entera de todo, dice que con la colecta de sus seguidores se ha recorrido medio mundo predicando su cruzada que siempre termina igual: arrodilláos, pecadores, que el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina.

Al parecer ha encontrado en el Sr. Pestolazzi un buen aliado. Este hombre perfumado es muy inseguro, todo le da miedo y busca en la religión un asidero para sus múltiples dudas. Antes charlaba mucho con Don Constante, clérigo protestante, pero hace algún tiempo que desapareció sin dejar rastro. Ha recibido al padre Cañibano con los brazos abiertos y le ha puesto a cargo de la capillita del hotel y le deja un saloncito muy recoleto para que charle con sus beatas. Estas enseguida se han enterado de su estancia en el hotel y le asedian noche y día.

A veces se queda solo en el saloncito, paseando a pasitos cortos y leyendo el breviario, en latín por supuesto. Es un libro viejo y resobado. Dice la misa de Pio V y nunca se ha quitado la sotana, ni para irse a la cama.

En esta situación lo encuentra un huesped que se ha colado como Pedro por su casa. Le pide confesión y el padre Cañibano lo mira asombrado. Es joven y viste un tanto estrafalariamente. No sabe si le está tomando el pelo, pero por si acaso se pierde una ovejita descarriada decide escuchar sus cuitas. Sentados en dos butacones orejeros Jimmy Tou, así dice llamarse, le cuenta sus ansias libidinosas y el padre Cañibano respira entrecortadamente. Por un momento siente la tentación de excomulgarle y anamatizarle, luego de darle con el breviario. Finalmente se pone tan colorado que se atraganta y tose como si tuviera la gripe aviar.

Cuando el muchacho le habla del detective del hotel, Hasta de Toro, y de sus historias perversas el pelo canoso del padre Cañibano se pone negro como la tinta. La proposición final es apocalíptica. Jimmy Tou le sugiere un trío con el detective y nuestro buen anciano está a punto de estallar. Se pone de rodillas, se persigna y comienza a exorcizarlo como si fuera el mismo demonio. Vade retro Satanás.

El padre Cañibano sufre un ataque apoplético y Jimmy Tou creyéndolo abismado en profundos pensamientos se retira con una sonrisa sardónica en la comisura de los labios. ¿Qué anda tramando este jovenzuelo?. Tal vez sea el mismo demonio disfrazado de Jano, el de las dos caras -¿o eran más?-.

Otro día les hablaré de la cruzada del padre Cañibano, váyanse preparando.




Por una de esas casualidades, aburrido y sin saber qué hacer, despues del soponcio que le provoqué al padre Caribaño, quien me dió con el brevario por mi osada proposición, me fuí a uno de los salones del Hotel donde para grande de mis sorpresas, habia un Blüthner de concierto, con una cola más larga que el vestido de Sissy. Impulsivamente compencé a tocar unos acordes de "Mi Corazón se abre a tu Voz", de Sanson y Dalila de Camille Saint-Säens. No hube bien avanzado los primeros compaces, y siento detrás mío una voz tan poderosa, prístina y cristalina, con una coloratura que nunca habia oido antes. Seguí tocando de memoria.... "!Repond a ma tendresse"! seguía canatando la voz, que por están tan cerca mío, casi me reventaba los tímpanos. Lo que sigue es casi innarrable: la soprano de coloratura, se emocionó tanto con el pasaje, que su voz se quebró definitivamente al final del pasaje.

!Se trataba nada menos que de Sofía de Hannover!

Repuesta de la emoción, procedió a presentarse y me felicitó por la facilidad de que -sin conocernos- hubiéramos hallado tan espontáneo afiatamiento entre piano y voz.

Tras ver a esta coloso, mas grande que ropero de tres cuerpos, sólo atiné a invitarla a tomar una copa de champagne en la terraza del Hotel junto a la piscina.

Me contó de su trayectora por los diversos escenarios del Metropolitan, La Scalla, El Colon, The Royal Opera House. Como anécdota me narró que cuando le tocó hacer "Brünhilde, en Die Walküre, en los Festivales de Beyreut, el regisseur había pensado ponerle un caballo de verdad para entrar a escena, pero debido a su peso, no hubo animal que la resistiera....

Como la viese un poco deprimida, le ofrecí invitarla a una cena íntima en mi habitación, la cual aceptó sin tapujos y con cierto entusiasmo.

Cenamos frugalmente unos cuadros de canapés de salmón de roca y caviar y una variedad de quesos con frutas, regado con un Chardonné bien heladito.

Al final de la cena, le pedí como un favor que me cantara el pasaje de la "Inmolación de Brünilde" del Ocaso de los Dioses. Yo tendido sobre mi cama, la observaba cómo su garganta vibraba con sostenidos trinos. Fué tal su ímpetu en la interpretación, que en vez de arrojarse sobre la pira, se arroja con sus 180 Kilos sobre mi! La cama se desplomó por completo. Y me hundió dos costillas.

Al estruendo, llegaron el Señor Olmos, el Toro Rodriguez, y el padre Caribaño.....

Al contemplar la escena, se miraron los tres, meneando la cabeza.

Cosas de artistas......



Sofía de Hannover es una mujer gruesa –no diremos gorda porque eso no se lo dice un caballero a una dama, pero gruesa sí que es gruesa- y aparte de su condición de soprano en declive las grasas de su mala época, cuando el director de orquesta doctor Karoján la dejó y se puso a comer pasteles como una loca, nunca perdió su condición de amante apasionada y compulsiva. Tanto que lleva una agenda para recordar el nombre de sus numerosos amantes.



Como su recital en el hotel se suspendió, por imprevistos, esta noche caminaba a pasitos cortos y muy pesados hacia el salón donde los varones suelen fumarse sus puros (la prohibición aún no ha llegado al hotel) buscando compañía para combatir su soledad y sus cuitas. De pronto oyó en una esquina el piano de cola que tantas veces tocaran sus acompañantes, cuyos nombres ya olvidó como olvida todo. Se lo ha regalado a Pestolazzi quien lo colocó inmediatamente en el salón de los fumadores a ver si lograba ahuyentar humos y atraer melómanos.



Las manos suaves de un joven vestido de manera rara (Sofía utiliza un monóculo porque le está fallando la vista, entre otras cosas) acariciaban una melodía con impulso romántico. La reconoció al pronto, Camille Saint-Saens, Sansón y Dalila que ella cantara en el Liceo de Barcelona hace ya tantos años que un suspiro terrible sale de su boca como un vendaval. Y se puso a cantar con la pasión de la juventud.



Un joven y además melómano, y por si fuera poco delgado y atractivo. Sofía de Hannover no cabe en sí de gozo y le falta tiempo para invitarlo al restaurante donde Aloxius Alpedrete les prepara algo rápido, por las prisas. La soprano invita al joven a su cuarto donde se ha mandado instalar un piano de andar por casa, para emergencias. Decide reinterpretar su papel de Brunhilde que tanto éxito le diera con Koraján. Llega al éxtasis y no puede soportar más su pasión amorosa. Se lanza sobre el pobre Jimmy Tou que la mira asombrado porque por mucho que lo intenta no puede mirar nada más en el cuarto, ella lo ocupa todo.



De pronto una enorme mole amorosa cae aplomo sobre el lecho de Jimmy Tou que queda atrapado entre las carnes de Sofía y el somier que ha dado en el suelo con tanto impulso. El joven, ingenuo él, piensa que ha sido el deseo incontrolable de la soprano de arrojarse a la pira la causa del desastre. No conoce las toneladas de pasión que albergan los pechos de la soprano, que se pone a buscar al jovenzuelo entre el estropicio, ansiosa por oprimir su figura contra sus pechos maternales. No puede encontrar nada que no sea ella misma y entonces llama al detective del hotel que aparece con la magum 45 desenfundada y a punto de disparar a todo lo que se mueva (menos mal que no se mueve nada). El Sr. Olmos, jefe de camareros, aparece por allí, temeroso de que el Sr. Pestolazzi le achaque el estropicio y el padre Cañibano por si fuera precisa la extramaución o la confesión “in artícolo mortis”.



Visto que visto el panorama todos mueven la cabeza y salen corriendo cuando la famosa soprano, a voz en grito, les pide ayuda para ponerse en pie y socorrer a su adorado jovenzuelo, Jimmy Tou, que no sabe dónde encontrará su cabeza, si la encuentra.






Después de este desastre con doña Sofia de Hannover, mi eterna espera por don Carlos Lebon -que nunca responde a mis llamados a su habitación- la contumaz negación del Padre Caribaño, el vejámen sufrido por el Detective del hotel, Antonio Asta, (El Toro Rodriguez), no quiero siquiera enterarme de que un Gigoló se ha instalado en este hotel!. Anoche hablé con mis padres, y tras largas explicaciones, les dije que partiría rumbo a Buenos Aires en busca de..... nuevos aires.

Espero que tal aire, cicatrice mis heridas. Acabo de romper mi retrato, y me siento rejuvenecido como Cleopatra despues de su baño de leche.... "!Mohamed!" - "!Sécame!".

¡Este hotel me asfixia! Que estuve a punto de arrojarme de la ventana del 5to piso como Mademoiselle Le-Louch en la cinta de Roman Polanski.... No duermo tranquilo. Oigo mil pisadas y carreras por los pasillo en las noches. Golpean mi puerta y ventanas.

Doctor SUN! Adios. Ya nada me sirve: no puedo dormir ni con su té de naranjo.

Mañana me embarco en el Queen Mary. Me voy para Buenos Aires.

Adios. Este hotel se ha convertido en !"la casa de los espíritus"!





Que nada facil fue llegar el Hotel Joie de Vivre, -màs aùn con mi familia a cuestas - Obviamente que no dejó de llamarme la atención el cartelito pegado en la habitacion pegada al lobby "Conferencias-coloquio de D. Crisanto, mago blanco". Y yo, aparte de ayudar a mis padres con sus bultos y baùles, tuve que ensuciar mi estupendo traje blanco de lino, y rozar mis zapatos bicolor con ese maldito betùn de las maletas. No sè, a estas alturas parece que ya no se puede ser elegante! Y la servidumbre, totalmente inútil.

Algo habia leído de los cuentos de don Juan de Carlos Castaneda, y el "cartelito" sobre la conferencia de D. Crisanto, me intrigó de entrada.

Sin embargo, pese a haber arruinado mi traje de lino y mis zapatos bicolores, lo principal habíase logrado: Notre arriveé dans l'Hotel Joie de Vivre!

Ahora tenia que averiguar donde o cuando llegaria Carlos Lebon y esa ninfómana de la Filomena Masturano!

Con la parsimonia de costumbre tuve que soportar el interminable soliloquio del Sr. Pestalozzi, quien me habó del tiempo, de la posible guerra, y de la "extraña" conferencia que dictaría Don Crisanto.

Instalado en mi habitación, recordé "LA MARCHA NOCTURNA" -este es el más alto grado de la brujeria y ahora, durante mi estadia en la Joie de Vivre tendría que poner a prueba todas mis artes para zafarme o integrar a la Masturano, y lograr esa comunicación sutil con Carlos Lebon. Imagino sin saber como abordar a Carlos Lebon: creo que le interesa la mùsica, Vivaldi, Bach, Rossini y los pintores impresionistas. Pero en fin, lo imporante es que luego llegarán Carlos y doña Filo y tendré que enfrentarlos como corresponde.

Obviamente que no me perderé la conferencia de Don Crisanto - me han dicho que es un hombre de gran conocimiento - aprovecharé de consultarle sobre la iniciación esotèrica, si requiere mucho expendio de energia sexual o si debo mantener castidad.






Dígame alguien por favor en qué habitación se halla ese maldito Doctor Carlo Sun!

Que con mi traje de lino hecho leña, mis zapatos arruinados, y mis padres cateteando encima mío no aguanto este exordio del "Heraldo del bien que Vendrá"! Será el Hotel Joie de Vivre, pero necesito un psiquiatra urgenteeeeeee!!!!!! El olor aqui es apestante! Tanta mujer histérica! Tantos excéntricos llegando. Como si se hubiesen acordado para este encuentro. A veces pienso que vamos en el "Expreso de Oriente" o como que estamos próximos a amprender el Viaje a Reims....

Ya sé que el Dr Sun es bajito, enjuto, morenazo como buen siciliano que es; y que sus orígenes le han dado más problemas que sus locos. Pero yo estoy loco tambieeeeeeeen! Imagínense: sin todavía ver a Carlos y sabiendo que la Masturano me acosará en cualquier momento. Si al menos hubiese aparecido el señor Buenavista para distraerme un poco con su charla de su paso por el MIT y las competencias de regata en Boston! O comentar al menos las famosas amistades del presidente del FMI..... Pero aquí estoy esperando en medio de este marasmo esperando al Señor Olmos que se digne a recibir a mis padres, a mi, (pobrecito yo) y nuestro equipaje. Jefe de Camareros! - de seguro se está masturbando con una pelicula porno con algun coleguita!-

Que horror! son las 11 de la noche y recién nos han asignado nuestros cuartos!

Creo me daré un baño de tina y despues veré si es que puedo bajar a comer algo.....




Ni bien llego al Hotel me entero de que está el bien ponderado y reconocido Dr Crisanto, a quien quisiera consultar estos locos sueños premonitorios de que un Hombre con ademanes muy finos, pero que carece de pelos, demanda de mis pañuelitos y mi sentido del pudor, me dice ninfómana y espera una noche de delirios entre tres...

Tengo que saber a qué se deben estos sueños que me acosan día y noche y no me dejan respirar, se me cae la dentadura y ya no puedo ni hablar.

Si bien es cierto que ansío perder mi virginidad en algún cuarto sombrío de Hotel, no querria que fuera entre piernas y brazos tan blancos que hasta se pudieran confundir con las sábanas.Un hombre que me hablará en alemán y gemirá en Inglés. No señor!! Yo ando en busca de uno más simple, bien morochón que huela a pueblo y que me deje pelos hasta en la almohada, que me cante tangos y que meta sutilemente las manos en mis pañuelitos, así me hace suya sin que me dé cuenta...Son muchos años de soledad y vaya a saber si me animo, si se puede sondear mis adentros.. Ay!!! cómo me acosa la duda!! Necesito de magia blanca para que me devirguen dormida... Creo que eso será lo mejor. Dormida, sí señor... Pero Por favor que no se me aparezca en mi sueño ese depravado blancuzco y lampiño!!!!

Y lentamente y en puntillas de pie, Filo se acerca sigilosa a la puerta del saloncito VIP para ver si acaso pudiera conversar con el profesional, que según ella, encontrará la clave y la solución a su triste padecer.


Finalmente nos asignaron nuestras dependencias: mis padres juntos en una matrimonial, y yo en una single. No les diré que la cena en el "Joie de Vivre" fué excelente, sino deliciosa y exquisita: Petitt bouchée de caviar para el aperitivo; langosta con salsa de ostiones de entrada; abutarda a la cacciatore de fondo; mousse de marrón glacé de postre; café y créme de menthe aux frappé de bajativo. Digamos que una buena cena siempre encuentra un paladar sensible de gourmet.

Hoy por la mañana me enteré de que doña Filomena Masturano había ingresado al Hotel. Parece que la pobre está entrando en delirio, y por lo que me han contado, anda con sueños premonitorios que la tienen algo descompuesta. Según el Dr. Crisanto sufre de repentinos espamos psico-vaginales debido a una histeria mal tratada. Hasta tal punto llega su delirio patológico, que todavía anda pensando en perder su virginidad. Se ve que ha perdido la memoria por completo si es que no sufre de Halzheimer.

Sin embargo me he dado el valor suficiente para acceder a sus delirios, por más que me halle un degenerado, blancuzco y lampiño que murmura en alemán y gime en inglés. Estoy seguro que cuando sienta mis manos acariciando sedosamente sobre sus muslos sus hormonas cobrarán vigor y la entrega será completa. Pero esto no es precisamente lo que me quita el sueño, lo que más me intriga hasta el momento, es que todavía no he visto llegar a Carlos Lebon... No sé en qué ha quedado todo el amor que me juró -ni menos- los besos que le di. No sé qué excusa podrá darme, pero no le perdonaré que falte a nuestra cita secreta. Hablaré con el Detective del Hotel para que le haga el seguimiento.

A ver si hoy puedo asistir a la conferencia del Dr. Crisanto: tengo entendido que hablará del Nahual, el Mezcalito y el Peyote.

En el intertento me iré al fumoir a disfrutar un café cortado y enterarme por los diarios de los chismes de la ciudad.



Nada, nada, no hay problema, jaja, dice el Sr.Pestolazzi a cuyos oídos han llegado rumores sobre huespedes en el hotel que desean utilizar los servicios gratuitos de D. Crisanto y del doctor Sun. Solo tienen que dejar un mensaje en conserjería solicitando estos servicios y los propios interesados darán dia y hora de consulta a sus clientes. Al efecto se abre un buzón en conserjería para que todo el mundo pueda solicitar día y hora de consulta.

Claro que también está dispuesto al efecto el padre Cañibano. A todos aquellos que deseen una confesión general de sus pecados les advierte que antes deberán ponerse a pan y agua, o sea ayuno y abstinencia, durante dos días y ni se les ocurra dejarse seducir por ayuntamiento carnal. A su confesionario deben acudir puros y limpios -bien duchados si es posible-.

En cuanto a Lin yi, profesor de Taichi solo tienen que dejarle nota sobre los temas que deseen tocar en sus clases: relajación, meditación transcendental, cómo combatir el miedo, el estrés, concentración mental para exámenes, etc.




Me dijo el Señor Pestolazzi que se abrió un buzón en Conserjería y ya mismo solicito urgente fecha y hora de consulta con el Profesor Crisanto, con el Dr Sun y con el padre Canibaño!!! Algunos de todos ellos podrá ayudarme con mi triste padecer...

Me contaron por ahí que me creen histérica y con mala memoria... Si bien es cierto que soy despistada, no creo haber perdido aún mi castidad porque jamás he sentido espasmos ni locos delirios en brazos de hombre alguno. Es que Señor, si eso hubiese pasado, no estaría tan sola deambulando por los pasillos. Pues el día que encuentre esos brazos viriles, no dejaré jamás que de ellos me libere ni un mortal.

Si bien es cierto que mi ansiedad es profunda e inconmensurable sigo resistiéndome a la idea de caer en la bajeza de un personaje ruin, blancuzco y lampiño, quien pretende despertarme en un estallido de hormonas. La sola idea de que ocurriera me produce escalofríos, me hace vibrar mi dentadura y se me caen mis pañuelitos.

Yo creo que este acoso de sueños y lujuria me está enloqueciendo porque siento ya una sombra que me persigue por los pasillos...Por Dios y los Santos Evangelios cómo necesito esa cita!!!



Esta Filo siempre tan despistada. No se ha enterado que las notas se dejan en el buzón y la ha dejado sobre el mostrador. Suerte que Brunelli la ha recogido del suelo, la ha leído muy curioso y la ha puesto en el buzón. Imagino que allí habrá respuestas.