TELEGRAMA
URGENTE DE BRUNELLI.STOP.
Nota del dios Rásec
transformado en narrador del montón para pasar desapercibido: El botones le
entregó a Brunelli la carta, con olor a agua de rosas, de Priscila. No tuvo ni
tiempo de terminar de leerla cuando ya le estaba encargando al mozo uniformado
una rimera tal de impresos telegráficos que el botones se vio obligado a
prometer un billete al conserje si le ayudaba (billete que aún no le ha dado).
Brunelli introdujo con astucia su mano derecha en el bolsillo izquierdo del
botones y allí depositó un billete grande. Esto es mano izquierda y no la que
tiene Priscila que le restregó al botones el billete por la cara y éste se
enfadó y con toda razón. Una cosa es agradecer los servicios prestados y otra muy
distinta hacer que uno se sienta fuera del mundo aristocrático.
Brunelli se puso a redactar telegramas como un loco y se los
fue entregando al botones, quien decidió irlos enviando de a poco para impedir
el colapso en la empresa Cosmodemónica Telegráfica Universal que controla las
comunicaciones en este país. Así pueste este telegrama urgente irá en tres
partes y un epílogo, si lo hubiera. Hemos tenido que suprimir todos los stops
de los telegramas de Brunelli o las letras nunca se hubieran movido del sitio,
provocando un atasco de mil demonios, con perdón. Y aquí va la primera parte
del telegrama de Brunelli.
Cher Priscila: El botones acaba de abandonar mi suite con
una sonrisa de oreja a oreja y otro billete en el bolsillo. Esto no puede
seguir así, querida Pricila, o el botones acabará adjudicándose el hotel dentro
de un año, más o menos. No sea usted tímida. Que me ha contado ese deslenguado
que se pasa usted los días y las noches encerrada en su cuarto, sin salir ni
para comer. Creo que le lleva la comida el Sr. Olmos, jefe de camareros, que al
parecer la ha confundido a usted con Priscila Presley, que no recuerdo si era
la mujer o la hija del cantante inmortal.
Esto no puede seguir así, repito, es preciso que nos veamos
y charlemos como hace todo el mundo. Si no se fía de mi puede pedirle a Matilde
que haga de carabina primera y a Filo de carabina segunda y a Irre y Agustín
que amenicen la velada con sus halagos a las damas. Mire, cher amiga, mañana la
invito a comer en el restaurante de este hotel. El maitre, Alpedrete, nos
preparará un buen menú.
Y salga, salga usted, déjese ver los pasillos, baje al salón
chinoise de té, relaciónese con todo el mundo, y por supusto, que queda
invitada al congreso de humoristas, donde podrá ver los shows que tengo
preparados y al mismísimo Woody Allen, a quien
invité por telegrama urgente y espero que no me decepcione.
Y cambiando de tema musical. Alegrarme de que haya usted
encontrado una biblia en el cajón de su mesita de noche. Yo mismo he hallado tres,
la católica, la protestante y una biblia para ateos, materialistas y hedonistas
sin principios, que estoy leyendo con mucha atención y mucha diversión y algún
día le comunicaré mis impresiones en un "tét a tét" en el salón
chinoise. Frente a una infusión de esencia de corteza de eucapilto con dos
gotas de limón, una cucharada de miel silvestre y una gotita de ron caribeño
que utilizo habitualmente antes de mis shows, para que mi voz llegue clara y
límpida hasta las orejas, tabicadas por sus dueños, para no oír lo que ellos
llaman soflamas anarquistas.
Debo hacer una confidencia, cher Priscila,a su alma púdica y
encantadora. Brunelli llegó a saberse de memoria la Biblia, allá por su
adolescencia y primera juventud. Su mama italiana le mandó interno a un colegio
romano de padres Redentoristas de la Virgen de los desamparados, donde estudió
muy aprovechadamente todas las materias y a punto estuvo de hacer caso de las
monsergas del padre Antonino Visconti, aristócrata de cuna, quien le
pronosticaba un cardenalato seguro y hasta la tiara papal.
Mi mama, como usted sabe, salió de la "bela
Italia", para residir en la España torera. Matrimonió con un espada de
prestigio y Brunelli nació en Sevilla, capital de la grasia y el salero
andaluz, con permiso de las otras capitales. Mi papa era juerguista y hasta un
poco bebedor, lo que le ocasionó más de un percance con los mihuras. Pero ni
aún así perdía su sentido del humor, que heredó Brunelli, cuyo humor es en
parte andaluz, en parte napolitano, y en parte mamado de sus ídolos, Woody,
Groucho y algunos, muchos más, incluido Cantinflas. Humor que Brunelli pone a
su disposición, cher Priscila.
Y ahora permítame que insita en que abandone su soledad
monacal para participar en la vida alegre de este hotel, donde suceden cosas
que usted no debe ignorar si desea estar al tanto de lo mejor de nuestro mundo
moderno, desierto de humor, secarral de amor y nueva Sodoma y Gomorra que algún
día será purificada por el fuego divino.
Y con esto termino la primera parte de este telegrama
urgente. No sin prometerle la devolución de su carta primigenia, que no solo
planché, sino que encuaderné en marco de plata y que devolveré a usted en el
salón chinoise o en el restaurante, donde prefiera. La invito a comer o a un
cafelito, mientras yo degusto mi infusión, que el café me pone nervioso.
Un abrazo amistoso de un hermono en la biblia y el humor.
Suyo afftmo. Olegario Brunelli, humorista number one.
NOTA DEL COORDINADOR SR. SLICTIK que se ha colado en este telegrama sólo Dios
sabe de qué forma.
Si no acepta la invitación al Parnaso, donde los dioses
campan por sus respetos, debido a sus sólidas creencias, yo sugeriría a Vd.,
cher Priscila, que invitara a la autora de sus días, con el fin de que aparezca
por el hotel en forma humana y de escritora que viene a vigilar de cerca los
pasos de su personaje. De esta forma estaría en la misma condición que los
dioses del Parnaso para cambiar el destino de sus personajes o poner
zancadillas a otros o trazar el destino en su telar, con ovillo de lana
multicolor. Un abrazo y piense usted en ello.
Suyo afftmo. El coordinador descoordinado.
Slictik