LA COCINA DE LA SEÑORITA
GAS E IÑAKI LIZORNO
Iñaki no padece de
claustrofobia, de otra manera no habría podido aguantar una vida abnegada,
dedicado al noble y exquisito arte culinario. Desde cuartuchos de trastiendas a
sótanos infectos, Lizorno ha pasado por casi todo. De ahí que las cocinas del
hotel de los disparates, aunque situadas también en los sótanos, poseen todas
las comodidades modernas y su extensión haría posible jugar un partido de
futbol, entre cacerolas y sartenes.
En el centro mismo aparece un gran rectángulo, con
más de dos docenas de fuegos, de gas, vitrocerámicas y hasta fuegos alimentados
con leña, para cocinar los platos preferidos de su infancia. Un hotel tan
grande y lujoso (con muchos huéspedes y más que podrían venir y acaso vengan)
requiere de unas enormes cocinas un chef de primera y ayudantes, pinches,
lavaplatos y toda clase de artilugios para la cocina postmoderna de fusión. En
esto ha colaborado el profesor Cabezaprivilegiada, a cambio de un cheque en
blanco del Sr. Pestolazzi. Por lo visto quiere desaparecer del hotel o caso de
quedarse contratar a un asesino a sueldo, para que se cargue a los agentes de
la TIA.
La señorita Gas apareció por la cocina una
mañana, anunciando que se sentía desfallecida y necesitaba un tentempié. Iñaki
la agasajó de tal forma que ella se sintió obligada a darle un par de recetas
picantes mexicanas, algo que chifla a Iñaki. El pasearse por las cocinas se
convirtió en una costumbre. Iñaki le propuso entonces convertirse en chef de
cocina, con su misma categoría y bien pagada por Pestolazzi o en otro caso en
una visitante privilegiada, provista de una tarjeta con microchip, para acceso
a las cocinas. Y esto requiere una explicación: las cocinas están dotadas con
medidas de seguridad, para que ningún extraño tenga acceso. Esto se debe a que
Iñaki teme el espionaje industrial de otros chefs, que envidian su cocina de
fusión.
Personal: Hay unos doce
pinches, que se dedican a tareas menores, como cortar patatas, lavar ensaladas,
picar ingredientes, etc. Como ayudantes solo tiene a su yerno, casado con su
hija y ahora chef de prestigio, promotor de la cocina integral. Hay
informáticos y técnicos de mantenimiento para los numerosos artilugios
electrónicos.
Iñaki acompañó a la Srta. Gas al despacho de
Pestolazzi, donde éste se deshizo en cumplidos y dio toda clase de facilidades.
Iñaki, antes de la entrevista introdujo su cabeza en una olla de bacalao al pil
pil y estuvo allí hasta entrar en trance, como si de una droga se tratara.
DIARIO DE BRUNELLI- Hotel de los disparates-Habitación 105-
Primer día-hora entre las cuatro y cinco de la mañana
Olegario Brunelli, humorista -