BRUNELLI CELEBRA LA NAVIDAD
A
Brunelli le gustan estas fiestas, porque se come mucho, se bebe mucho y uno
intenta divertirse casi con desesperación, como si el mundo se acabara mañana
(lo que no es tan estúpido como parece a simple vista). También tienen su lado
negativo: se echa de menos a los seres queridos, que no están a tu lado, porque
están muertos o porque están lejos o porque están cerca, pero como si
estuvieran al otro lado del Universo.
Brunelli
siente nostalgia de “la sua mamma”, que está lejos, en su casita andaluza, regalo
de su papá, el torero, El Niño de los peines (así lo llamaban porque era calvo,
como una bola de billar). Se le regaló a su prometida con la promesa de boda y
la puso a su nombre en la escritura notarial.
Brunelli
se siente un poco solo en estas fechas,pero ese sentimiento se le pasa
comiendo como un hipopótamo tras unos meses de ayuno, y bebiendo como un
cosaco, de los de antes, porque ahora no deben quedar cosacos. No obstante esta
Navidad, en el hotel, Brunelli se ha echado algunos amigos, especialmente
Ñampira, con la que finalmente terminó de cenar.
Como
tiene un corazón tan grande como su estómago, no ha resistido la tentación de
salir por los barrios pobres y marginales de esta ciudad (que también los
tiene) a la busca de arrapiezos descalzos, para que compartan con él la cena
Navideña. Con la facilidad que le da su carácter bonachón y su peculiar sentido
del humor, para hacer amistad con los niños, pronto consiguió un grupito de
huérfanos, delincuentes de poca monta y vagabundillos, de los que duermen bajo
cartones en las esquinas.
Con
ellos ha regresado al hotel, cantando curiosos villancicos, que no están en
ningún repertorio navideño, porque se los acaba de inventar.
<<
Todos los ricos del mundo...undo...han decidido invitar a cenar...ar...a los
niños del tercer mundo...undo... y mañana Dios dirá...rá...rá... Ande, ande,
ande, la marimorena, ande, ande, ande que eso no se lo cree ni tu
“güela”>>
Brunelli
tiene una voz repugnante que asustaría a las fieras, pero a los niños les ce
gracia y se han puesto a corear su horrendo villancio a voz en grito. A la
entrada del hotel se encuentra de narices con Juanito Solotov, el niño feroz, y
su lorito, Capitán Silver, el largo. Como hace frecuentemente, Juanito se ha
perdido de su familia, dedicándose a buscar guarrerías en los contenedores de
la basura. Esa es la razón de que Brunelli no lo haya reconocido, ni al lorito,
que sobre su hombro parece un cuervo, de sucio que está.
A
todos los ha introducido en el hotel, por la puerta de servicio y los ha
escondido en el sótano, cerca de las cocinas de Iñaki. Luego intentó colocarse
el smoking para la cena, pero ocurrió la desgracia de que las hechuras se
abrieran como fruta madura (Brunelli ha subido cinco kilos, aunque no lo quiere
admitir). Menos mal que pudo ponerse en manos de Charly, Jean Lacoiturre o como
se llame, que Brunelli nunca se queda con el nombre y Don Alcanfor. Entre los
tres se las vieron y desearon para que el smoking diera vuelta a su cintura sin
rasgarse como papel.
Alvarito
le puso el muñequito a la entrada al salón y a punto estuvo de hacer que los
pespuntes se fueran a freír espárragos con Iñaki Lizorno. El resto mejor que se
lo imaginen ustedes... al menos de momento.
Queridos amigos: El hotel de los lios está cada día más lioso. Voy a
intentar poner un poco de orden. Empezando por la escena de los gags que tiene
varias versiones. Intentaré poner un borrador con las diferentes versiones y un
hilo conductor para que se convierta al final en una gran escena digna de los
grandes maestros del cine mudo. Como sabéis la escena comienza al final de la
cena. Olegario se ha ido a dormir y cuando todos regresan a sus habitaciones se
encuentran con los ronquidos atronadores de este dragón sin fuego, que pone al
hotel en pie de guerra. A partir de aquí hay una escena en la que intervienen
las damas Matilde y Filo y los caballeros Irre y Agustin. Se produce la escena
del televisor y queda pendiente la escena de la cantante de ópera que es
secuestrada y obligada a cantar a la oreja de Brunelli sin resultados. Esta
escena la pueden asumir Marcelo y bando con mi ayuda interpretando a Sofía de
Hannover. Si no os apuntáis la concluiré yo.
Luego viene la escena del pasillo. Salen de sus habitaciones algunos
clientes, entre ellos el futbolista y Romina y un matrimonio extranjero que no
hay quien le entienda, ni siquiera se entienden ellos y sus hijos que son un
incordio. Es aquí donde hay que poner un poco de orden porque existen dos versiones,
una sin la intervención de Filo y de Agustín y otra con todos. Haremos algún
empalme como en el cine para que la secuencia no quede coja.
Lo importante es que al final todos acaban en el casino al que acceden por
los ascensores. Y allí se produce la escena coreográfica que estoy preparando y
que cada vez se complica más. Nos lo vamos a tomar con calma y para el próximo
sábado, si os parece, tocaremos el tema de la parodia ya que hay algunos
personajes que intervendrán en el congreso y que son parodia de humoristas
conocidos.
Tenemos olvidado a los dioses del Parnaso para los que estoy esbozando un
Parnaso u Olimpo de rechupete donde tendrán también sus propios conflictos. Se
me ocurre que lo mismo que Júpiter se transformaba en las cosas más peregrinas
para seducir a las terrestres y los dioses y diosas a su vez se metamorfoseaban
en todo lo que querían para intervenir en la vida de los humanos, los dioses
del Parnaso vendrán al hotel metamorfoseados y organizarán una buena. Pero eso
lo dejarémos para más adelante. Aún tengo que esbozarlo un poco más.
Y nos queda el congreso que estoy esbozando. La idea es que el narrador,
como un cronista deportivo, va narrando la llegada de todos los personajes al
salón de actos, o de los pasos perdidos, donde está esperando el Presidente del
congreso, el Sr. Almirante que es el único que ha madrugado. Los demás están
durmiendo a pierna suelta tras una noche muy ajetreada. Es aquí cuando
interviene el botones, personaje de Ximena que me apropio momentáneamente con su
permiso. Utilizando la megafonía y de una forma muy descarada, despierta a
todos los personajes que van acudiendo, cada cual como puede y le dejan. El
último es Brunelli que a pesar de haber dormido toda la noche, parece no haber
descansado nada y se muere de sueño. A partir de aquí cada narrador cogerá a
sus personajes. Comenzará la sesión con un discurso pesadísimo de Almirante que
los humoristas y espectadores intentan combatir con mucho alcohol servido por
Clara-Alegría de todos nosotros. Luego seguirá una rápida intervención de
Brunelli que presenta al mismísimo Woody Allen y a partir de aquí hay un
maremagnum indescifrable que habrá que esbozar. En el patio de butacas están
todos muy aburridos y organiza cada cual lo suyo para no dormirse y aguantar la
sesión inaugural.
Y de momento esto es todo. Iré ayudándoos con los personajes e iremos
matizando un poco cada escena hasta llegar al congreso. Es un camino largo,
pero mientras haya risas, al menos será divertido.