Se adjunta una larga perorata
en la que se dice, entre otras cosas, que ellos son sus personajes, creados en
el tiempo libre que le ha dejado su intensa dedicación a los negocios. Es la
primera vez que su faceta oculta de escritor sale a la luz y es su mayor deseo
que todos y cada uno de sus personajes sean felices, a su manera, en conjunto y
de forma solidaria. Confiesa que desconoce cómo unos personajes de ficción
pueden llegar a tomar carne y hueso, llegando a ser tan reales o más que el
mismo autor, pero eso es así. Ha sucedido y no hay nada más que hablar ni decir
al respecto. Por su parte él se limita a cantar aquella canción que dice: “La
vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay ay!
En su condición de benevolente
y prolífico padre ha decidido unirles para siempre mediante un anzuelo en el
que todos picarán. En estos tiempos que corren, nadie, nadie, ni siquiera
Milarepa, renunciará a la posibilidad de blindar su futuro económico. “Ad perpetuum et in signo aeternitatis”.
Que por su parte él no podía
considerarse su dios, aunque alguno se lo pidiera de rodillas. Había caído en
la tentación diabólica, dedicando parte de su tiempo a escribir, en lugar de
emplear la totalidad del tiempo mortal que se le había concedido a generar
riqueza para sí mismo y empleo temporal para los demás, y no era de extrañar
que de tan diabólica decisión naciera algo tan demoniaco.
Que nunca le buscaran porque
nunca le encontrarían y etc. Etc.
Todos se asombraron de
semejante disparate. ¿De dónde había sacado aquel loco que ellos eran sus
personajes? Sin embargo nadie renuncia a ser director, legales e
intransferibles herederos de semejante fortuna. Ni siquiera un alma tan grande
como Milarepa, quien vio colmados sus deseos kármicos de fundar una escuela
espiritualista y de difundir la verdad de que todos somos hermanos en el Todo,
sin dificultades económicas ni cortapisas de ningún tipo.
Aprovechando la cercana
Navidad todos decidieron celebrarla en el rascacielos denominado Torre de
Babel. Aunque esa es otra historia que se narra en los papeles que me fueron
facilitados por Maribés, después de un largo e intenso beso a tornillo, que me
supo a mieles.
BORRADOR ESCENA CASINO
Como la escena del casino va a ser muy complicada, creo que es conveniente
buscarnos un hilo de Ariadna para no perdernos en el laberinto del Minotauro.
Como pueden faltar autores y los
personajes no pueden entrar y salir de una escena sin estropearla, he pensado
hacerla por bloques, procurando que siempre quede lo esencial de la escena a la
que se pueden incorporar o de la que pueden salir los personajes.
El comienzo de la escena se
centrará en los ascensores. Van a ir bajando personajes por un tubo. En el
primer acensor bajarán Olegario en su cama y Matilde y Filo. Clarita Alegría
puede ir sentada en la cama. Caso de que fallara algún personaje no cambiaría
nada puesto que el peso de la escena lo
llevaría el narrador aunque se pueden añadir cuantos diálogos se deseen.
Una vez en el casino, mientras la
cama de Brunelli choca aquí y allá organizando el follón, los ascensores no van
a dejar de vomitar personajes. En otro ascensor irá un personaje nuevo. Juanito
Solotov, un niño feroz, y su lorito, que ya tengo escritos, solo me queda
subirlos. Juanito está en el hotel con sus papás y hermanitos que se han
quedado durmiendo y descansando del viaje. Como Juanito no puede parar quieto
decide explorar el hotel, centrándose en los ascensores que le encantan. Su
lorito está amaestrado para decir toda clase de obscenidades. Es un diccionario
de obscenidades en todos los idiomas. En ese ascensor podrían bajar Irre y
Agustin que se quedan asombrados del lorito e intentan convencer al niño feroz
de que no sea tan malo.
En la siguiente remesa de
personajes en el ascensor pueden bajar el futbolista y Romina, así como la
soprano Sofía de Hannover que intervendrá en un gag para despertar a Brunelli
en su cuarto, que aún no he escrito, estoy en ello.
El hilo de Ariadna de la escena
está en la cama de Brunelli, cuyo desplazamiento irá haciendo que las escenas
se sucedan una tras otra a nuestra conveniencia. El ascensor servirá como
recurso para vomitar los personajes que necesitemos. Desde los padres de
Solotov que al despertarse le buscarán y al llegar al casino se quedarán
jugando a las máquinas tragaperras con gran fruición.
Los bloques de escenas podrían
ser los siguientes: En los ascensores se juntarán personajes cuya ausencia, en
el caso de que el autor no pueda intervenir, no
estropee la escena. En el primer ascensor siempre estará la cama de
Brunelli, cuántos personajes bajen con él y la forma de salir despedido del
ascensor hacia el casino, se puede modificar sin problemas.
El resto de bloques de
secuencias en los ascensores se pueden ir montando sobre la marcha. ya en el
casino se produce el primer choque con
una máquina tragaperras que vomita el premio gordo. Que pueden recoger Matilde,
Filo y Clarita, quienes olvidan por un momento sus sueños para buscar la
solución a parte de sus problemas en el vil metal.
A continuación se produce una
pelea entre otros jugadores del casino y nuestras damas por el dinero. Una
nueva bajada del ascensor con Irre y Agustín da un empujón a la cama de
Brunelli que recoge a Clarita al pasar y sale disparada hacia la ruleta. Choca
con ella y Clarita queda sentada sobre la ruleta que no deja de dar vueltas,
permitiendo así que todo el casino se cerciore de las espléndidas piernas de
Clarita. Aquí pueden intervenir los que están sentados a la ruleta. Ya hay una
escena que puede ser aprovechada con los personajes que aparecen en ella.
Como nos podemos perder un poco
con los autores y los personajes de cada cual, antes de la escena subiré un
índice con todos los autores que participamos en el taller y sus personajes.
Este índice nos servirá de guia para el resto de la narración, irá aumentado
con apéndices según aumenten los personajes y los autores.
La escena del casino será larga
y compleja. Pueden intervenir en pequeños bloques todos los autores y
personajes que se quiera. El hilo básico será la cama de Brunelli que enlazará
escena con escena hasta el caos definitivo. Entonces intervendrá el detective
Asta de Toro quien comenzará a disparar dardos somníferos contra todo lo que se
mueva. El final apoteósico de esta escena coreográfica nos mostrará a Asta de
Toro soplando el cañón humeante de su rifle y a todos los demás durmiendo como
benditos con un dardo somnífero clavado en alguna parte de su cuerpo, en
algunos casos se tratará de partes pudendas. Poco a poco os iré dando más
datos. Este sábado si os parece trabajaremos la escena del museo.