Queridos
talleristas: Como sabéis me voy con la niña al campeonato de España. No
volveremos hasta la semana que viene, así que os dejo algunas ideas por si
queréis ir trabajando vosotros algunos aspectos del relato.
En el chat del pasado sábado hablamos de
darle un enfoque un tanto cinematográfico a la historia. Los medios
audivisuales estaban ausentes y eso, en esta época en la que son los amos del
cotarro, era imperdonable. Se nos ocurrió que una cadena de tv mandará unas
cuantas unidades móviles -cuantas más mejor- al hotel para seguir el congreso
de humoristas.
La idea más o menos es esta: La cadena KTV
(si alguien encuentra un nombre mejor y más gracioso lo cambiamos) nos manda lo
mejor de su parrilla de salida. Cada tallerista puede imaginar y buscarse su
propio personaje mediático. Aquí hubo un programa llamado Caiga quien caiga que
debe ser patente americana, como casi todo, en el que unos reporteros
intrépidos, vestidos de negro y con gafas negras, se atrevían a incordiar hasta
el lucero del alba. Por lo visto en Argentina también hubo algo parecido y
supongo que en otras tvs también. Nuestros intrépidos personajes llegan al
hotel en una UVI móvil, digo en una unidad móvil, y al salir ya se caen por
primera vez. Un graciosillo entintó sus gafas de sol. No podían ver tres en un
burro pero no querían quitarse las gafas, así que se dieron la primera
trompada.
Marcelo ya tiene su locutora televisiva
que llega en otra móvil (las estrellas televisivas no soportan la compañía de
otras estrellas, debe ser para que no exploten como supernovas). Se me ocurre
que los cámras, los de sonido, los productores y toda la troupe necesaria para
estras transmisiones nos pueden servir muy bien como secundarios.
Hay un director de cine que anda por el
hotel y al que dejamos perdido en algún rincón. De él se encarga Marcelo al
que si tengo tiempo dejaré algunas idea
para que lo retrate. Ha encontrado una mina de oro en lo que sucede en este
hotel de los lios. Se ha propuesto rodar un documental con cámara oculta.
Nuestros personajes no lo saben, pero descubrirán que está pasando algo muy
raro y gastarán bromitas subidas de tono al director, como las que suelen
gastar los programas de cámara oculta, que son de no te menees.
Aparte de la invasión de tv y cine, el
hotel puede ampliarse para acoger toda clase de trabajos. No sólo el humor va a
tener cabida. Como ejercicios, para quien se sienta interesado en ello, os
propongo por ejemplo describir el hotel. En la narración no sólo cuentan los
personajes, describir el entorno en que se mueven puede ser muy importante para
el éxito de la narración. Si alguno se anima puede intentar describirnos el
hotel visto desde fuera o desde dentro. La decoración, los diferentes salones,
las suites de lujo o nupciales (hay varias y creo que no están ocupadas).
La piscina, enorme, no está descrita.
Podemos poner allí a unos cuant@s vigilantes de la playal. Puede haber saunas y
yakuzis. Se me ocurre que meter a Brunelli en una sauna y encerrarlo para que
sude puede ser una bromita de aupa.
En la cocina también hay mucho ajetreo.
Allí está mi personaje, Iñaki Lizorno, cocinero postmoderno, haciendo de las
suyas. Necesitamos pinches y proveedores de buenas viandas.
El hotel podría mejorar mucho si alguno
se apunta a meter en él una historia romántica. No es imprescindible que se
relacione con los personajes ya existentes. Si alguno siente la tentación de
escribir una historia romántica, melodramática o dramática, que se desarrollo en
el hotel, ayudará a que allí pase de todo.
También puede haber un club de poetas
donde se den conferencias y se digan versos e incluso se pueden hacer homenajes
a los poetas muertos.
Cualquier cosa que se os ocurra puede
coger en el hotel, incluso alguna historia policiaca. Un hotel es como un
universo, en pequeñito, pero cabe todo.