sábado, 21 de octubre de 2023

TEMAS SUELTOS HOTEL DE LOS DISPARATES XXXI






Maribél es la mujer más hermosa del mundo, la más explosiva después del explosivo plástico, la más despampanante después de las narices de Cleopatra, y lo que algunos machistas pensarán es una tomadura de pelo, pero es cierto, lo juro, y la más inteligente y culta del planeta, por encima de todos los machos cultos e inteligentes que han sido nunca en la historia humana. Y no lo digo yo solo, a quien ciega su belleza y a quien ha vuelto “turulato” su cuerpo desnudo entre mis brazos (¡uff, me va a dar un infarto!), su amante apasionado durante un tiempo y desesperado desde entonces, sino que también lo dice la prensa rosa (El “Ola del mar” en su edición monográfica sobre ella, dice, y cito textualmente: nadie se explica cómo una mujer tan bella pueda ser tan inteligente al mismo tiempo) y el resto de revistas del corazón, que no vamos a citar y pueden ver los elogios de todos los machos de pacotilla en Play Boy, todos los que llegaron a conocerla, más o menos íntimamente, quienes dicen entre otras lindezas: me alegra haber pasado por tonto a su lado con tal de haber disfrutado del más sensual cuerpo de la historia humana.

Pero ya conocerán a esta diosa en su momento. Ahora me veo obligado a “finiquitar” esta presentación por razones de espacio y tiempo, y tal vez hasta de dimensión (me he salido de ella al hablar de Maribél). Esto lo haré de inmediato, aunque no sin antes hacerles saber que la mayoría de quienes recibieron el telegrama acudió de inmediato o lo más rápidamente posible, incluido Milarepa, al rascacielos de Montparnás y allí permanecerán durante meses, esperando su parte en la cuantiosa donación del millonario Slictik. En dicho edificio nadie sabía nada y tan solo un guardia de seguridad muy extraño y que dijo llamarse Karl Future, les permitió el paso, previa acreditación en debida forma y se desentendió luego de ellos, por lo que muchos buscaron sitios para dormir y saquearon los frigoríficos de las plantas y las cocinas del restaurante existente en la planta baja. No puedo decirles aún si el tiempo que pasaron allí, antes de entrar en posesión de la donación y de formar el holding y la fundación mencionados, terminó con todas las existencias, obligándoles a saquear los restaurantes cercanos o si por el contrario, pudieron sobrevivir hasta que el nuevo holding compró una cadena de alimentación. Y no puedo decírselo porque no es el momento, no porque no lo sepa. Lo que sí estoy en condiciones de mencionar es que yo fui el único que se vio obligado a comer en los bistrots más baratos del barrio porque Karl Future no me permitió el paso, alegando que yo no era uno de los personajes de Slictik, y por lo tanto mi intromisión no sería bien recibida. Gracias a Maribél que una noche salió a cenar a un bistrot, más que nada por despejar la cabeza, y tuve la suerte de que fuera el mío, y tuve la increíble suerte de que aceptara cenar conmigo, y luego ocurrió el milagro de que accediera a acostarse conmigo en mi modesto hotel. Pero esa es otra historia, pito y repito.

Y es así como permanecen un mes tras otro, peleándose constantemente entre sí. La gendarmería parisiense hace acto de presencia cada dos por tres. Les ha detenido repetidas veces por escándalo público, pero se ha visto obligada a ponerles de inmediato en libertad dado el guirigay que arma el millonario Slictik cada vez que esto sucede.

Por estos y otros motivos el rascacielos, propiedad de un tal Slictik (millonario excéntrico donde los halla) hecho acreditado ante la comisaría parisina por un conocido bufete de abogados que presentó en su momento escrituras públicas de compraventa, es conocido ya, con mucha sorna, como “La Torre de Babel”.

Muchos de sus huéspedes se entienden en español, algunos en inglés y otros en idiomas tan variopintos como desconocidos. Están en total desacuerdo con todo o casi todo, excepto en presentar como salvoconducto un telegrama de Slictik con el que se creen con derecho a todo.

Las cosas no mejoraron hasta que, poco antes de Navidad, hizo acto de presencia en el hotel un monje tibetano, vestido con la consabida túnica azafranada, quien dijo llamarse Milarepa y les exhortó a cuidar de sus almas, de su espiritualidad y a comportarse como hermanos. Entonces alguien repartió algunas hojas escritas en un ordenador portátil e impresas con un sello y logotipo de una empresa “Grupo Slictik, empresas variadas asociadas”. En dichas hojas se anunciaba que el rascacielos era suyo y de todos los que aparecían en la lista adjunta, como se confirmaría en escritura que les sería entregada tan pronto se pusieran de acuerdo y llegaran a formar una sociedad o fundación altruista.. Se les advertía de que nadie podría pedir la venta del rascacielos y el reembolso de la parte correspondiente. Las condiciones de la donación de Slictik eran drásticas:

-El rascacielos sería de todos o de ninguno.

-No podría ser vendido, pignorado, hipotecado o alquilado.

-Es condición inexcusable la creación de una empresa o fundación en la que todos sean socios a partes iguales. Parte de sus ganancias se dedicarán a fines sociales y entre sus numerosos planes y metas siempre tendrá que haber alguno dedicado al bien de la humanidad, en general.

-Aparte del bien inmueble, o sea el rascacielos, existen otros bienes, tales como deduda pública y otras inversiones en la Societé du Credit Française, que podrían ser empleados por la nueva fundación “ad limitum”.

-El millonario Slictik les da las gracias.

domingo, 1 de octubre de 2023

TEMAS SUELTOS HOTEL DE LOS DISPARATES XXX

 


                   LA TORRE DE BABEL

 

Tras la fiesta de fin de año, que ya les narré, muy sobriamente (hay detalles que pondrían los pelos de punta a un paparazzi) el rascacielos conocido como Torre de Babel, sito en París-LaFrance, vuelve a su vida habitual, con mucho retraso (ha pasado un mes desde la noche de fin de año) y con una gran necesidad de limpieza y de que una mano firme tome el timón.

 

A falta de otra menos peluda la mano férrea del doctor Sun agarra las riendas y no las suelta ni a tiros. Como ya les he contado Slictik el millonario entregó un cuantioso cheque de millonario a la comuna que sus personajes humorísticos, declarados en rebeldía procesal, habían fundado con el fin de darse a conocer al mundo y de llevar sus propias vidas al margen de las de su supuesto creador, ya que no creen para nada que ellas hayan sido creadas en un momento del tiempo y situadas en un espacio ficticio o virtual. Nosotros, los que nos consideramos seres reales, tampoco creemos en nuestro creador ni en haber sido creados por él. Como no lo vemos, decimos muy hipócritamente, no puede existir. Como el creador nunca se manifestó a sus criaturas y sí utilizó a Slictik como intermediario o ángel de la espada de fuego, ahora resulta que sus criaturas no creen en él porque “nunca lo han visto”. ¡Si tendrán morro! ¡Yo que les di todo lo que son y todo lo que serán!

 

Pero aceptemos lo inevitable. La rebelión se ha producido. Han sido expulsados del paraíso, donde campaban desnudos y sin vergüenza, por Slictik, -ángel-de-espada-de-fuego, y ahora se han refugiado en la Torre de Babel, el rascacielos más moderno y confortable del mundo y tal vez de la galaxia entera. Desde allí intentarán darse a conocer al mundo, asesorados por Martín, director de Marketín, e incluso apoderarse de él, gracias a los inventos del profesor Cabezaprivilegiada. Pero antes es preciso limpiar toda esta basura y estas vomitonas que un mes de juerga y resaca continua han dejado en paredes y suelos. El doctor Sun se encuentra a cada paso con braguitas y sujetadores de las pupilas de Anabel, hoy la madame tras la muerte de Lily, y con los slips de colores y comestibles de Johnny el gigoló y sus adláteres, también contratados para refocile de las habitantes del género femenino de esta perversa Torre de Babel, donde el padre Cañibano, un cura de antes del Vaticano, comenzará a lanzar sus diatribas apocalípticas.

 

El doctor Sun encuentra a Carl Future y le ordena proceda de inmediato a informatizar el edificio y a dotarlo de un sistema de seguridad portentoso. A continuación se encierra en el despacho del antiguo director de Brokers&Brokers, descuelga el teléfono y solicita de las páginas amarillas francesas el número de una empresa de seguridad. La telefonista, que está conchabada y recibe un estipendio por sugerir siempre el número de la empresa de limpieza de Candelaria, la limpiadora aria, le pone en contacto con este portento, fuera del tiempo presente, aunque no del espacio (tiene su despacho o nido de víboras nazis en un piso de una de las torres de Montparnase).

Muy amablemente atiende Candelaria (que aún no sabe que es personaje humorístico y tiene derecho a parte del cheque de Slictik el millonario) al doctor Sun y éste queda encantado. La primera promete mandar inmediatamente una flota de desembarco de limpiadoras, al mando de la cual irá ella en persona,  y el segundo promete un sustancioso cheque en cuanto pisen el hall de la Torre de Babel.

Al ir a retirarse del despacho para bajar a recibir a Candelaria, la limpiadora de raza aria, del doctor Sun choca con Don Fóbico Pesadilla, que está saliendo en estos momentos de un armario empotrado. Se disculpan ambos como si no pasara nada y cada uno sigue su camino.

En un pasillo el doctor Sun pisa a Olegario Brunelli, el humorista number one, que ronca sobre el suelo a pierna suelta. Ni siquiera se despierta.

El doctor Sun sigue pisando barrigas, cabezas, muslos y bajos vientres desnudos según va descendiendo de piso en piso (no se atreve a tomar el ascensor porque Carl Future le ha dicho que no son seguros). Conforme despierta les echa en cara su libertinaje y desenfreno y les embrisca al padre Cañibano, que ha caído del techo, como del cielo, en alguna parte de su recorrido. Les arenga para que se pongan manos a la obra y todos, una vez quitadas las legañas con los dedos, solicitan se les ponga su despachito oficial.

Estas son hasta el momento las peticiones que ha recibido el doctor Sun, sin perjuicio de recibir muchas, muchas más:

-Escuela espiritualista de Milarepa y Krosnamurti, azote de Occidente.

-Despacho de asesoramiento fiscal y económico y bursátil del Sr. Buenavista economista.

-Consultorio sexológico de Johnny el gigoló, Anabél y resto de pupilas y pupilos, que una vez llamados por estos nuevos millonarios para solazar sus días y sus noches, han decidido que ellos también son personajes humorísticos y tienen derecho al cheque y al correspondiente despachito oficial.

-Adalgisa se ha hecho con el despacho de un bróker sin pedir permiso a nadie y allí ha instalado su consultorio astrológico, pitonísico y de todas las mancias conocidas y por conocer.

Y así ha quedado la cosa… de momento. La flota de desembarco de Candelaria, la limpiadora de raza aria, está a punto de tocar puerto. Ya les iré narrando el resto… ¿Qué quién soy yo? Pues Lotario, el reportero más dicharachero del nuevo diario que se pondrá en marcha en la Torre de Babel. De momento hago de todo. Como paparazzi en ciernes les contaré en otro momento los desmanes y desenfrenos de este largo mes de Nochevieja en la Torre de Babel. ¡Si yo les contara todo!  Solo les contaré una parte para que el escándalo no sea aún más mayúsculo e irreversible de lo que ya es.

Continuará.