miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL HOTEL DE LOS LÍOS



                             El hotel de los líos

            En un determinado momento de mi pequeña historia virtual fui invitado por una buena amiga argentina, Ximena, a participar en su comunidad coordinando un taller de humor. Acepté y estuve pensando durante tiempo en la forma de que el taller fuera lo más divertido posible sin que por ello perdiera ni un ápice de la seriedad que requiere todo proyecto literario. Estuve perdido hasta que se me ocurrió echar mano de uno de mis ídolos humorísticos, Groucho Marx y sus hermanos, en la primera película que viera de ellos: el hotel de los líos. Puede que se llamara de otra forma pero para mí siempre ha sido y será el hotel de los líos... Imaginé que un taller funcionaría mejor con personajes y una historia que ir narrando, al tiempo que se iba analizando la creación de los personajes, los diferentes géneros literarios y todo lo referente a la creación literaria. Soy de los que opinan que si se puede aprender divirtiéndose no hay razón para elegir la opción de sufrir...Una vez se me ocurrió la idea básica busqué el mejor formato, que permitiera la máxima creatividad y diversión, al tiempo que los autores se relacionaran entre si a través de sus personajes creando una historia común... El mayor problema en estos casos suele ser el conseguir involucrar a diferentes autores en una misma historia. El escritor acostumbra a ser individualista por naturaleza, su mundo literario, su universo de ficción es suyo y solamente suyo. En soledad crea sus personajes y construye un mundo personal, al que luego tendrán acceso sus lectores, aunque más tarde, una vez que todo está ya atado y bien atado. Al escritor le gusta relacionarse con otros escritores para no sentirse solo al tiempo que intercambia algunas inquietudes, sin embargo a la hora de hacer literatura no entiende muy bien eso de ir del bracete hacia metas literarias comunes... Creo que se parte de la convicción de que dos escritores, dos autores, no pueden compartir una misma historia, unos mismos personajes, un estilo y una forma de narrar. De ahí que las historias comunes en Internet con frecuencia no lleguen a buen puerto. Es preciso involucrar a varios escritores en un mismo proyecto y eso no es fácil, nada fácil. Deben sentirse a gusto en la historia, con amplio margen para expresar su individualidad y sobre todo, conscientes de no estar haciendo una tontería. Es decir que este texto aunque no llegue a editarse o ni tan siquiera a rematarse sea siempre interesante por un sinnúmero de razones: se aprende interactuando con otros escritores, comprobando de primera mano cómo llevan ellos el duro oficio de parir un texto. ¿Cómo involucrar a varios autores en una historia común, con unos personajes que se relacionan entre si y no solo narrando lo que ocurre sino dialogando entre ellos? Eso era un reto. Al final se hizo de la siguiente manera....

 


      Cada autor que deseaba participar tenía que escoger un personaje principal y hacerse cargo de varios secundarios, según sus gustos y características como autor. El personaje principal era de libre elección. Lo mismo podía tratarse de un turista que se alojaba en el hotel que un humorista que acudía al congreso de humoristas por la paz que se estaba celebrando en uno de los salones. Eso facilitaba mucho la elección del autor de su personaje. Si bien el taller tenía una clara orientación hacia el género humorístico estaba también abierto a toda clase de géneros. En el hotel podían ocurrir historias detectivescas, melodramas, historias amorosas. Todo puede ocurrir en un hotel que se precie. Recordé la novela Gran hotel de Vicky Baum, creo recordar, y algunas series televisivas. Ese formato era ideal para un taller orientado principalmente a la creación de personajes... Comenzamos a funcionar con muy poca gente, menos de media docena de amigos y al principio hubo una cierta desorientación, pero pronto le tomamos el hilo. Como personaje principal elegí a Olegario Brunelli, un humorista gordito y calvo, muy pagado de si mismo ( de ahí el sobrenombre que se da: el humorista number one) que llega al hotel para participar en el congreso de humoristas por la paz... Antes de comenzar a funcionar como personaje en el hotel era preciso que el autor escribiera una breve biografía de su pupilo para que todos supiéramos a qué atenernos. Se hizo un apartado para biografías, otro que servía como borrador para ir esbozando la historia y un tercer apartado para la historia del hotel, ya en limpio...El proceso era bastante simple: el autor escribía la biografía de su personaje, luego éste llegaba al hotel y se inscribía. A partir de aquí podía pasar de todo, desde que otro personaje le pusiera la zancadilla en el vestíbulo o tropezaran o se presentaran con exquisita educación y eso nos daba margen para que los autores se relacionasen a través de sus personajes. Como era preciso dialogar decidimos quedar en el chat en días y horas concretos y allí actuar como en un ensayo teatral, improvisando conversaciones y eventos. Una vez acabado el ensayo se subía el texto al apartado borrador y allí cada autor matizaba, pulía o cambiaba sus diálogos o el comportamiento de sus personajes.... El coordinador del taller se convertía en narrador principal y pegaba todas las partes hasta que la escena quedara como un todo. De esta forma se fue desarrollando la vida del hotel, cada vez con más personajes y con historias de todo tipo... Debo confesar que nunca creí que llegara a funcionar y menos que fuera tan divertido...



      A pesar de lo divertido que me resulta crear personajes hubo que ir haciéndose cargo de personaje tras personaje según iban surgiendo en la historia. El hotel necesitaba un director y me saqué de la manga al Sr. Pestolazzi. Así llamado por su afición a rociarse de fuertes colonias, todas ellas apestosas. Uno de los personajes secundarios que apareció como simple enlace de las tramas comenzó a cobrar una gran importancia, amén de resultar muy divertido. Eso suele pasar a veces con los personajes, que el autor los aboceta como simple decoración y de pronto se rebelan y toman un protagonismo que dejan al autor con un palmo de narices. El botones, que no tenía nombre, era un jovencito dicharachero, muy cotilla y sobre todo un verdadero águila para conseguir propinas hasta de las piedras. Traía y llevaba cotilleos, hacía de enlace entre los personajes que lo utilizaban como mensajero y servía como factotum cuando la narración requería un "deus ex machina" que arreglara algún problema de enlace entre los diferentes autores y episodios....Según iban surgiendo personajes de acuerdo a las necesidades de la historia cada autor se hacía cargo de ellos según sus preferencias. Fue necesaria la presencia de una camarerita joven y vivaracha y apareció Clara Alegría o Clarita Alegría para los amigos. El congreso de humoristas necesitó de un presidente y allí estaba el Sr. Almirante para hacerse cargo de la situación. Su biografía era todo un dechado de virtudes: su humor era más antiguo y rancio que el de los diplodocus y su ascenso hasta la cumbre de la asociación mundial de humoristas fue un rosario de pelotilleos y besamanos –por no decir otra cosa- que le llevaron a los más bajos abismos de la corrupción. Era un personaje que divertía más por lo mucho que los demás se encarnizaban con él que por su propia personalidad, seria y corrupta...Todo hotel que se precie necesita de una cocina de primera y allí apareció Iñaki Lizorno, un cocinero postmoderno. Como ya había creado unas dos docenas de personajes humorísticos en mi fallida serie del "Circo de Slictik" decidí aprovecharlos a todos, incluso los esbozos, y ponerlos en el hotel, a ver qué daban de sí. De esta manera el padre Cañibano, un cura de antes del vaticano, se convirtió en confesor y cura a cargo de la capillita del hotel. El psiquiatra doctor Sun, discípulo de Jung, fue invitado por el director Sr. Pestolazzi para que cuidara de la salud mental de los habitantes de este disparatado hotel... Cada autor trajo sus propios personajes y aquello se convirtió en un pandemonium muy divertido. Así Marcelo, un amigo argentino, se hizo cargo de un futbolista que venía al hotel con su amante entre partido y partido... ¿Cómo poner orden en semejante desbarajuste?



       ¿Qué dificultades debe enfrentar el coordinador de un taller con un formato tan complejo?Muchas y variadas, aunque pueden parecer más dificultosas de lo que son en realidad... ¿Qué sucede cuando un autor decide retirarse, con sus personajes, del hotel, bien para volver dentro de un tiempo o para no regresar nunca? Si el personaje no se hubiera relacionado con otros se buscaría una solución drástica, tal como redactar un suelto o esquela: en el día de ayer nuestro querido y fraternal... fue atropellado por un mercedes al salir del hotel... Y solucionado el problema. Pero cuando un personaje ha vivido un tiempo en el hotel el resto de personajes le toman cariño o manía, el caso es que no pueden vivir sin él. Así que es preciso buscar salidas menos trágicas.... Recuerdo que en una escena improvisada en un chat un personaje se vio obligado a irse porque el autor de sus días era llamado imperiosamente por la cruda realidad. ¿Qué solución se encontró? Sencillamente el personaje fue al retrete en medio de una conversación y no regresó, porque para su desgracia la cerradura se entrampó hasta que el autor pudo retomar los hijos de su personaje... También hay otras soluciones: secuestro, un cliente del hotel que se va sin pagar la factura, etc, etc, Lo importante es que el hotel siga activo. La imaginación lo puedo todo y la literatura es sobre todo fantasía. Para realidad ya tenemos la vida, que imita al arte, como dijo alguien, o tal vez sea al revés y es el arte el que imita a la vida. La literatura y la vida son mundos diferentes, por eso no vemos a personajes literarios caminando por nuestras calles, aunque sí a personas que se parecen extraordinariamente a personajes literarios. La simbiosis de literatura y vida es inextricable, lo que no impide que cada una tenga sus propios límites. Aceptar las leyes de cada uno de estos universos permite al escritor licencias que en otro caso serían consideradas delirios vacíos de contenido....



    Si un escritor puede permitirse el lujo de que su narrador sea omnisciente, por ejemplo, no veo razón alguna para que no juegue con sus personajes como si éstos fueran marionetas. Que este tipo de literatura guste o no guste es algo tan subjetivo como el que a un lector le apasione el género fantástico o de ciencia ficción y a otro la literatura realista o puramente documental... El hotel de los líos es un taller donde se aprende divirtiéndose, por eso está concebido en un formato donde "las leyes físicas" de otros géneros quedan momentaneamente aparcadas. Los trucos del narrador están al descubierto como si un mago no tuviera inconveniente en desvelar sus mejores trucos al público de una sala de fiestas, para a continuación y diciendo las palabras mágicas, abracadabra, todo volviera a su ser pactado de antemano, es decir el mago haciendo creer al público que lo que hace es real y el público haciendo ver que se lo cree... En el fondo eso y no otra cosa es la literatura: un pacto con el lector para saltarse a la torera las leyes de la vida. Por eso resulta tan fácil en el hotel de los líos solventar las dificultades que van surgiendo sobre la marcha. Como por ejemplo la interactuación de escritores y personales. El formato de Internet permite a los escritores una interconexión que en el caso del formato libro resultaría en extremo compleja. ¿Por qué no aprovecharlo?...



   Utilizar los foros para que los escritores interactuen es interesante, pero no tanto como el chat o el MSN, donde la improvisación de varios escritores sobre un mismo tema es instantánea. La experiencia del hotel de los líos en este sentido es convincente. Basta con proponer una escena y los escritores que participan con sus personajes se encuentran de pronto inmersos en una especie de ensayo teatral, donde cada actor tiene libertad absoluta de improvisación. Claro que en este caso es necesaria la supervisión del director teatral, lo mismo que en estas improvisaciones literarias siempre es conveniente la intervención de un coordinador. Creo que en el hotel de los líos muchos escritores participantes han descubierto su facilidad para la improvisación, incluido este coordinador que se ha visto envuelto en situaciones que nunca creyó poder solventar y que sin embargo llegaron a buen puerto por si solas.... Pero no es esta la principal dificultad. Convencer a los escritores participantes de que no están perdiendo el tiempo miserablemente, es todo un reto. Lo mismo que en un taller literario convencional la mayoría está convencida de poder aprender algo –salvo los escritores ya formados y maduros, a quienes les puede parecer muy elemental- en el hotel de los líos se puede aprender casi todo sobre literatura, desde la creación y manejo de personajes hasta el desenvolvimiento en estructuras literarias diferentes, pasando por el aprendizaje de un poco de gramática y estilo, sin olvidar la ortografia. Estoy convencido de que aprender diviertiéndose no quita nada al taller, sino al contrario, le da un nuevo aliciente... El hecho de que el hotel de los líos se enfocara hacia el género humorístico fundamentalmente no impide que se pueda hacer en otros géneros con el mismo éxito, es cuestión de proponérselo....



      ¿Qué fue del hotel de los líos? Pues más o menos lo que se esperaba. Algunos probaron para luego abandonar, por falta de tiempo o de alicientes. Otros seguimos erre que erre, aunque con altibajos. Al final quedamos tres o cuatro mosqueteros que aplicamos bien la máxima de Duma: uno para todos y todos para uno. Mi agradecimiento a Hele-Tormenta y sus personajes, a Marcelo-Carlos Lebon y los suyos, a Graciela. Ximena y a todos lo que de una manera u otra participaron en este proyecto literario en común.... El hotel de los líos cerró por vacaciones o descanso, pero la idea estaba ahí y me complace anunciar que el hotel reabrirá sus puertas muy pronto. Mis personajes están dando saltos de alegría, esperando divertirse incluso más que el autor de sus días. En alguna ocasión no he podido evitar imaginarlos en el hotel, viviendo su vida con absoluta independencia mientras el autor sigue peleando en su vida cotidiana con todos los imprevistos habidos y por haber sin que pueda utilizar su imaginación para terminar con sus problemas... Olegario Brunelli, el humorista number one, está deseoso de rematar tantas faenas inacabadas y empezar otras, estilo performances, que le darán prestigio y muchas risas. Lo mismo los restantes personajes, sobre todo el doctor Sun, discípulo de Jung, que tendrá mucho trabajo intentando conservar la salud mental de sus huéspedes.... ¿Qué espero de esta nueva etapa? Mientras dure será divertido y todos sin excepción habremos aprendido algo. Cuando se acabe no me moriré de pena porque en el universo literario todo es tan frágil y perecedero como en el mundo real. Soy consciente de que cada nueva aventura literaria que termina es otra que comienza. El universo literario no tiene límites. Casi podría decir que es infinito. A pesar de lo gratificantes que hayan sido las aventuras ya vividas siempre habrá otras que lo serán más.... Las aventuras en solitario pueden ser maravillosas mientras la imaginación acompañe pero son las aventuras en común las que más satisfacciones dan, porque en ellas se puede compartir amistad, compañerismo, búsqueda de nuevos horizontes y risas que nunca se encuentran en la aventuras en solitario ( si te ríes solo dicen que estás bobo o loco). El hecho de que en la historia de la literatura no haya habido hasta ahora mucha literatura "comunal" salvo honrosas excepciones no significa que no pueda existir en el futuro. Desde luego no es un camino fructífero si solo se busca la fama, el laurel y el dinero. Sí en cambio si se quiere aprender divirtiéndose y esperar a ver qué nos depara el futuro.... Y ahora solo me queda gritar la máxima del hotel de los líos, plagiada de aquellos mosqueteros de mi juventud: Uno para todos y todos para uno.



    Pronto, muy pronto, en horas, en días, el hotel reabre sus puertas para todos los escritores cargados de personajes que deseen deshacerse de ellos por un tiempo. La casa de Asterion, el laberinto más complejo y profundo desde que Ariadna sacara a Teseo de los cuernos del Minotauro, está a punto de abrir sus puertas y en él está nuestro hotel de los líos o de los despropósitos, poco importa porque la diversión está asegurada.