domingo, 27 de agosto de 2017

EL CLUB DE MILLONARIOS II

  NOTA PREVIA/El club de millonarios se fundó originalmente en la página de Arihua, ahora no recuerdo su nombre, donde colaboré durante una temporada, hasta que todo se vino abajo por unos problemas que ya ni recuerdo. De allí recalamos en la Casa de Asterión, donde el Hotel de los disparates funcionó a todo tren, pero no así el club de millonarios, creo recordar, que fue tragado por la vorágine del hotel. No obstante resucitó en el taller de la escuela de escritores Alonso Quijano, un intento fallido de taller humorístico, que se vino abajo por falta de participación. Este texto pertenece al club de millonarios de Arihua.

         

         Cena en el club de millonarios

 Llegó el momento anhelado. La inauguración del club de millonarios ya es una realidad. Potrilla-Tracia envió todas las invitaciones por mensajería y con acuse de recibo. Creo que hasta una millonaria a la que llaman Gaviota, por su velero del mismo nombre, con el que recorre el mundo una y otra vez, ha recibido una invitación por radiograma.

Se afilan los dientes pensando en manjares exquisitos y en un guateque donde no faltarán lindas damas y bellos caballeros que se moverán con la elegancia que solo se encuentra ya en estas cenas de la "creme de la creme" del mejor de los mundos.

Slictik está viajando en una larga y negra limusina, como si de una noche de walpurgis con ruedas se tratara. A su lado Asmodeo se frota tanto las manos imaginando su entrada en el club, que comienzan a salir chispas. Baldomero, el chofero, ha puesto el grito en el cielo temiendo que la limusina se incendie y se transforme en un ataud rodante. Slictik-Mefisto viste una gran capa negra y oculta su aviesa mirada tras un antifaz negro. Parece el conde Drácula dispuesto a clavar colmillos donde haga falta.








2005-02-03 20:28:08


Aún nos quedan unas horas para que la recepción de comienzo. Me consta, porque soy narrador omnisciente, que en el club hay un camarero muy raro. Camina tan inclinado que uno diría tiene miedo de que se le suelten los cordones de los zapatos. Nadie sabe su nombre ni qué hace allí. El narrador omnisciente, en cambio, acaba de reconocer a su admirado Groucho Marx. No hace mucho tiempo permanecía en un tanque crionizado en un lugar secreto, a la espera de que pudieran resucitarlo. Alguien lo ha conseguido. Se sospecha de Mefistófeles.

Un hombrecito delgado, con gafas de concha, pinta de intelectual que no se ha comido una rosca en su vida, y que no cesa de hablar con todo aquel que se pone a tiro de sus problemas con las mujeres, con el matrimonio, con la vida, con Dios, con el universo, consigo mismo, con el cine.... Todos piensan que es un gorrón que habla porque aún no se ha puesto la mesa, pero al narrador omnisciente le consta que se trata de su viejo amigo, Woody...Woody Allen, que ha sido contratado para tocar el clarinete por la anfitriona, que no se creerá nunca que tras esa figura pueda encontrarse un auténtico millonario, tan aficionado a tocar el clarinete que se disfrazaría de diablo si le permitieran hacerlo en el infierno.

Arihua, bajo su disfraz de aristócrata dieciochesca, charla amigablemente con la anfitriona que viste de vampira con la cara lívida, colmillos que le cruzan el labio inferios y un antifaz rojo.

Se aguarda la presencia de un millonario mexicano que viaja de incógnito. La de un torero famoso, la de un tal Calavera no se qué... que dicen es un millonario excéntrico que le gusta disfrazarse de pistolero, de llanero solitario, para robar a sus amigos los millonarios a quienes luego hace llegar lo robado con billetitos en verso, muy graciosos.

Todo está dispuesto para la cena. Se pueden colar gorrones, aunque no sean millonarios. Creo que ya hay uno, vestido de hindú y con rostro y figura de Peter Sellers. Con las manos por delante camina apretando los muslos, como si una necesidad perentoria le impulsara. No sabemos cómo terminará esta cena, pero promete ser divertida. No se la pierdan amigos, creo que la puerta de la cocina está permanentemente abierta para los proveedores. Cuélense y disfruten de lo que puedan.

Slictik