martes, 12 de marzo de 2019

DON IRRE








Irreverente se llama Ildefonso Paredes, pero gusta de que lo llamen así. Los amigos (si realmente los tiene todavía) le llaman Irre. Hombre cuyos años mozos se han extraviado irremediablemente en el tiempo, descubre un día que ha perdido esa etapa de la vida sin reparar en ello y decide solucionarlo. Se aboca, entonces, a la noble tarea de perseguir mujeres con fines inequívocamente románticos, para lo cual cuenta – según su parecer – con el hándicap que le dan los años vividos. “ El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo, pero yo sé por diablo y por viejo” reflexiona para sí parafraseando al viejo Vizcacha. Hombre de apariencia común, se las ingenia, o cree ingeniarse para estar siempre al corriente de la moda. Luce bronceado tanto en verano como en invierno, a fuerza de lámparas en este último caso, pero su talón de Aquiles (aunque jamás admita reconocerlo) es su nariz, calvario que ha sobrellevado toda su vida. Pues la misma, no solo quiebra la armonía de su rostro sino que lo atormenta con una picazón y un goteo permanente, que debe disimular a fuerza de grandes sacrificios. Su fuerte, (así lo piensa) radica en su avasalladora personalidad, y juzga que existen muy pocas personas (del sexo débil, se entiende), exentas de sucumbir ante ella, en especial cuando despliega sus muchos encantos “ Yo los músculos los tengo aquí, alardea frente a sus amigos, señalando a veces hacia su sien y otras hacia su lengua” cuando consiente en explicarles los secretos que lo hacen un hombre fascinante.

Pero el buen Irre ignora que las aludidas no comparten su opinión y le huyen más que a la misma peste. Tales contratiempos son, a su parecer, producto del infortunado azar, ante el cual no existe remedio alguno. Dichas circunstancias, sin embargo, no hacen mella en su ánimo, pues cuanto mayores sean las dificultades – razona - que conlleva el logro de un fin, tanto mayor habrá de ser el placer que se obtenga al lograrlo.

Irre piensa ser un humorista porque las personas ríen a su alrededor, pero ignora que no son sus chistes o despliegues de ingenio, bastante gastados y standard, los que provocan aquella suerte de hilaridad general, sino los ingentes esfuerzos que le demanda sobrellevar la imagen de un Juan Tenorio del siglo XXI.

Es natural, entonces, que al enterarse de la realización de un Congreso de humoristas, haya decidido concurrir pues nada sería de dicho evento si no cuenta con la presencia del “más grande de todos ellos”.


De: Slictik2

Enviado: 28/03/2004 13:59





Amigo Marcelo. El retrato no puede ser mejor y mayores las posibilidades de este conquistador y humorista que nos va a hacer pasar muy buenos ratos.

Creo que encajará a la perfección en el congreso de humoristas y se llevará muy bien con Brunelli a quien gusta hablar de mujeres siempre que puede y le dejan.

Creo que debería participar más en el encontronazo del hall. Ya lo iremos viendo sobre la marcha. Por otro lado te sugeriría si tienes tiempo y ganas que te pusieras a trabajar en el personaje del director de cine. Un secundario de lujo que ve la escena desde una cabina telefónica y se dice que allí hay buen material para su próxima película. Creo que deberíamos ir adelantando con los secundarios que van a tener mucho papel en el relato. Por otro lado me gustaría que tomaras a tu cargo algún pesonaje de los humoristas que participarán en el congreso. Puedes parodiar a algún humorista argentino que conozcas bien o utilizar alguno del cine clásico. Un abrazo.





















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