domingo, 14 de marzo de 2021

TALLERES XL

 

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El gordo alcanza al presidente, cuando le está tomando una prueba taquigráfica. Ambos hombres enfrentaron entonces sus heladas miradas en implícito desafío que no podían, ni debían pasar por alto. Era tal la tensión del momento, que hubiese bastado el rodar de un pequeño guijarro para provocar el más formidable de los aludes. No eran necesarias las palabras, pues el diálogo de aquellos ojos, hubiese helado la sangre del mismo Karloff (en sus buenas épocas):

 

-  ¿ Estás buscando roña, vos? –

-  No, pero tampoco la rehuyo –

-  ¿ No sabés con quien estás hablando? –

-  Aparenta ser Usted, una persona –

-  No solo eso, mi amigo. En éstas tierras, después de Dios, estoy yo –

-  Ja!,pues me tiene sin cuidado. Presidentes hay muchos, pero hombres de verdad, quedamos muy pocos - 

-  Ah!, vos sos el que está comprando los números de la trompada que se rifa –

-  En efecto, lástima que no ha nacido quien pueda propinarla –

-   ¿ Querés que te moje la oreja ? –

-  Usted ¿ y cuantos más? –

-  Me basto solo –

-  Puede Usted intentarlo, desde luego –

 

Afortunadamente, las cosas no pasaron a mayores, pues en dicho instante, irrumpió un secretario de esos que le llaman protocolares, anunciando mediante un cortés pero enérgico batir de manos: “ Señores, el almuerzo está servido”.

Sabía el gordo que aquel hombre buscaría su venganza, pero solo tuvo la prueba de ello, al examinar su plato. En efecto, aquel trozo de materia orgánica deficientemente cocida, que alojaba en su seno, lejos estaba de pertenecer a la especie vacuna. Su innata sagacidad le permitió advertir que era extraordinariamente resistente al filo del cuchillo y de los dientes y, en un instante de fría curiosidad se permitió preguntarse a que género animal podría pertenecer. Ajeno a todo esto, el flaco rascaba su cabeza, mientras miraba a hurtadillas a las ninfas engalanadas en sus espléndidos atavíos captados al detalle por los teleobjetivos de los paparazzi. Solo un instante debió cavilar el gordo para delinear su plan. Si aquel hombre, buscaba guerra, pues entonces, eso obtendría. La ocasión la tuvo cuando Marylin entrecruzó sus piernas llevando los ojos de su anfitrión junto con ellas. Ese breve instante, fue aprovechado por el gordo para intercambiar su plato con el del presidente. Este no tardó en advertir la maniobra, pero ignorante de quien había ejecutado tan dezlenable artimaña, dispone hincar su tenedor en cada uno de los platos, hasta descubrir por su textura, aquello que le había sido arteramente sustraído. En su intento desesperado,  voltea un par de botellas y la fuente de las verduras. Estas, entonces, libradas a su suerte, aterrizan por sus propios medios en los más insólitos recintos provocando una larga cadena de ayes y exclamaciones. Groucho, que había sido atacado por un tomate, esgrime una defensa a base de garbanzos, lanzados por un tenedor, a modo de improvisada catapulta. Marylin aprovecha para impactar con un rabanito a Julia, que los chismes de celos entre divas, parecen no ser del todo infundados. Es así, como en un abrir y cerrar de ojos, los más insólitos proyectiles surcan los aires del protocolar comedor de la casa rosada. Woddy arranca sus pelos víctima de un ataque de histeria, mientras Mía los recoge para hacer souvenir con ellos, que la gente, le consta, compra cualquier pavada. Chico, tampoco se queda atrás y arma una bola de tallarines de respetable tamaño que vuela hasta incrustarse en los lentes del anfitrión, que responde arrojando el enigmático trozo de materia viva hacia su aborrecido rival. Esto era lo que el gordo esperaba pues se protege con una sólida bandeja de plata, mientras el mencionado fragmento, estrellando elásticamente en la misma, es nuevamente despedido por el aire y, luego de rebotar en el techo y esquivar los obstáculos a su paso, consigue ser detenido por el ojo de un guardia que observaba con impavidez el asombroso espectáculo. El hombre, que había sido exhaustivamente entrenado con el máximo de los rigores posibles para hacer frente a situaciones extremas como la que se presentaba ante sí, puso en acción sus sentidos. Su mente, alertada por su único ojo avisor, calculó con exactitud el ángulo de disparo. Hacia allí dirigió su arma, que era gomera, pistola, fusil, ametralladora, lanza – granadas y misiles. Tras el silencio absoluto que reinó entre la densa humareda,  pudo escucharse con nitidez el grito triunfal del victorioso soldado:

 

-  Shit –

 

Como la Casa Rosada tardaría seis meses en ser reparada, la primera parte de la película, debió ser filmada en exteriores. Pero un nuevo percance habría de entorpecer los bastantes malogrados planes. Por el rabillo del ojo el flaco pudo advertir como Woddy enloquecía buscando el guión revisando entre los escombros de la Rosada.

 

-  Debe estar por aquí, jamás me separo de él – se lamentaba el director.

 

El flaco sonrió encantado. Es que, llevaba con él una especie de imán para los desastres y se había acostumbrado a ello a tal punto que lo disfrutaba. Mientras tanto, las celebridades que habían asistido a la filmación se revolvían inquietas en sus butacas. Para matizar la espera alguien le pasó una pelota al Diego, que se entretuvo haciendo jueguitos. Fue ésta, la señal para que los demás se dispersaran por el convulsionado Set. Y mientras el escritor Sábato y la actriz Pampita, firmaban autógrafos para la media docena y medio centenar de admiradores respectivos, el campeón Narváez hacía fintas y tiraba ñoquis al aire (porque no era cuestión de relegar el entrenamiento), el multideportista Carlitos rompía su propio récord de velocidad en la pista de atletismo, el rockero Pappo hacía una Zappada con su Fender, mientras espiraba de reojo a las ninfas del Set, lamentándose: “Tanta harina pa tan pocos huevos” y el basquetbolista Ginóbile rebotaba por todos lados y ¡ zaz !, una tapada de aquellas, y ¡ zaz ! una volcada de espaldas y ¡ zaz !.... ¡¡ Porqué no te dejás de romper la paciencia !!.

Dos horas después un agotado Woddy se desplomaba en la silla de director. Su rostro desencantado eximía de mayores explicaciones, pero es, precisamente al arreciar las dificultades cuando aflora en toda su dimensión el talento de los hombres geniales.

 

-  Improvisemos – escuetamente, agregó.

 

La respuesta a tales palabras no habría de hacerse esperar. El gordo sugería que fuese el flaco quien reciba los golpes mientras él se rasca la cabeza, que puede hacerlo con mayor gracia no exenta de cierta maestría intelectual de la cual carece el flaco. El flaco, responde muy indignado, que su famosa rascada es marca registrada y que no va a dejarla en manos de un imitador cualquiera que eche por tierra el fruto de tantos años de trabajo. El gordo se irrita pero lo disimula y decide cambiar de táctica y mientras pasea con su compañero de tantas memorables aventuras, su voz sagazmente melodiosa, arrulla los oídos del flaco, quien se rasca nuevamente mientras en sus ojos se vislumbra que “no hay tu tía”.

Por el lado de las niñas, Marilyn y Julia, compiten por el protagónico, mientras Mía alimenta con ganas la hoguera, que mientras el río esté revuelto puede haber ganancia de pescadores.

Fue necesaria la imperiosa voz de mando de Woddy para restablecer el orden. Previsiblemente, sus directivas fueron que el gordo continuaría recibiendo los golpes y el flaco rascando su cabeza, el protagónico femenino sería de Marylin, secundada por Julia, mientras Mía y los hermanos Marx, filmarían en paralelo la versión erótica – satírica de la célebre historia “ricitos de oro y los tres osos” y al que no le guste, que se tome el buque, que donde manda capitán no manda marinero y que no lo tienten demasiado porque el que se muere de ganas por tomarse el buque es él y le gustaría ver como le explican al presidente que le rompieron la casa rosada al reverendo pedo.

Tras estos percances, pudo comenzar la filmación y todo parecía retornar a la normalidad cuando nítidamente se oyó una viril tonada que decía:

 

-  El día que me quieras / desde el azul del cielo / las estrellas celosas / nos mirarán pasar.../ -

 

Marylin, que había ignorado a los hombres hasta aquel instante, fue seducida por el porte de aquel morocho peinado a la gomina, enfundado en su impecable traje de guapo, y su espléndida sonrisa que sabía, era esgrimida en su honor. Era Gardel, o bien, el clon de Gardel (travesura de los tíos de Jurassic Park). Sea quien fuese, el hecho es que Marylin quedó loquita por él y en una abrir y cerrar de ojos, ambos, muy juntos del brazo, abandonaron el Set.

Woddy, desesperado, ensayó un último ruego:

 

-  ¿ Marylin, y la película? –

 

-  Hay cosas más importantes que el trabajo, varón – el hombre, le respondió.

 

Y para consolarlo, le dijo:

 

-  No te preocupés, compadre, te la devuelvo en España. Palabra de Carlos Gardel –

 

 

 

  PEQUEÑO SUELTO EN EL PERIODICO EL PAIS EN LA SECCION COTILLEOS DE SOCIEDAD.

 

La famosa pareja de humoristas el Gordo y el Flaco se encuentran retenidos en la sala de autoridades del aeropuerto de Barajas. A las puertas de la misma un contingente espectacular de fuerzas del orden público custodian a la famosa pareja con el pretexto de evitar que ambos cómicos sean tragados por los chicos de la prensa y especialmente por las chicas que son más abundantes que los chicos (¡vaya novedad!). Pero este gacetillero sabe que el motivo es otro.

En realidad les ha sido denegado el acceso a la Moncloa donde deberían rodar unas secuencias de su ya archiconocida película “Dos cómicos en apuros”. El presidente Sr. Aznar que gentilmente les había concedido la autorización se ha visto obligado a revocarla debido a los imprevistos surgidos en este país en las últimas horas. Ustedes ya deberían saber que todos y cada uno de los candidatos electos en las últimas elecciones han cambiado de partido político o han votado en blanco o en negro en la sesión de investidura o han desaparecido materialmente resultando imposible encontrar pista alguna de sus zapatos. Se ha organizado un formidable guirigay por lo que el Sr. Aznar no ha tenido otro remedio que convocar a todos los políticos que no estén en estado de “mising” a la Moncloa donde a estas horas se sigue discutiendo si deberían convocarse nuevas elecciones o aceptar el voto, cualquiera que este sea, de los nuevos parlamentarios en Cortes generales o particulares y a quien Dios se la de San Pedro se la bendiga.

Juntamente con el Gordo y el Flaco ha quedado retenido todo el equipo de rodaje con el director Woody Allen a la cabeza. La sala de autoridades del aeropuerto de Barajas parece el camarote de los hermanos Marx. En este momento según se nos comunica por fax Woody trata de convencer a todos los reunidos a la fuerza de que la política es aún más imprevisible que el humor. Groucho, nos dice nuestra corresponsal que confiesa estar enamorándose de la apostura del Flaco, tiene el puro justo bajo las narices del Gordo. Chico y Harpo han conseguido medir la longitud de las piernas de la Roberts y están intentando en estos precisos instantes anotar dicha cifra en la agenda azul del presidente Sr. Aznar que han conseguido “mangar”  vaya usted a saber cómo. Marilyn Monroe está intentando seducir al flaco en dura competencia con nuestra corresponsal pero este indómito cómico no ha caído en la red de la suave caída de ojos de la diva. En cuanto a Mia Farrow está intentando abandonar la película con el mismo histerismo con que un pasajero intentaría abandonar el Titanic.

El personal técnico quiere les sirvan bocadillos de jamón serrano o en todo caso de tortilla de patata si no puede ser lo primero. Las guapas secretarias de los productores Slictik-Lebon están en estos momentos dando una rueda de prensa en una sala cercana. Anuncian que la Moncloa se despejará de un momento a otro por lo que se podrán rodar las escenas previstas en el guión. Por cierto que esto nadie se lo cree. En todo caso se ha previsto un rodaje suplementario en decorados cedidos gentilmente por la RKO. Se solicita de los espectadores que vayan a ver este “flim” genial aunque no paguen ni un céntimo. Lo importante es que aparezca en el ranking de los diez “flims” más vistos de la historia del cine. De ser así los productores se comprometen expresamente a rodar una segunda parte que provisionalmente se titularía: “El Gordo y el Flaco se divierten”.

En la sala de autoridades la presión y la compresión de los residentes en la misma está subiendo por momentos de tal forma que en cuanto el Gordo se afloje el cinturón todos y cada uno serán catapultados a través de la puerta con consecuencias imprevisibles.

Y todo esto por un problema político de muy escasa entidad. ¡Para que luego se fíen de la política!. ¡Donde esté el humor que se quite todo!.

Vayan, vayan ustedes a ver esta genialidad y luego podrán contársela a sus nietos. Vamos, vamos, ¿a qué están ustedes esperando?.

      THE END DE ESTE FLIM