sábado, 12 de enero de 2019

EL DOCTOR FILIDOR





              EL DOCTOR FILIDOR

 Gran aficionado al ajedrez. Logró su plaza de médico residente en el hotel Joie de vivre  -donde tiene una habitación permanente en el último piso, con vistas al mar- gracias a la influencia de un amigo, gran maestro del ajedrez. Ambos pisaron por primera vez el mejor hotel del Cosmos, en opinión de su director Sr. Pestolazzi, con ocasión del campeonato del mundo de ajedrez, concedido por primera vez a este país, Terraluz, y el doctor Filidor decidió quedarse en él para el resto de sus días.

 Para ello pidió a su amigo, cuyo nombre no vamos a dar, porque el nepotismo sigue estando mal visto a pesar de su lado positivo, que intercediera ante su director Sr. Pestolazzi, con el fin de que le fuera adjudicada, a dedo, la plaza vacante de médico residente, creada expresamente por imposición de la FAJEM (Federación de Ajedrez Mundial). Los gerifaltes de este poderoso organismo deportivo temían, muy seriamente, que alguno, o los dos, grandes maestros que disputaban el campeonato ese año, sufriera una peligrosa lipotimia.

El doctor Filidor viste como un petimetre, levita, polainas, sombrero hongo, guantes de piel de cabritilla para cubrir sus manos que sujetan el puño de marfil de su preciado bastón.A escondidas escribe un tratado filosófico. Imitando al gran Aristóteles lleva años trabajando en su "Tractatus de estética o supremacía de la estética sobre la ética". Curiosamente la única belleza que menciona en su libro es la femenina, si bien hay un extenso apartado dedicado a la estética ajedrecística o la suprema belleza del número; como ladrillo primordial en la formación del universo y encrucijada de posibilidades.

Siempre que se le busca está missing, pero el botones suele estar al tanto de sus andanzas, como de las de todo el personal y clientela del hotel. Acostumbra a localizarlo en menos que termina de cantar un gallo. Le gusta tomarle el pelo y preguntarle por sus avances en el tractatus de estética femenina (el doctor Filidor tuvo la debilidad de comentárselo una vez "sotto voce").

Como profesional de la medicina es un auténtico desastre, debido principalmente a la dejadez con la que diagnostica a sus pacientes, excepción hecha de las bellas damas a las que además de auscultar con detenimiento, acostumbra a convencer para que se sometan a sus técnicas exóticas, tales como diagnóstico a través del iris, estudio de humores hipocráticos, estudio del dedo gordo del pie, etc.

En el caso de Filo y Matilde su sorpresa al conocerlas va pareja con su interés por desentrañar el misterio de estas exóticas damas. Se siente un detective a la busca de los recónditos misterios de la estética femenina.