viernes, 4 de enero de 2019

JIMMY TOU




Ni bien llego al Hotel me entero de que está el bien ponderado y reconocido Dr Crisanto, a quien quisiera consultar estos locos sueños premonitorios de que un Hombre con ademanes muy finos, pero que carece de pelos, demanda de mis pañuelitos y mi sentido del pudor, me dice ninfómana y espera una noche de delirios entre tres...

Tengo que saber a qué se deben estos sueños que me acosan día y noche y no me dejan respirar, se me cae la dentadura y ya no puedo ni hablar.

Si bien es cierto que ansío perder mi virginidad en algún cuarto sombrío de Hotel, no querria que fuera entre piernas y brazos tan blancos que hasta se pudieran confundir con las sábanas.Un hombre que me hablará en alemán y gemirá en Inglés. No señor!! Yo ando en busca de uno más simple, bien morochón que huela a pueblo y que me deje pelos hasta en la almohada, que me cante tangos y que meta sutilemente las manos en mis pañuelitos, así me hace suya sin que me dé cuenta...Son muchos años de soledad y vaya a saber si me animo, si se puede sondear mis adentros.. Ay!!! cómo me acosa la duda!! Necesito de magia blanca para que me devirguen dormida... Creo que eso será lo mejor. Dormida, sí señor... Pero Por favor que no se me aparezca en mi sueño ese depravado blancuzco y lampiño!!!!

Y lentamente y en puntillas de pie, Filo se acerca sigilosa a la puerta del saloncito VIP para ver si acaso pudiera conversar con el profesional, que según ella, encontrará la clave y la solución a su triste padecer.


Finalmente nos asignaron nuestras dependencias: mis padres juntos en una matrimonial, y yo en una single. No les diré que la cena en el "Joie de Vivre" fué excelente, sino deliciosa y exquisita: Petitt bouchée de caviar para el aperitivo; langosta con salsa de ostiones de entrada; abutarda a la cacciatore de fondo; mousse de marrón glacé de postre; café y créme de menthe aux frappé de bajativo. Digamos que una buena cena siempre encuentra un paladar sensible de gourmet.

Hoy por la mañana me enteré de que doña Filomena Masturano había ingresado al Hotel. Parece que la pobre está entrando en delirio, y por lo que me han contado, anda con sueños premonitorios que la tienen algo descompuesta. Según el Dr. Crisanto sufre de repentinos espamos psico-vaginales debido a una histeria mal tratada. Hasta tal punto llega su delirio patológico, que todavía anda pensando en perder su virginidad. Se ve que ha perdido la memoria por completo si es que no sufre de Halzheimer.

Sin embargo me he dado el valor suficiente para acceder a sus delirios, por más que me halle un degenerado, blancuzco y lampiño que murmura en alemán y gime en inglés. Estoy seguro que cuando sienta mis manos acariciando sedosamente sobre sus muslos sus hormonas cobrarán vigor y la entrega será completa. Pero esto no es precisamente lo que me quita el sueño, lo que más me intriga hasta el momento, es que todavía no he visto llegar a Carlos Lebon... No sé en qué ha quedado todo el amor que me juró -ni menos- los besos que le di. No sé qué excusa podrá darme, pero no le perdonaré que falte a nuestra cita secreta. Hablaré con el Detective del Hotel para que le haga el seguimiento.

A ver si hoy puedo asistir a la conferencia del Dr. Crisanto: tengo entendido que hablará del Nahual, el Mezcalito y el Peyote.

En el intertento me iré al fumoir a disfrutar un café cortado y enterarme por los diarios de los chismes de la ciudad.



Nada, nada, no hay problema, jaja, dice el Sr.Pestolazzi a cuyos oídos han llegado rumores sobre huespedes en el hotel que desean utilizar los servicios gratuitos de D. Crisanto y del doctor Sun. Solo tienen que dejar un mensaje en conserjería solicitando estos servicios y los propios interesados darán dia y hora de consulta a sus clientes. Al efecto se abre un buzón en conserjería para que todo el mundo pueda solicitar día y hora de consulta.

Claro que también está dispuesto al efecto el padre Cañibano. A todos aquellos que deseen una confesión general de sus pecados les advierte que antes deberán ponerse a pan y agua, o sea ayuno y abstinencia, durante dos días y ni se les ocurra dejarse seducir por ayuntamiento carnal. A su confesionario deben acudir puros y limpios -bien duchados si es posible-.

En cuanto a Lin yi, profesor de Taichi solo tienen que dejarle nota sobre los temas que deseen tocar en sus clases: relajación, meditación transcendental, cómo combatir el miedo, el estrés, concentración mental para exámenes, etc.



Me dijo el Señor Pestolazzi que se abrió un buzón en Conserjería y ya mismo solicito urgente fecha y hora de consulta con el Profesor Crisanto, con el Dr Sun y con el padre Canibaño!!! Algunos de todos ellos podrá ayudarme con mi triste padecer...

Me contaron por ahí que me creen histérica y con mala memoria... Si bien es cierto que soy despistada, no creo haber perdido aún mi castidad porque jamás he sentido espasmos ni locos delirios en brazos de hombre alguno. Es que Señor, si eso hubiese pasado, no estaría tan sola deambulando por los pasillos. Pues el día que encuentre esos brazos viriles, no dejaré jamás que de ellos me libere ni un mortal.

Si bien es cierto que mi ansiedad es profunda e inconmensurable sigo resistiéndome a la idea de caer en la bajeza de un personaje ruin, blancuzco y lampiño, quien pretende despertarme en un estallido de hormonas. La sola idea de que ocurriera me produce escalofríos, me hace vibrar mi dentadura y se me caen mis pañuelitos.

Yo creo que este acoso de sueños y lujuria me está enloqueciendo porque siento ya una sombra que me persigue por los pasillos...Por Dios y los Santos Evangelios cómo necesito esa cita!!!


Esta Filo siempre tan despistada. No se ha enterado que las notas se dejan en el buzón y la ha dejado sobre el mostrador. Suerte que Brunelli la ha recogido del suelo, la ha leído muy curioso y la ha puesto en el buzón. Imagino que allí habrá respuestas.


Mi muy querido paciente Jimmy Tou (eso del temor a la transferencia doctor-paciente son mandangas inventadas por profesionales poco generosos que pretenden aislarse tras un cristal antibalas al tiempo que cobran suculentos estipendios por las ventanillas): Debo decirle que su caso me apasiona y tal vez necesite usted una sesión en debida forma, con diván y todo eso. Ya buscaré hora porque ando muy ocupado. Este hotel parece más bien un frenopático y no anda lejos el día en el que yo mismo tenga que psicoanalizarme. Pero ahora no me puedo permitir ese lujo.



Veo por sus manifestaciones conscientes que su subconsciente anda un tanto revuelto. Necesita usted compañía, diálogo, amistad, mucho amor y bastante sexo, no nos engañemos. Que la mayoría de los problemas de los ciudadanos en esta maldita sociedad reprimida y arterioesclerotizada proceden de ahí y no de otra parte. Pero nadie se atreve a reconocerlo. El sexo es un tabú poderoso que puesto en manos corruptas manipula, controla y acaba por llevarnos al mísero sexo del consumo desenfrenado. Como si un móvil fuera un consolador y un reality show televisivo una orgía romana.



No me sorprende que haya usted tenido que recurrir a Nina, aunque no tengo muy claro si este recurso prosperó o fue denegado por el tribunal. Esto, querido paciente, no sería malo que lo contara publicamente, porque usted ya sabe que todo lo que se guarda en el subconsciente acaba por pudrirse y oler a muerto. Aunque lo que deduzco de sus cuitas, que son muchas, es que Nina es para usted un pasatiempo y que su verdadero amor es la señorita Filo, que no le hace caso porque sus ofertas seductoras no son suficientes para terminar con los miedos e inhibiciones de esta adorable criatura llamada Filo.



Usted debería moverse más y dejarse de tanto lecho y tantas ataduras, que no parece sino que tenga algunas vetas de sadomasoquista. Mire, hay muchas formas de seducir a una señorita tan recatada como Filo. Mándele flores (creo que en el vestíbulo hay una floristería de primera, atendida por una señorita recién asecendida de segunda división a primera -creo que se ha operado el pecho-) o invítela a una buena cena en el restaurante (creo que el maitre Aloxius Alpedrete está deseando conocer nuevos huéspedes, que el restaurante está un poco de capa caida) o dele una serenata nocturna ante su habitación con un mariachi. Vamos, vamos, que imaginación no le falta.



En cuanto a Carlos Lebon puede que sus requerimientos no vayan por el camino adecuado y se deje ver si usted le propone conocer ciertas zonas de la ciudad que de noche tienen una vidilla que ya,ya. Puede que le tenga un cierto miedo y no se lo reprocho. Cítele en un lugar adecuado, un cabarete por ejemplo, y allí descorche una botella de champagne francés en su honor (no sea rácano) y luego inviten a un par de señoritas a su mesa y tal vez de esta manera usted consiga charlar un rato con su amigo que debe conocer muy bien pero que no lo parece.



En cuanto a lo que me cuenta del detective del hotel ya me han llegado noticias que me hacen pensar que su pose de macho arrasador de hembras es solo eso, una pose. Tengo ganas de que pase por mi consulta pero el Sr. Pestolazzi lo va retrasando todo lo que puede. Tal vez por miedo a quedarse sin detective. Le tengo yo ganas a este Asta de Toro Rodriguez porque daría mucho juego en mi consulta.



Puedo decirle que acostumbra a patrullar el hotel con una magnum 45 enfundada por delante, en el cinturón, y con el cañón hacia abajo, lo que me hace temer por sus partes pudendas. En cuanto ve a una señora hincha el pecho, se abre la chaqueta y enseña su magnum, pero todas salen corriendo. Nuestro detective tiene fama de machito peligroso, creo que incluso llegó a secuestrar a una cliente en cierta ocasión y a punto estuvo de parar entre rejas. Al parecer la cliente no quiso poner la denuncia correspondiente y sí contratar a nuestro detective como guardaespaldas.



Eso me hace pensar que lo que cuenta usted ha podido ser un delirio provocado por la reclusión solitaria que lleva en su habitación desde que se hospedó en el hotel. Claro que no pondría las manos en el fuego por Asta de Toro Rodriguez, ni por él ni por nadie. Otros rumores no confirmados hablan de que algunos clientes le han visto vestido de drag queen en una sala de fiestas del barrio chino. Otros a su vez dicen que en sus ratos libres Asta de Toro hace de guardaespaldas de una madama muy conocida. Una tal Lily. Pero no puedo aceptarlo, de momento, porque a esa tal Lily y a sus pupilas, casi todas, las conocí en Madrid no hace mucho tiempo, antes de ser contratado por Pestolazzi.



Mucho me temo que esto es un lío pistonudo, como oí decir en cirta ocasión a un castizo. Creo que eso de pistonudo viene por los pistones de los coches, aunque podría ser cualquier cosa, que yo soy de ascendencia italiana y no comprendo muy bien el lenguaje castizo o cheli. Me temo que deberán ir pidiendo hora todos ustedes y comenzar un psicoanálisis de una década para aclarar tanto desbarajuste.



En cuanto a los ruidos nocturnos bien pudieran ser vampiros con forma de murciélagos o algún amante desesperado que anda de ventana en ventana o tal vez ciertos fenómenos paranormales que requieran la intervención de D. Cristanto, mago blanco. Usted verá, pero yo le aconsejaría que saliera de su habitación y comenzara a moverse por el hotel como una peonza. Así lo que le suceda le ocurrirá rápido y dejará de sufrir esos ruídos nocturnos y esas fantasías sadomasoquistas que no es que sean malas pero donde esté la actividad que se quite la fantasía. No es por nada. Y se me ocurre que el padre Cañibano tal vez tuviera algo que decir, pero no hay quien lo saque de su capillita y de las confesiones generales a ciertas beatas de la ciudad que han dado con él, ¡vaya usted a saber cómo!.



Un saludo afectuoso y no se olvide que tiene hora concertada con su terapeuta. No sabemos aún qué hora porque eso dependerá de imprevistos.



Mientras tanto muévase que la quietud es el diván del demonio según dice el padre Cañibano.



El doctor Sun, discípulo de Sun.





Estimado Dr. Sun:

Me he enterado que Don Carlos Leblon ya está en el Hotel. En vano he tratado de sobornar al Sr. Olmos para que me diga en que habitación se aloja. No le puedo decir la congoja que se alberga en mi corazón, después de tantas promesas que me hizo. Le repito que en el viaje de San Petersburgo a Buenos Aires, logró seducirme en cuerpo y alma, y hasta el momento -pese a que le prometí mantener nuestra relación en el más secreto sigilo- no se anima a recibirme.

Invité a doña Nina a mi cuarto (sin que lo supieran mis padres) para que me diera valor y consejos para rescatar el amor de este señor que me trae loco y casi desquiciado.

Doña Filomena Masturbano, pese a todo el fraternal amor que le profeso, se declara tímida y no se anima a perder su virginidad -según ella- con un espantapájaros blancuzco y lampiño como yo. No sé qué hacer. Ni siquiera estoy entre la espada y la pared, sino que virtualmente en el limbo.

Por las noches, en la soledad de mi habitación, escucho voces, golpes en la puerta, en la ventana de mi balcón, pero me asomo, y !nada!

A tal grado llega mi desesperación y conturbación, que ayer tuve que pedirle al detective del Hotel, don Antonio Asta más conocido como Toro Rodriguez, un para de esposas y, en secreto acordamos que me ataría las manos con las esposas a eso de las 11:30 de la noche, para liberármelas a primera hora de la mañana.

Ayer cuando vino a cumplir el acuerdo, lo noté que hacía mucha parsimonia antes de liberarme las esposas. Descubrió las cobijas de mi cama y me quedó contemplando largamente. El sabe que yo suelo dormir desnudo. Después de contemplarme largamente, el Toro Rodriguez me preguntó: "¿Y cómo ha amanecido hoy don Jymmy?"

Sin poder contener mi furor le espeté: "Desátame ya, infeliz, que tengo los brazos entumecidos"!

No obstante, con su mismo gesto prepotente pero ahora lleno de lascivia, procedió a desatar una de mis muñecas para cerrarla nuevamente en uno de las varillas del respaldo de mi cama.

Presa de terror le girté: "Te doy 24 horas para me liberes de estas esposas!"

Como si no hubiera escuchado nada, prosiguió contemplando mi cuerpo preso de una voluptuosidad indescriptible. Un hilillo de baba le chorreaba por la comisura de sus labios. Acto seguido, comenzó a abrirse la guerrera arrojándola al suelo. Un pecho fornido y velludo apareció ante mi vista. Y, cada vez, con movimientos más lentos, el Toro Rodriguez, comenzó a desatarse su cinturón de cuero. No alcancé a dicir ni "pío" cuando me coge con sus musculosos brazos por los tobillos y me voltea en la cama, boca abajo. Ni un segundo pasó y me da tres azotes en las nalgas que me enardecieron como un volcán. ¿¡Que pretendes de mi Toro!? - le grité. No hubo respuesta.

En ese momento, creo haber sufrido un ligero desmayo. Cuando volví en mi, me desperté sintiendo un jadeo du búfalo en la nuca.

Yo no sé cómo fué. Qué pasó. Pero ahora me hallaba liberado de las esposas, laxo y sereno.

Lentamente me volví, miré a mi alrededor. Pero el Toro Rodriguez, ya no estaba en mi habitación.

Dr. Sun, le comento este episodio para su análisis, y espero lo mantenga en la más estricta confidencialidad.

Alguna explicación habrá de haber.

Agradecidamente suyo,

JymmyTou






Hoy, en medio de las dudas y las sospechas, con mi corazón atribulado, llamé por el interno al Padre Cañibano para que me diera una audiencia. Sin ninguna resistencia accedió a mi visita. Provisto de su sotana, su estolas y epístolas, me recibió en su cuarto. Libros de todos tipos, clases y órdenes muy bien empastados yacían tirados por doquier. En la perilla de su catre pendían su silicio, su escapulario y su casulla.. Trás ofrecerme un vinillo ajerezado, me preguntó por el motivo de mi visita.

"Estoy muy angustiado Padre Cañibano -improvisé- pues desde que estoy llegado a este Hotel, espero a un hombre que habiéndome profesado todo su amor incondicional, no se ha hecho presente".

"¡Pero qué cosas me cuentas, hijo mío!" -replicó Cañibano.

"Difícil de explicar padre, pero he de confesarle que don Carlos Leblon, se ha instalado en lo profundo de mi corazón, mi alma y mi mente". "Tanto así, que he tenido que recurrir al Toro Rodriguez -detective de este Hotel- para que todas las noches me ate las manos con esposas, para no desembocar mi pasión en actos non-sanctos"

"Proseguid" - me respondió el Padre Cañibano-

"A resultas de ello, el bribón del Toro Rodriguez, me ató de manos a las perillas del catre y procedió a ultrajarme a su antojo y amaño".

"¿Contra tu voluntad, Jimmy"?. "Sí Padre, le dí 24 horas para que abandonara mi habitación, pero el cretino se negó, y sucedió lo inevitable"

"Terrible situación, hijo mio" "Y, ¿Estás arrepentido, Jimmy?

"Para nada, Padre Cañibano" - "El motivo de mi visita era plantearle, si le interesa que hagamos un "manage-a-trois" con el Toro Rodriguez......"



El padre Cañibano es un anciano muy anciano, el pelo canoso, pequeñito y poquita cosa, muy bajito. Anda como si pisara huevos pero su lengua es tan ágil como antaño. Nadie sabe cómo llegó al hotel porque su sotana está raída y no oculta en el breviario una tarjeta visa oro. El botones, que siempre se entera de todo, dice que con la colecta de sus seguidores se ha recorrido medio mundo predicando su cruzada que siempre termina igual: arrodilláos, pecadores, que el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina.

Al parecer ha encontrado en el Sr. Pestolazzi un buen aliado. Este hombre perfumado es muy inseguro, todo le da miedo y busca en la religión un asidero para sus múltiples dudas. Antes charlaba mucho con Don Constante, clérigo protestante, pero hace algún tiempo que desapareció sin dejar rastro. Ha recibido al padre Cañibano con los brazos abiertos y le ha puesto a cargo de la capillita del hotel y le deja un saloncito muy recoleto para que charle con sus beatas. Estas enseguida se han enterado de su estancia en el hotel y le asedian noche y día.

A veces se queda solo en el saloncito, paseando a pasitos cortos y leyendo el breviario, en latín por supuesto. Es un libro viejo y resobado. Dice la misa de Pio V y nunca se ha quitado la sotana, ni para irse a la cama.

En esta situación lo encuentra un huesped que se ha colado como Pedro por su casa. Le pide confesión y el padre Cañibano lo mira asombrado. Es joven y viste un tanto estrafalariamente. No sabe si le está tomando el pelo, pero por si acaso se pierde una ovejita descarriada decide escuchar sus cuitas. Sentados en dos butacones orejeros Jimmy Tou, así dice llamarse, le cuenta sus ansias libidinosas y el padre Cañibano respira entrecortadamente. Por un momento siente la tentación de excomulgarle y anamatizarle, luego de darle con el breviario. Finalmente se pone tan colorado que se atraganta y tose como si tuviera la gripe aviar.

Cuando el muchacho le habla del detective del hotel, Hasta de Toro, y de sus historias perversas el pelo canoso del padre Cañibano se pone negro como la tinta. La proposición final es apocalíptica. Jimmy Tou le sugiere un trío con el detective y nuestro buen anciano está a punto de estallar. Se pone de rodillas, se persigna y comienza a exorcizarlo como si fuera el mismo demonio. Vade retro Satanás.

El padre Cañibano sufre un ataque apoplético y Jimmy Tou creyéndolo abismado en profundos pensamientos se retira con una sonrisa sardónica en la comisura de los labios. ¿Qué anda tramando este jovenzuelo?. Tal vez sea el mismo demonio disfrazado de Jano, el de las dos caras -¿o eran más?-.

Otro día les hablaré de la cruzada del padre Cañibano, váyanse preparando.




Por una de esas casualidades, aburrido y sin saber qué hacer, despues del soponcio que le provoqué al padre Caribaño, quien me dió con el brevario por mi osada proposición, me fuí a uno de los salones del Hotel donde para grande de mis sorpresas, habia un Blüthner de concierto, con una cola más larga que el vestido de Sissy. Impulsivamente compencé a tocar unos acordes de "Mi Corazón se abre a tu Voz", de Sanson y Dalila de Camille Saint-Säens. No hube bien avanzado los primeros compaces, y siento detrás mío una voz tan poderosa, prístina y cristalina, con una coloratura que nunca habia oido antes. Seguí tocando de memoria.... "!Repond a ma tendresse"! seguía canatando la voz, que por están tan cerca mío, casi me reventaba los tímpanos. Lo que sigue es casi innarrable: la soprano de coloratura, se emocionó tanto con el pasaje, que su voz se quebró definitivamente al final del pasaje.

!Se trataba nada menos que de Sofía de Hannover!

Repuesta de la emoción, procedió a presentarse y me felicitó por la facilidad de que -sin conocernos- hubiéramos hallado tan espontáneo afiatamiento entre piano y voz.

Tras ver a esta coloso, mas grande que ropero de tres cuerpos, sólo atiné a invitarla a tomar una copa de champagne en la terraza del Hotel junto a la piscina.

Me contó de su trayectora por los diversos escenarios del Metropolitan, La Scalla, El Colon, The Royal Opera House. Como anécdota me narró que cuando le tocó hacer "Brünhilde, en Die Walküre, en los Festivales de Beyreut, el regisseur había pensado ponerle un caballo de verdad para entrar a escena, pero debido a su peso, no hubo animal que la resistiera....

Como la viese un poco deprimida, le ofrecí invitarla a una cena íntima en mi habitación, la cual aceptó sin tapujos y con cierto entusiasmo.

Cenamos frugalmente unos cuadros de canapés de salmón de roca y caviar y una variedad de quesos con frutas, regado con un Chardonné bien heladito.

Al final de la cena, le pedí como un favor que me cantara el pasaje de la "Inmolación de Brünilde" del Ocaso de los Dioses. Yo tendido sobre mi cama, la observaba cómo su garganta vibraba con sostenidos trinos. Fué tal su ímpetu en la interpretación, que en vez de arrojarse sobre la pira, se arroja con sus 180 Kilos sobre mi! La cama se desplomó por completo. Y me hundió dos costillas.

Al estruendo, llegaron el Señor Olmos, el Toro Rodriguez, y el padre Caribaño.....

Al contemplar la escena, se miraron los tres, meneando la cabeza.

Cosas de artistas......



Sofía de Hannover es una mujer gruesa –no diremos gorda porque eso no se lo dice un caballero a una dama, pero gruesa sí que es gruesa- y aparte de su condición de soprano en declive las grasas de su mala época, cuando el director de orquesta doctor Karoján la dejó y se puso a comer pasteles como una loca, nunca perdió su condición de amante apasionada y compulsiva. Tanto que lleva una agenda para recordar el nombre de sus numerosos amantes.



Como su recital en el hotel se suspendió, por imprevistos, esta noche caminaba a pasitos cortos y muy pesados hacia el salón donde los varones suelen fumarse sus puros (la prohibición aún no ha llegado al hotel) buscando compañía para combatir su soledad y sus cuitas. De pronto oyó en una esquina el piano de cola que tantas veces tocaran sus acompañantes, cuyos nombres ya olvidó como olvida todo. Se lo ha regalado a Pestolazzi quien lo colocó inmediatamente en el salón de los fumadores a ver si lograba ahuyentar humos y atraer melómanos.



Las manos suaves de un joven vestido de manera rara (Sofía utiliza un monóculo porque le está fallando la vista, entre otras cosas) acariciaban una melodía con impulso romántico. La reconoció al pronto, Camille Saint-Saens, Sansón y Dalila que ella cantara en el Liceo de Barcelona hace ya tantos años que un suspiro terrible sale de su boca como un vendaval. Y se puso a cantar con la pasión de la juventud.



Un joven y además melómano, y por si fuera poco delgado y atractivo. Sofía de Hannover no cabe en sí de gozo y le falta tiempo para invitarlo al restaurante donde Aloxius Alpedrete les prepara algo rápido, por las prisas. La soprano invita al joven a su cuarto donde se ha mandado instalar un piano de andar por casa, para emergencias. Decide reinterpretar su papel de Brunhilde que tanto éxito le diera con Koraján. Llega al éxtasis y no puede soportar más su pasión amorosa. Se lanza sobre el pobre Jimmy Tou que la mira asombrado porque por mucho que lo intenta no puede mirar nada más en el cuarto, ella lo ocupa todo.



De pronto una enorme mole amorosa cae aplomo sobre el lecho de Jimmy Tou que queda atrapado entre las carnes de Sofía y el somier que ha dado en el suelo con tanto impulso. El joven, ingenuo él, piensa que ha sido el deseo incontrolable de la soprano de arrojarse a la pira la causa del desastre. No conoce las toneladas de pasión que albergan los pechos de la soprano, que se pone a buscar al jovenzuelo entre el estropicio, ansiosa por oprimir su figura contra sus pechos maternales. No puede encontrar nada que no sea ella misma y entonces llama al detective del hotel que aparece con la magum 45 desenfundada y a punto de disparar a todo lo que se mueva (menos mal que no se mueve nada). El Sr. Olmos, jefe de camareros, aparece por allí, temeroso de que el Sr. Pestolazzi le achaque el estropicio y el padre Cañibano por si fuera precisa la extramaución o la confesión “in artícolo mortis”.



Visto que visto el panorama todos mueven la cabeza y salen corriendo cuando la famosa soprano, a voz en grito, les pide ayuda para ponerse en pie y socorrer a su adorado jovenzuelo, Jimmy Tou, que no sabe dónde encontrará su cabeza, si la encuentra.






Después de este desastre con doña Sofia de Hannover, mi eterna espera por don Carlos Lebon -que nunca responde a mis llamados a su habitación- la contumaz negación del Padre Caribaño, el vejámen sufrido por el Detective del hotel, Antonio Asta, (El Toro Rodriguez), no quiero siquiera enterarme de que un Gigoló se ha instalado en este hotel!. Anoche hablé con mis padres, y tras largas explicaciones, les dije que partiría rumbo a Buenos Aires en busca de..... nuevos aires.

Espero que tal aire, cicatrice mis heridas. Acabo de romper mi retrato, y me siento rejuvenecido como Cleopatra despues de su baño de leche.... "!Mohamed!" - "!Sécame!".

¡Este hotel me asfixia! Que estuve a punto de arrojarme de la ventana del 5to piso como Mademoiselle Le-Louch en la cinta de Roman Polanski.... No duermo tranquilo. Oigo mil pisadas y carreras por los pasillo en las noches. Golpean mi puerta y ventanas.

Doctor SUN! Adios. Ya nada me sirve: no puedo dormir ni con su té de naranjo.

Mañana me embarco en el Queen Mary. Me voy para Buenos Aires.

Adios. Este hotel se ha convertido en !"la casa de los espíritus"!





Que nada facil fue llegar el Hotel Joie de Vivre, -màs aùn con mi familia a cuestas - Obviamente que no dejó de llamarme la atención el cartelito pegado en la habitacion pegada al lobby "Conferencias-coloquio de D. Crisanto, mago blanco". Y yo, aparte de ayudar a mis padres con sus bultos y baùles, tuve que ensuciar mi estupendo traje blanco de lino, y rozar mis zapatos bicolor con ese maldito betùn de las maletas. No sè, a estas alturas parece que ya no se puede ser elegante! Y la servidumbre, totalmente inútil.

Algo habia leído de los cuentos de don Juan de Carlos Castaneda, y el "cartelito" sobre la conferencia de D. Crisanto, me intrigó de entrada.

Sin embargo, pese a haber arruinado mi traje de lino y mis zapatos bicolores, lo principal habíase logrado: Notre arriveé dans l'Hotel Joie de Vivre!

Ahora tenia que averiguar donde o cuando llegaria Carlos Lebon y esa ninfómana de la Filomena Masturano!

Con la parsimonia de costumbre tuve que soportar el interminable soliloquio del Sr. Pestalozzi, quien me habó del tiempo, de la posible guerra, y de la "extraña" conferencia que dictaría Don Crisanto.

Instalado en mi habitación, recordé "LA MARCHA NOCTURNA" -este es el más alto grado de la brujeria y ahora, durante mi estadia en la Joie de Vivre tendría que poner a prueba todas mis artes para zafarme o integrar a la Masturano, y lograr esa comunicación sutil con Carlos Lebon. Imagino sin saber como abordar a Carlos Lebon: creo que le interesa la mùsica, Vivaldi, Bach, Rossini y los pintores impresionistas. Pero en fin, lo imporante es que luego llegarán Carlos y doña Filo y tendré que enfrentarlos como corresponde.

Obviamente que no me perderé la conferencia de Don Crisanto - me han dicho que es un hombre de gran conocimiento - aprovecharé de consultarle sobre la iniciación esotèrica, si requiere mucho expendio de energia sexual o si debo mantener castidad.






Dígame alguien por favor en qué habitación se halla ese maldito Doctor Carlo Sun!

Que con mi traje de lino hecho leña, mis zapatos arruinados, y mis padres cateteando encima mío no aguanto este exordio del "Heraldo del bien que Vendrá"! Será el Hotel Joie de Vivre, pero necesito un psiquiatra urgenteeeeeee!!!!!! El olor aqui es apestante! Tanta mujer histérica! Tantos excéntricos llegando. Como si se hubiesen acordado para este encuentro. A veces pienso que vamos en el "Expreso de Oriente" o como que estamos próximos a amprender el Viaje a Reims....

Ya sé que el Dr Sun es bajito, enjuto, morenazo como buen siciliano que es; y que sus orígenes le han dado más problemas que sus locos. Pero yo estoy loco tambieeeeeeeen! Imagínense: sin todavía ver a Carlos y sabiendo que la Masturano me acosará en cualquier momento. Si al menos hubiese aparecido el señor Buenavista para distraerme un poco con su charla de su paso por el MIT y las competencias de regata en Boston! O comentar al menos las famosas amistades del presidente del FMI..... Pero aquí estoy esperando en medio de este marasmo esperando al Señor Olmos que se digne a recibir a mis padres, a mi, (pobrecito yo) y nuestro equipaje. Jefe de Camareros! - de seguro se está masturbando con una pelicula porno con algun coleguita!-

Que horror! son las 11 de la noche y recién nos han asignado nuestros cuartos!

Creo me daré un baño de tina y despues veré si es que puedo bajar a comer algo.....




Ni bien llego al Hotel me entero de que está el bien ponderado y reconocido Dr Crisanto, a quien quisiera consultar estos locos sueños premonitorios de que un Hombre con ademanes muy finos, pero que carece de pelos, demanda de mis pañuelitos y mi sentido del pudor, me dice ninfómana y espera una noche de delirios entre tres...

Tengo que saber a qué se deben estos sueños que me acosan día y noche y no me dejan respirar, se me cae la dentadura y ya no puedo ni hablar.

Si bien es cierto que ansío perder mi virginidad en algún cuarto sombrío de Hotel, no querria que fuera entre piernas y brazos tan blancos que hasta se pudieran confundir con las sábanas.Un hombre que me hablará en alemán y gemirá en Inglés. No señor!! Yo ando en busca de uno más simple, bien morochón que huela a pueblo y que me deje pelos hasta en la almohada, que me cante tangos y que meta sutilemente las manos en mis pañuelitos, así me hace suya sin que me dé cuenta...Son muchos años de soledad y vaya a saber si me animo, si se puede sondear mis adentros.. Ay!!! cómo me acosa la duda!! Necesito de magia blanca para que me devirguen dormida... Creo que eso será lo mejor. Dormida, sí señor... Pero Por favor que no se me aparezca en mi sueño ese depravado blancuzco y lampiño!!!!

Y lentamente y en puntillas de pie, Filo se acerca sigilosa a la puerta del saloncito VIP para ver si acaso pudiera conversar con el profesional, que según ella, encontrará la clave y la solución a su triste padecer.


Finalmente nos asignaron nuestras dependencias: mis padres juntos en una matrimonial, y yo en una single. No les diré que la cena en el "Joie de Vivre" fué excelente, sino deliciosa y exquisita: Petitt bouchée de caviar para el aperitivo; langosta con salsa de ostiones de entrada; abutarda a la cacciatore de fondo; mousse de marrón glacé de postre; café y créme de menthe aux frappé de bajativo. Digamos que una buena cena siempre encuentra un paladar sensible de gourmet.

Hoy por la mañana me enteré de que doña Filomena Masturano había ingresado al Hotel. Parece que la pobre está entrando en delirio, y por lo que me han contado, anda con sueños premonitorios que la tienen algo descompuesta. Según el Dr. Crisanto sufre de repentinos espamos psico-vaginales debido a una histeria mal tratada. Hasta tal punto llega su delirio patológico, que todavía anda pensando en perder su virginidad. Se ve que ha perdido la memoria por completo si es que no sufre de Halzheimer.

Sin embargo me he dado el valor suficiente para acceder a sus delirios, por más que me halle un degenerado, blancuzco y lampiño que murmura en alemán y gime en inglés. Estoy seguro que cuando sienta mis manos acariciando sedosamente sobre sus muslos sus hormonas cobrarán vigor y la entrega será completa. Pero esto no es precisamente lo que me quita el sueño, lo que más me intriga hasta el momento, es que todavía no he visto llegar a Carlos Lebon... No sé en qué ha quedado todo el amor que me juró -ni menos- los besos que le di. No sé qué excusa podrá darme, pero no le perdonaré que falte a nuestra cita secreta. Hablaré con el Detective del Hotel para que le haga el seguimiento.

A ver si hoy puedo asistir a la conferencia del Dr. Crisanto: tengo entendido que hablará del Nahual, el Mezcalito y el Peyote.

En el intertento me iré al fumoir a disfrutar un café cortado y enterarme por los diarios de los chismes de la ciudad.



Nada, nada, no hay problema, jaja, dice el Sr.Pestolazzi a cuyos oídos han llegado rumores sobre huespedes en el hotel que desean utilizar los servicios gratuitos de D. Crisanto y del doctor Sun. Solo tienen que dejar un mensaje en conserjería solicitando estos servicios y los propios interesados darán dia y hora de consulta a sus clientes. Al efecto se abre un buzón en conserjería para que todo el mundo pueda solicitar día y hora de consulta.

Claro que también está dispuesto al efecto el padre Cañibano. A todos aquellos que deseen una confesión general de sus pecados les advierte que antes deberán ponerse a pan y agua, o sea ayuno y abstinencia, durante dos días y ni se les ocurra dejarse seducir por ayuntamiento carnal. A su confesionario deben acudir puros y limpios -bien duchados si es posible-.

En cuanto a Lin yi, profesor de Taichi solo tienen que dejarle nota sobre los temas que deseen tocar en sus clases: relajación, meditación transcendental, cómo combatir el miedo, el estrés, concentración mental para exámenes, etc.




Me dijo el Señor Pestolazzi que se abrió un buzón en Conserjería y ya mismo solicito urgente fecha y hora de consulta con el Profesor Crisanto, con el Dr Sun y con el padre Canibaño!!! Algunos de todos ellos podrá ayudarme con mi triste padecer...

Me contaron por ahí que me creen histérica y con mala memoria... Si bien es cierto que soy despistada, no creo haber perdido aún mi castidad porque jamás he sentido espasmos ni locos delirios en brazos de hombre alguno. Es que Señor, si eso hubiese pasado, no estaría tan sola deambulando por los pasillos. Pues el día que encuentre esos brazos viriles, no dejaré jamás que de ellos me libere ni un mortal.

Si bien es cierto que mi ansiedad es profunda e inconmensurable sigo resistiéndome a la idea de caer en la bajeza de un personaje ruin, blancuzco y lampiño, quien pretende despertarme en un estallido de hormonas. La sola idea de que ocurriera me produce escalofríos, me hace vibrar mi dentadura y se me caen mis pañuelitos.

Yo creo que este acoso de sueños y lujuria me está enloqueciendo porque siento ya una sombra que me persigue por los pasillos...Por Dios y los Santos Evangelios cómo necesito esa cita!!!



Esta Filo siempre tan despistada. No se ha enterado que las notas se dejan en el buzón y la ha dejado sobre el mostrador. Suerte que Brunelli la ha recogido del suelo, la ha leído muy curioso y la ha puesto en el buzón. Imagino que allí habrá respuestas.