SAM Y SLIM, EL VENGATIVO
Algún día, no lejano,
conocerán la vida de Slim, el vengativo, con pelos y señales; pero ahora lo que
nos ocupa es la razón por la que este hombre, de unos treinta años, raza negra,
sangre roja, alma blanca (ensuciada por el deseo de venganza contra todos los
que alguna vez le hicieron daño -que fueron muchos- y de la sociedad en general
como nido de víboras y serpientes venenosas) buscó desesperadamente a Sam, tóca
otra vez, Sam, sobrino-nieto del famoso pianista, también de raza negra, el de
la película Casablanca.
Yo puedo aventurar una
hipótesis: Slim estaba, está y estará enamorada de Ingrid Bergman. Por eso no
puede soportar la famosa escena de "tócala otra vez Sam". Slim piensa
que Bogart no se merece una segunda oportunidad y que en realidad la Bergman no
estaba enamorada de su marido (lo que resultaba evidente) tampoco de Rick, sino
de Sam, el simpático negro, gran pianista y discreto admirador en la sombra de
aquella mujer, tan dubitativa como un Hamlet en femenino.
Slim piensa que esa
canción “tócala otra vez Sam” nunca debería volver a ser interpretada y menos
por un descendiente del auténtico Sam. Sería como volver a la esclavitud y
dejarse humillar por el hombre blanco. Piensa que si puede impedir esto, tal
vez la Bergman se case con Sam en el cielo y si eso no es posible puede que
descienda de nuevo a la Tierra y se case
con él, con Slim.
En cuanto a Sam, que
tocaba el piano en un tugurio de Nueva York, ha caído en las garras de Slim,
que le amenaza constantemente con arrebatarle la vida y no sabe cómo librarse
de él. ¿Cómo han venido a parar al Hotel? Solo Pestolazzi lo sabe, pero no lo
piensa contar... al menos de momento.
Slim decide seguir el
consejo de Mórtimer y disfrazarse. Este hombre a cada instante le cae mejor.
Pero esos negocios de que habla le resultan un tanto misteriosos. ¿Acaso el
director del hotel va a declarar la ley seca y Mórtimer está organizando el
tráfico ilegal de alcohol? Si es así, que cuente con él como guardaespaldas.
Se hace con el botiquín de
primeros auxilios que hay en todas las dependencias del hotel y disculpándose
de Mórtimer se encierra en los servicios. Allí se desnuda, se da una capita de
mercurocromo por todo el cuerpo y luego se rocía con polvos de talco por
encima. Se vuelve a vestir y para completar el disfraz de hombre blanco se hace
con un maletín de ejecutivo que alguien olvidó por alguna urgencia innombrable.
Así disfrazado se presenta de nuevo a Mórtimer, que no le reconoce, lo que no
es extraño, dado que parece el cantor de jazz, solo que al revés.
Slim le cuenta a Mórtimer
de qué va disfrazado y éste le escupe encima el trago que estaba tomando.
Cuando recupera la calma, tras troncharse de risa, le dice:
-Usted es único, Slim.
Seguro que haremos buenos negocios.
-Me parece bien, pero
ahora quiero divertirme.
Slim saca la pistola de la
sobaquera y se pone a darle tiros al techo.
-Todos al suelo, c... he
dicho que todos al suelo ( aquí interviene el narrador para explicar que Slim
pasó una temporada en España, donde pudo ver el video del golpe del 23-F, lo
que le acaba de producir un "lapus linguae"), digo no, perdón, todos
en fila india. Vamos a bailar la conga de Jalisco. Ya saben, eso de " A la
combaaa... de Jaliscoooo... ahí vieeeneee... caminaaando"
En este momento entra
Alvarito empujando la camilla, donde Brunelli se va recuperando de la resaca.
-¿Qué zuzede Alvarito?
-Creo que hay una ensalada
de tiros, yo por si acaso me pongo del lado del poder.
Slim aprovecha entrada tan
oportuna para encañonar a Alvarito y ordenarle que encabece la conga de Jalisco
con Brunelli y su camilla a la cabeza. Luego se dirige a todos los carnavaleros
que ni se han enterado de los tiros. Entre la bebida, la juerga y los petardos
que suenan de vez en cuando, han pasado desapercibidos. Slim recarga y vuelve a
disparar al techo, hasta agotar el cargador. Ahora se hace un profundo
silencio.
-Vamos, vamos, señores, no
se hagan los remolones. Todos en fila, tomen de la cintura a quien prefieren y
vamos a empezar el carnaval con la conga de Jalisco. Yo iniciaré el estribillo,
ustedes lo repiten, yo improviso,ustedes repiten el estribillo, entonces
improvisan ustedes... ¿Lo han entendido?
Alvarito se pone en marcha
con Brunelli en la camilla, que se ríe sin entender nada. Detrás los
carnavaleros parecen temerosos y desorientados. Slim entona:
"A la congaaa...
Los políticooos del
mundooo están tomando pildoritas para el mareo... Se van de excursión a Maartee
para negociar con los marcianooos... Y a la congaaa de Jaliscooo... ahí viene
ahí va y ellos se han ido y no volverán.
-Si no resulta gracioso
quien esté detrás en la cola le hará cosquillas.
Brunelli estira la mano y
le hace cosquillas a Slim, que saca otra vez la pistola y le encañona. ¡Menos
mal que el cargados está agotado!